Las nubes oscuras cubren el cielo, sin dejar pasar los rayos del sol y sumiendo el reino en la oscuridad.
La lluvia cae sin cesar, el sonido de la pala mientras toma la tierra y la tira en el pozo destroza mi corazón, sintiendo mis ojos picar por las lágrimas no derramadas, a mi lado está el hermano de mi amada Alfred y su esposa, mi hermana.
Sostengo en mis manos una rosa negra siento el alma abandonar mi cuerpo cuando echan la última pala de tierra los sollozos de mi hermana me hacen querer estrujan mi alma destrozada la tristeza y el sufrimiento son evidentes en el ambiente, siento que lo he perdido todo...
— Ya es hora, Constant — alguien palmea mi hombro y cuando volteo pudo ver a Alfred mirandome con empatía
Asiento antes de inclinarse y colocar la rosa sobre la tierra, esto parece irreal
«Aún puedo sentir sus labios sobre los míos » inconscientemente paso mis dedos recordando su último beso
— ¿Hermanito vienes ?— indaga Milly, mientras Alfred pasa su pulgar con cariño por la mejilla para borrar una lágrima solitaria ella le dedica una media sonrisa
Suspiro.
— Me quedaré haciéndole compañía
Cuando va a replicar Alfred le hace un gesto con la mano a lo que ella guarda silencio y junto a él se dirigen a el castillo, me arrodilló frente a la tumba de mi amada reina.
El dolor en mi pecho es insoportable, lacerante, no puedo creer que no este que la perdí, nunca pence que este momento llegaría
Pienso en el momento en que nos conocimos Dios creo que no había sentido nada parecido
Quisiera culpar a alguien pero es algo que no puedo hacer no hay culpables.
Tal vez solo yo sea el culpable.
Realmente no creo poder aceptar esto me niego a aceptarlo
Yo no puedo perderla
Pero ya la perdí.