Más allá de la muerte

2

Ahí estaba ella; pálida, débil, sin vida.

Nadie podía entenderlo, ella se veía tan alegre, tan bien con su vida, jamás nadie creyó que quisiera morir.
Ella era la alegría de la familia, ella simplemente se veía feliz. Ella era el orgullo de ellos, el problema fue jamás decírselo, no mientras respiraba.

El pequeño Bobby no entendía lo que pasaba, pero lloraba porque sabía que no volvería a ver a su hermana. Su hermana era para él más bien como una segunda madre, todas esas noches en las que tenía pesadillas, todas esas veces que él tenía miedo de los relámpagos o cuando quería ver películas y más nadie quería, ella había estado allí, sin importar nada. Con tan solo cinco años ya había sentido el dolor de perder a alguien que sería importante en su vida.

Y Roxanne... Ella simplemente estaba hecha un desastre. Aquella fría noche de diciembre no asistió a su funeral, eso era demasiado para ella. De hecho, ni siquiera había salido de su cama desde que habían vuelto del hospital, donde confirmaron que Melissa ya no tenía signos vitales.
La había perdido, la había perdido para siempre. No solo era su hermana menor, era mucho más.

Tumbada en su cama mientras se aferraba a una fotografía de su hermana, diciéndose a sí misma que todo era una mentira. Cada gota de lluvia que se escuchaba en el techo era una lágrima derramada por ella, era un trozo en el que su corazón se partía.

Si tan solo le hubiera dicho cuanto la amaba, si ella la fuese ayudado cuando le dijo cómo se sentía, si fuese llegado antes a su habitación... Ella tal vez estaría viva.

—Lo-lo siento... lo siento tanto, Meli. Perdóname, por favor, princesa. Te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo muchísimo. —Su voz se quebró —. Perdóname, po-por favor, por favor.

No podía imaginarse una vida sin Melissa, se había acostumbrado a su risa, a sus groserías, a su voz, e incluso a su forma de mirar a las personas cuando decían algo indebido. Ella había imaginado su graduación junto a Melissa, su primer apartamento junto a ella, su primer trabajo mal pagado para poder pagar ese apartamento, ella había imaginado tantas cosas, tantas cosas que no se cumplirían...

—Jamás te olvidaré, Meli. Te prometo que cumpliré nuestra promesa, te prometo que intentaré ser feliz. Soportaste muchísimo, y estoy orgullosa de ello. Lo hiciste bien, lo hiciste más que bien.

Después de eso vinieron muchas plegarias al cielo, a la luna, a Dios, le pedía que le devuelva a su hermanita, a su Meli.

Y luego reclamos, reclamos a sí misma, a la vida, al azar que la hizo su hermana y la hizo amarla tanto.

Y luego llorar hasta quedarse dormida.

 



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En el texto hay: suicidio, cielo, vida eterna

Editado: 25.11.2019

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