Más allá de las estrellas

Capítulo 2

Daphne despertó sudando. Otra vez la misma pesadilla...o mejor dicho su mente recreó los sucesos de hace 1 semana.

Se levantó de su lujosa y suave cama para acercase al balcón de su habitación y mirar las brillantes estrellas. Ellas siempre la tranquilizaban cuando tenía una pesadilla. Siempre se preguntaba "¿Qué hay más allá de las estrellas?"...tal vez nunca lo sabría.

Su fino camisón negro que le llegaba hasta la punta de sus pies era sacudido por el viento al igual que el cabello marrón oscuro de Daphne.

Ella trató de mantener una respiración normal otra vez. Desde que volvieron de Minnesota su mente era atormentada.

Se preguntó que pecado había cometido para tener que levantarse cada noche desde hace 7 días sudando.

Los demás también vivían lo mismo, se lo dijeron. Y posiblemente en menos de un minuto le llegarían mensajes de 6 personas distintas. 
Víctor Tordjman, Martha Beckam, Hayden Giambrone, Robbie Sprayberry, Nasser DeLuca y Brendon Bowers.

Efectivamente en menos de un minuto su celular sonó y trimbró, tenía cómo sonido de notificación la canción "You Should Have Known I'd Leave" de Vast. Entró al grupo de WhatsApp.

Black Birds

Víctor: Octava vez que me ocurre, todas empiezan a partir de medianoche.

Martha: Joder, creo que necesitamos ir con un psiquiatra. No puedo volver a dormir tranquila.

Robbie: ¡Esto es un puto infierno! ¿Qué culpa tenía yo para que cada noche despierte aterrado cuando mi mente recrea esa maldita escena?

Nasser: ¿Y si les decimos a nuestros padres? Presiento que no volveremos a vivir tranquilos.

Brendon: Sería una magnífica idea...

Hayden: ¿Estáis locos? Si le dijera a América, apuesto a que se reiría de mí y me recomendaría ser un guionista de una de una película. Y recuerden que lo que vimos fue horrible, no quiero meter en peligro a mi padre y abuelos.

Era momento de que entre Daphne a la conversación grupal.

Daphne: Hayden tiene razón, no podemos decirles a nuestros padres, no debemos meterlos en peligro y puede que no nos crean. Además, averigüe sobre las últimas noticias de Minnesota y todo está tranquilo. No hay ni una maldita prueba para que nos crean sobre lo que desafortunadamente presenciamos. ¿Les parece si mañana nos reunimos en Blue Bottle Coffe a las 9am y después vamos juntos a nuestra guarida secreta para hablar sobre el tema?

Todos respondieron con un "Ok" y un "Buenas noches, amigos".

Daphne regresó a su cama y cerró sus ojos. Era momento de volver al reino de Morfeo...al menos trataría.

___________________🌟_________________

Luego de siglos Daphne Lockwood pudo dormir tranquila. Lástima que tenía que levantarse para reunirse con sus mejores amigos... ¡Eran vacaciones! Pero, ¿De quién fue la idea de ir a la cafetería? Suya.

Se quitó de mala gana las lagañas y trató de arreglar su despeinado cabello.

Gracias a la vida que su padre no estaba hoy en la mansión. Él y sus malditas enseñanza para que se convirtiera en una gran dama de sociedad neoyorquina.

Ese día no habría clases de cómo ser una "esposa perfecta" para un buen pretendiente.

Felizmente su madre no insistía en que se convierta en eso que su padre quería, pero tampoco se oponía.

Con su padre era Daphne Lockwood, hija de Jake Lockwood y su esposa Camren, y Jake Lockwood el dueño de una de las compañías de fabricación de automóviles más grandes del mundo, Roma; era el dueño de los más importantes bienes raíces del mundo, los más lujosos casinos, bancos, centros comerciales y mucho más. Y Jake daría la mano de su hija a quien a él se le dé la gana cuando esta adquiera la mayoría de edad.

Lo único que ella quería era no casarse para conveniencia de su padre, y como para el colmo su padre conseguiría un pretendiente idéntico a él. Y si al final lograba casarse su vida sería desdichada, esa vida sería controlada por el esposo que escogería su padre. Si se casaba sería con uno que ella llegará a amar; claro que aún eso no estaba en sus planes hasta ser una profesional y salir de las garras de su padre, hasta que sea libre por completo…algún día se iría de aquella mansión de color blanco con piedras grises con los más deseados lujos, más no mucho por ella.

Con sus amigos podía simplemente ser Daphne, miembro de los Black Birds. Podía ser ella misma. De vez en cuando podía meterse en peleas callejeras con sus amigos para defender a los inocentes de Manhattan y hacer travesuras a sus compañeros y compañeras más odiosos como lección.

Si llevaba la cuenta, se habían metido en peleas callejeras 6 veces en sus vidas.

Felizmente nadie los había descubierto. Las buenas notas siempre los salvaban y tal vez, la posición en el mundo de sus padres.

Cuando Daphne terminó de darse un baño rápido y se cambió, bajó al comedor de la mansión y desayunó una deliciosa y nutritiva ensalada de frutas con un vaso de naranja. Algo muy sencillo pero enérgico.

Su queridísimo padre controlaba hasta lo que comía. Jake a veces decía que su hija debía tener un cuerpo perfecto para su futuro yerno. Aunque no debía negar que la comida era deliciosa y tampoco debía negar que había veces en que comía alimentos que su padre le negaba, pero la rutina de ejercicios que su padre le mandaba a hacer quemaba las calorías ingeridas y no quedaba prueba alguna de su desobediencia.

Lo único que podía escoger era su vestimenta. Podía ser elegante, casual o rebelde. Vestidos largos, blusas con mangas largas, jeans, carteras, botas y zapatos con tacos; le gustaba que la mayoría de su cuerpo este tapado, sin dejar a la moda, estilo y elegancia de lado. O poleras, chaquetas, zapatillas, buzos, gorros y chalinas. Daphne Lockwood tenía suerte de que su padre no mirará su armario. 
La mayoría de su ropa era de color negro o azul, aún así nunca dejó de lado los otros colores, para eventos especiales.



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En el texto hay: tragedia, romance, drama

Editado: 24.04.2020

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