Más allá del puente

CAPÍTULO II: El pueblo de Deneb

Luciela y yo, caminamos hasta la esquina de la calle, ambos cargando a nuestros Oniros. Melia hacía pequeños sonidos mientras se revolcaba en la cabeza de Lu, mientras que ella solo asentía y decía "uhum" de vez en cuando. Supuse que se estaban comunicando y dejé de pensar en ello.

 

Al llegar a la esquina, el camino se dividía en dos, a la izquierda, se encontraba el centro del pueblo y el mercado a donde Lu, debía ir. A la derecha la calle se extendía una cuadra más hasta llegar al límite de la ciudad, la tienda de mi tío y el comienzo del bosque. 

 

-Bueno, Casthiel. ¿Nos vemos cuando acabes de ayudar a tu tío? En el mismo lugar que siempre.- pregunta Lu, mientras se aleja caminando de espaldas, en dirección a la plaza.

 

-Seguro, estaré allí.- no es como si tuviese algo más que hacer. La vida aquí, siempre trataba de lo mismo, todos teniamos una rutina diaria que en muy raras ocacio es, rompiamos 

 

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Nos despedimos y continúo mi camino a la tienda de mi tío. En nuestra comunidad todo estaba bien organizado. Ha existido por al menos unos doscientos años. Construimos viviendas, mercados, carretas, establos, siembras, viñedos y muchas cosas más. hemos vivido en orden, gracias a las pocas reglas que seguimos para evitar que tengamos problemas que amenacen nuestro estilo de vida.

 

Primero: Deben respetarse, las áreas de plantación y de caza, puesto que el espacio donde vivimos, es limitado. Rodeados de un precipicio que parece no tener fondo. Dividimos el pueblo en tres zonas. En la parte norte del pueblo, se cultivan la mayoría de las cosas, trigo, maíz, avena, frutas y verduras. En el sur, se encargan de criar al ganado para consumo de la población. Al este, se encuentra el área de tala y minería y el oeste, lo ocupamos con viviendas y también se encontraba el puente. Todos trabajaban duro para mantener el equilibrio de nuestra comunidad. Nunca expandimos nuestro territorio para evitar invadir las áreas de donde obteníamos las cosas.

 

Segundo: Las parejas formadas, sólo podrían tener dos hijos para evitar la sobrepoblación y que comenzára una escasez de recursos. Solo se harían excepciones con aquellos que durante el mismo embarazo, nacieran dos niños, ya que era algo impredecible. Y debían esperar a que el hijo mayor, cumpliera al menos diez años. De esta forma, se tenía un mejor control de la población.

 

Tercero: Deben evitarse los conflictos. Los asesinatos eran penados con la muerte, pagando una vida con otra vida. Al ser pocas personas, es fácil localizar a alguien, era imposible ocultarse de forma permanente y terminaba pagando su condena.

 

De esa forma, nuestra sociedad ha logrado prevalecer desde su fundación. 

 

En cuanto a quién inició todo. Se cuenta que fueron cuatro parejas, que no iban acompañados por Oniros, llegaron a través del puente y se asentaron aquí. Construyeron algunos de los edificios que aún existen y bautizaron el lugar bajo el nombre de "Deneb". Tuvieron a sus hijos que ahora poseían unos diminutos animales a los que llamaron "Oniros". Y les enseñaron todo lo que sabían. 

 

Pero un dia, desaparecieron usando el mismo lugar por donde llegaron. Dos de sus hijos trataron de seguirlos, pero no volvieron. Los demás, por miedo, decidieron no intentarlo y vivir con lo que tenían disponible aquí.

 

Casi llegaba a la cabaña de mi tío. Aunque realmente no teníamos una relación de família, siempre lo consideré como tal. El fue el mejor amigo de mi padre y me crió luego de que ellos ya no estaban. Se encargaba de mantener el bosque, revisar los brotes nuevos, a los animales, siempre llevar la cuenta de todo lo que allí vivía. Yo lo ayudaba con eso y a veces a supervisar el muro que nos separaba del acantilado en esa zona del bosque. 

 

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-¿Que tal, Casthiel? Me alegra que vinieras- Dice mi tío con un tono preocupado. -Parece que un animal abrió un hueco en el muro. Tenemos que ir a repararlo y esperaba que pudieras ayudarme. De camino podríamos recolectar algunos de esas setas que le gustan a tu amiga.- me extiende un saco, se echa una mochila al hombro y cierra la puerta de su cabaña.

 

-Para ello vengo todos los días- digo mientras observo al Oniro de mi tío salir de detrás de él. Es una mariposa de color negro y manchas violetas. Siempre se le cuelga en su espalda o brazo. Nunca he oído a mi tío hablar con ella, solo sé que su nombre es Porfóla.

 

Tomé el saco que me ofrece y nos ponemos en marcha hacia el bosque. Los árboles son altos y frondosos, tienen forma de cono y están perfectamente alineados unos con otros. En el suelo, crecen flores de diversos tipos y colores, arbustos con bayas y de vez en cuando setas. Recogí algunas y las guarde en el saco que tenía. Luego se las daré a Luciela, seguro que se alegrará.

 

Mientras caminamos, puedo ver algunos animales, conejos, zorros, ciervos. Esta zona del territorio, se mantiene intacta mientras no sea necesario cazar y los animales que la habitan casi no tienen miedo de nosotros.



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En el texto hay: fantasia, misterio, aventura

Editado: 28.04.2020

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