Three - Talia, ¿profesión?, cómplice de un asesino.

{Talia} 

<<—¡Dejame en paz!—grito, amenazándolo con el cuchillo que use para cortar las cebollas.

—¿Por que me amenazas con eso?, ¿crees que podrás asustarme?—dice él, con una sonrisa superior, dando un paso hacia mi. Choco con la alacena al retroceder.

—Te acercas un poco más y esto va a tu corazón de una sola estocada.—mi mano tiembla, pero mi mente sigue firme. Nunca me había podido defender del hombre con el que vivia y es el único momento en el que puedo. Mi piernas están apunto de quebrarse.

En un solo movimiento, el hombre frente a mi se abalanza hacia mi lugar y logro correrme a un lado, haciendo que se golpee con la encimera. Cuando creo que voy a salir de esta, siento que me coge de la falda y me tira hacia él. Forcejeo en el transcurso y me cojo de lo que puedo, hasta soltarme. Corro hacia la habitación y me encierro, hasta coloco una silla en la manija para prohibirle el paso. 

Un golpe, un grito, y así como 5 veces más. Mantengo el cuchillo en alto hacia la madera blanca que separa a ese hombre de mi, que me mantiene a salvo. Si no hago algo, no saldré viva de esta y sere la próxima noticia en el periódico.

Un golpe y la puerta cae medio destrozada al suelo. Grito asustada. Me ubico a un lado de la cama y amenazo hacia la puerta.

El entra sonríendo, con un claro enojo y una mueca de maldad. Muerdo mi labio inferior, sintiendo el frío de mi espina dorsal colar por mi cuerpo. Estoy malditamente asustada. 

Se tropieza con la silla y cae a la cama, pero logra levantarse y cogerme nuevamente de la falda. Grito, intentando apartarme, pero no soy capaz. 

No se como hago, pero en un movimiento rápido el tiene el cuchillo filoso de base blanca en el lado izquierdo de su pecho, desangrándose. Me quedo estática, viendo como su mano suelta lentamente mi falda y va muriendo de a poco. 

Un grito inesperado sale de mis labios al ver un hombre en el marco de la puerta, vestido de negro, mirando la escena sin ninguna expresión. Noto un poco bajo la manga de su chaleco una punta filosa. En cuanto me ve, caigo al suelo arrastrándome hacia la pared, soltando lágrimas. Llega a unos centrimetros mios y se gira hacia mi esposo muerto, lo toma de los hombros y lo arrastra fuera de la habitación, hacia el pasillo. Dura unos minutos y vuelve conmigo. Pensando que será mi fin, cierro los ojos y me acurrucó, pero no siento nada, mas que el sonido del cuchillo caer al suelo y sus manos en mis hombros.

Me levanta del suelo, y quedo a centímetros de su cara. Puedo ver sus ojos azules intensos brillar bajo la tenue luz de las lamparas. Su rostro sigue sin ningún expresión, como si no sintiera nada o no tuviera emociones/sentimientos.

...

Agentes de policías llegan a la puerta de mi departamento y el primero en abrir es el ojiazul. 

—¿Si oficial?—pregunta, sin preocupación, mientras yo muero de nervios por tener un cuerpo sin vida en el piso de mi cocina casi envuelto en una bolsa negra. 

—Unos vecinos nos llamaron preocupados por unos gritos que provenían de aquí. ¿Podemos pasar?

Mi corazón quiere explotar en mi pecho y siento que voy a caer en cualquier momento. No pueden entrar, no quiero ir a la cárcel. 

La solución mas eficiente es decir que no paso nada, que simplemente yo estaba teniendo pesadillas y todo pasará normal, pero no fue así. 

Los oficiales entran primero a la casa y enseguida el ojiazul coge mi brazo, y me saca del departamento, cerrando con seguro la puerta para dejarlos encerrados allí, mientras sale conmigo a correr escaleras abajo. Salimos por la parte de atrás y me sube a su auto.

Conduce hasta un apartamento bastante bonito, donde comienza mi historia con él. Con el asesino de almas incorrectas, por un hombre enfermo y cegado por su propio daño. 

Ahi es donde inicia mi aventura como complice de un asesino.>>

[Mi oscuridad te ciega, como a mi me ciega tu sangre]
Att: Christopher Evans.