Más Allá Del Limite

CAPITULO 5

ALEXEI

Mi teléfono vibra en el tablero del auto, por un momento creo que es Natalie, lo levanto rápidamente y respondo sin ver el identificador.

―Señor, ya tenemos localizado el teléfono de la señorita ―habla Mirko, mi experto en sistemas.

―¿Dónde está?

―La señorita se encuentra en Le Gros Luxe, el restaurante del señor Christian.

―Llegare en quince minutos, mantenme informado si se mueve de ahí.

―Si señor.

Corto la llamada y piso el acelerador, esta opresión en el pecho no me ha dejado desde que salí de la casa. No es normal, no me había sentido asi desde que me llamaron del hospital para decirme que Nikolai había sufrido una sobredosis.

Estaciono el auto como puedo y me bajo rápidamente, cuando alcanzo a ver a un auto completamente negro, baja una de sus ventanillas y saca un arma y apunta al lugar, me cubro la cabeza y por instinto me arrojo al suelo.

Siento como si el tiempo pasara lentamente mientras ellos siguen disparando, se escuchan gritos desde adentro.

No, no, no…maldita sea.

Finalmente, los disparos se detienen y el auto desaparece, me levanto y corro a toda velocidad hacia el lugar donde esta Natalie.

Cuando llego hay trozos de cristal por todas partes, así como mesas y sillas volcadas. Recorro frenéticamente a las personas acurrucadas en el suelo detrás de las mesas volcadas.

Hay al menos cincuenta personas aquí, hasta donde alcanzo a ver no hay nadie herido, pero no veo a Natalie.

Veo a dos hombres tirados en una charco de su sangre y el pánico aumenta dextro de mí.

¿Dónde carajo esta?

―¡NATALIE! ―grito a todo pulmón.

Al otro lado aparece una cabeza oculta de cabello castaño asoma su rostro por sobre la mesa volcada. Finalmente sale de su escondite junto con su amiga.

El aire vuelve a mis pulmones, parece ilesa, pero necesito asegurarme. Corro hacia ella y la examino de pies a cabeza.

―¿Alexei? ―murmura―, ¿Qué estás haciendo aquí?

―¿Estas bien?, ¿no estas, herida?

―No, estoy bien.

―¿Estás segura? ―continúo revisando si no tiene alguna herida, pero no veo ninguna.

―Estoy bien, Alexei ―detiene mis movimientos, acunando mi rostro con sus manos. Me detengo en seco y me concentro en sus ojos.

Ella está bien, no le sucedió nada. Esta ilesa.

―¿Ahora me podrías decir que estás haciendo aquí?

―Te dije que te recogería después de tu reunión.

Parece confundida por mi respuesta.

Maldición, no quiero decirle que tuve que rastrear su teléfono para saber dónde estaba, porque estaba preocupado y tenía un mal presentimiento.

* * *

NATALIE

Aun sigo en shock por todo lo sucedido, cuando todo el alboroto comenzó de repente aparecieron dos hombres que intentaron protegernos y nos lanzaron detrás de la mesa, eran los guardaespaldas de las Bianchi y terminaron muertos en cuestión de segundos.

Los gritos de la gente no se detenían, llegue a pensar que lo mismo nos pasaría a nosotras, hasta que los disparos se detuvieron y escuche la voz de Alexei llamándome.

No tengo ni idea de como supo que estaba aquí, pero por alguna razón me siento mejor ahora que está aquí.

―Tenemos que irnos ―dice sacándome de mis pensamientos. Me toma de la muñeca y tira de mí.

―Pero Lina… ―volteo a ver a mi amiga.

―Estaré bien, tu vete ―responde ella con voz tranquila, Lina siempre ha sido la más fuerte de las dos―, yo me llevare tu auto.

Asiento y dejo que Alexei me lleve hasta su auto.

―¿A dónde vamos? ―pregunto mientras me abrocho el cinturón.

―Nos vamos a un hospital.

―No, no iré a un maldito hospital, tengo que ir a ver a mi abuelo.

―No iras a ningún sitio que no sea...

―Ya te dije que estoy bien ―lo interrumpo―, ahora llévame a casa de mi abuelo o me bajare y me iré en un taxi ―amenazo.

Murmura algo en voz baja y arranca el auto.




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