1- Un nuevo cominzo.
La alarma sonó, dando el comienzo de un nuevo día, en una nueva ciudad y en una nueva escuela. Moví mi brazo perezosamente para apagar la molesta alarma, me senté en el borde de mi cama, alzando la mirada para encontrarme con mi reflejo en aquel espejo, solo para ver mis moretones, heridas y recuerdos de la escuela pasada. Desvíe mi mirada incómoda, recordando los momentos de humillación y acoso, donde solo deseaba que cada día acabase. Me enderecé de una vez, sacando unos pantalones baggy azules, una sudadera negra y unos zapatos blancos básicos, mientras me colocaba la ropa deseaba pasar desapercibida en esta nueva escuela.
Me dirigí directamente al baño, lavando mi cara, mis manos y mis dientes, me arreglé mi pelo castaño (o eso intenté) y me coloqué mis estúpidas gafas de color negro, las cuales odiaba ya que era un motivo de que las personas se burlasen de mí. Bajé las escaleras hasta el salón, agarrando mi mochila de color verde. Me dirigí hacia la habitación de mi madre, para despedirme de ella y escuchar algunas palabras que me motiven a ir, pero no había rastro de ella, como la mayoría del tiempo. Retrocedí unos pasos y abrí la puerta principal, inhalando el aire fresco y saliendo, cerrando la puerta con un suave ‘’click’’.
Mientras caminaba hacia mi nueva escuela veía a un montón de personas las cuales deduje que iban al mismo lugar que yo, todas iban en grupos, menos yo.
Llegué a la escuela al cabo de poco tiempo. Era enorme. Me podría perder perfectamente con tantos pasillos, conociendo lo torpe que soy, otra cosa que odiaba de mí. Me dirigí hacia mi taquilla número 26, guardé algunos libros que no me hacían falta y cerré la taquilla sin hacer mucho ruido. Mientras me alejaba de allí saqué una hoja de mi bolsillo, el cual tenía apuntado mi horario de clases, a primera hora tenía historia, me gustaba ya que era entretenido, así que no me quejé. Mientras caminaba un poco perdida, notaba las miradas de todos sobre mi, murmullos y algunas risas de fondo. No sabía el qué o porqué, pero algo me decía que todos esos murmullos y risas, iban dirigidos hacia mi. Estaba tan sumida en mis pensamientos que no me di cuenta que choqué con una persona.
Al sentirlo, salí de mis pensamientos, ya con vergüenza, nervios y miedo. Cuando alcé mi mirada. Encontré la mirada de un chico con esos ojos oscuros y dos chicos acompañando a él por detrás, sentí como el miedo me recorrió toda la columna, hasta que su voz grave y ruda me volvió a sacar de mis pensamientos.