Un movimiento inesperado

Casey y Lucían avanzan con paso seguro y sereno, saben que su cuerpo es la única arma con la que cuentan en caso de que el ruso se enloquezca por alguna razón, para nadie es un secreto el carácter que tiene el hombre; sin embargo, eso no representa el más mínimo problema para ellos. Algunos segundos más tarde llegan hasta un cubículo privado donde se encuentran tres individuos, dos hombres de la seguridad ubicados detrás de un elegante sofá de color rojo que con la luz tenue luz parece ser más obscuro, este es ocupado por el tercer hombre. Este mantiene su brazo derecho recargado en el descanso del sofá luciendo un elegante reloj de diseño personalizado en oro con incrustaciones de diamantes mientras que su mano llena de anillos sostiene un vaso de ron.

–Sean bienvenidos, tomen asiento–recibe a sus invitados siendo evidente su acento–, ¿Gustan una copa?

–Gracias–responde Casey tomando asiento frente al hombre con la pequeña mesa de cristal separándolos–. Le aceptaré un whisky en las rocas.

–Tomare lo mismo–indica Lucían abriendo su saco acomodándose al lado de su amigo.

–Y dígame, señor Miracle, ¿A qué debo su insistencia en reunirse conmigo?–inquiere el corpulento hombre entrecerrando sus azules ojos.

–Llego hasta mi información interesante, me han comunicado que desea traspasar su negocio y retirarse a vivir una vida tranquila en Hawái–responde Casey tomando el vaso que uno de los hombres le ha llevado.

–Es verdad, si tiene esa información, estoy seguro que sabe también que tengo otra propuesta bastante interesante–replica llevando su vaso hacia sus labios y bebiéndolo sin el menor gesto.

–Lo sé bien y  le aseguro que puedo mejorar cualquier oferta sin el menor problema, quiero el lugar y creo que vale por completo la inversión.

–Deberé pensarlo, consultarlo con la almohada antes de tomar cualquier decisión, especialmente teniendo en cuenta mi negociación anterior.

Casey sonríe conociendo perfectamente esa estrategia para conocer el interés que se tiene y de esta manera obtener la mayor cantidad posible por el lugar, manteniéndose en silencio lleva a sus labios el vaso de whisky, sintiendo el sabor en su boca mientras dirige su mirada en todas direcciones observando detalladamente aquel lugar.

–Agradezco enormemente su tiempo señor Sokolov–indica terminando su bebida depositando el vaso sobre la mesa de cristal poniéndose de pie–. Vámonos, Lucían, este es un lugar bastante agradable pero es evidente que el señor no se encuentra interesado en venderlo, al menos no a nosotros.
–Es una pena pero estoy seguro que encontraremos lo que buscamos en otro sitio–replica Lucían poniéndose de pie.

–Pero esperen, ni siquiera me han detallado su oferta–expresa el ruso colocando en su rostro una sonrisa ladina.

–Sin importarme cuanto le ha ofrecido Marlon Loughty, yo le ofrezco el doble–indica Casey mirándolo con determinación, sabe perfectamente bien que su propuesta es capaz de convencer a cualquiera–. Espero su respuesta mañana mismo.

– ¿Para qué esperar? Para mí es un completo placer hacer negocios con el gran Casey Miracle, tome asiento y brindemos por nuestro trato.

Lucían y Casey intercambian de manera discreta miradas cómplices sonriendo complacidos de obtener su cometido, vuelven y toman asiento en el lugar que ocupaban segundos antes, el vaso de Casey es rellenado mientras que Lucían recupera su vaso del cual no había tomado ni una gota. Usualmente no acostumbraba beber cuando debía mantenerse alerta pero una vez que la tensión del ambiente se ha relajado brinda con los hombres y lleva la copa a sus labios mojándolos a penas.

Al día siguiente a primera hora, en la mansión Miracle se firma el contrato de trasferencia del casino que pertenecía a Vadim Markovich Sokolov y que a partir de ese momento pertenece a Casey Miracle. Después de hacer la entrega del dinero completamente en efectivo tal y como el ruso lo ha solicitado se lleva a cabo un pequeño brindis por la realización exitosa de dicho negocio.

Es más de medio día, en una elegante oficina, mirando tranquilamente por la ventana se encuentra un refinado hombre en su mano mantiene un vaso de coñac mientras su atención se encuentra en algún punto del exterior que observa desde el ventanal.

–Jefe–lo llaman sacándolo de sus pensamientos–. Tiene una llamada.

–Está bien, retírate –indica girando, deposita su vaso sobre el escritorio y toma el teléfono–. Marlon Loughty al habla.

–Mí querido, Marlon, tengo dos noticias maravillosas–responde una voz conocida de manera animada–. La primera es que ya he descubierto tu treta y la segunda es que nuevamente me he quedado con algo que querías, ten un maravilloso día.

Sin esperar respuesta la llamada termina, la mano libre de Marlon se ha convertido en puño, « ¿A qué se refiere ese idiota? Espero y no sea lo que me imagino.» piensa colocando la bocina del teléfono en su lugar, colocando ambas manos sobre el escritorio analiza sus opciones por un momento.

– ¡Andy, ven aquí!–llama con tono fuerte, haciendo evidente para los individuos del exterior que algo lo ha alterado.

Andy Cross es una joven de veintisiete años de complexión atlética, tez moreno claro, ojos color marrón y cabello negro como la noche, largo, brillante y un poco ondulado de estatura de un metro setenta y dos, es la más inteligente de sus hombres y si no fuera eso suficiente, es capaz de noquear a cualquiera de ellos sin preocuparse. Encontrarse inmerso en aquel ambiente lleno de violencia no es sencillo y menos aun siendo una joven tan atractiva como ella para ello se debe tener carácter y valor y a ella le sobraban ambos, era por esto que se ganaba el respeto de todos y aquel que se atrevía a no tenérselo lo pagaba muy caro, siendo un espectáculo sumamente divertido para Marlon.

– ¿Qué se le ofrece, jefe?

–Necesito que vigiles a la señorita–indica refiriéndose a su hermana–. A partir de este momento serás como su sombra, no puede salir en ningún momento de la casa y si quiere hacerlo, tú estarás a su lado en todo momento.