Más Dulce que la Primavera

La primavera

1870.

Hasta que finalmente se ha terminado el invierno. Ahora es momento de que la primavera haga su magia, la cual disfraza el mundo como un lugar mágico. Pero, todos sabemos que la primavera incluye espinas.

Puede que el rey Vash Calloway sea la persona que más ha esperado esta temporada, puesto a que por fin se iniciarán los casamientos de sus hijos.

Fue bendecido con cuatro varones y eso lo ha llenado de orgullo, pues sabe con seguridad que su reinado se extenderá por toda Inglaterra.

Vash ha sido el legítimo heir al trono, tras la muerte de su padre, el rey más cruel que ha tenido Inglaterra. En aquel entonces, todos los habitantes del reino temían que aquellos momentos de crueldad se repitieran, pero no fue así, aunque al inicio no fue una tarea sencilla.

Fue sujeto a la obligación de casarse desde una infancia muy temprana. No es un hombre viejo, (se puede asegurar que parece el hermano mayor de sus hijos).

Vash, a los dieciséis años de edad, tenía dos descendientes; sin embargo, nunca se les permitía compartir más de una hora con ellos. Él debía dedicarse a entender más sobre su pueblo, y en sus tardes libres debía meterse a la cama con la esposa que se le fue dada y que más tarde perdió cuando daba a luz a su cuarto hijo.

Desde entonces él nunca se interesó por tocar otra piel, sino por seguir su deber de aprender de su padre para poder algún día reinar.

Hoy en día se conoce como “el rey solitario”, amado por sus actos de bien y odiado por ser hijo del mal.

A Vash no le interesa mucho lo que se diga de él, pero le importa la reputación de sus cuatro hijos. Mavros, Darwin, Clayton y Frederic; los cuales fueron doctrinados todos por el antiguo rey.

—Si voy a casarme esta temporada, quiero una esposa que siempre mantenga distancia —requirió Mavros, mirando con frialdad a su padre—. No voy a tolerar que invada mi espacio.

—¿Y cómo pretendes traer mi primer nieto al mundo? —Preguntó el rey desde el otro extremo de la gran mesa.

—Tendrás a tu nieto en su vientre antes de que termine la temporada.

El rey se levantó de su silla para retirarse, pero antes quiso ver a la cara a su hijo mayor.

—Te he permitido gozar de tu juventud sin reglas, pero desde el momento en que tengas un anillo en tu dedo, tus acciones mundanas se terminarán. Pertenecerás a esa mujer en cuerpo y alma, y ella te pertenecerá a ti.

Mavros también se puso de pie, entonces su padre se detuvo manteniendo la distancia que el antiguo rey siempre se les exigía.

—Conozco mi posición, padre —dijo con el ceño fruncido—. Y es poner un hijo mío en el vientre de esa mujer antes de que se termine la temporada. Pero lo de pertenecerle a una sola m…

—Es una orden —lo interrumpió el rey—, es una maldita orden. ¿Has entendido?

Mavros mantiene silencio y entonces el rey le hizo la misma pregunta en un tono más alto. En aquel momento no le quedó nada más que asentir y hacer una reverencia antes de marcharse.

El reino se prepara para la llegada de las hijas de Quinlan, quienes fueron seleccionadas por el rey para convertirse en futuras princesas, (claro que cada una en sus temporadas asignadas).

Los finos y delgados dedos son deslizados en el arpa. Esos ojos verdes observan un jarrón de lirios.

Aviv es la primera hija de Quinlan, la más tierna, amable y sentimental.

Sus hermanas terminaron de vestirse para dirigirse al palacio, en el que se llevará a cabo la ceremonia.

A pesar de que las hijas de Thomas Quinlan forman parte de la alta sociedad, estas no tienen ningún título que las destaque, solo las riquezas de su padre, el cual es el artesano de joyas más admirado a nivel mundial. Sus creaciones han cruzado todos los océanos.

—Es hora de irnos —Victoria se acerca a Aviv.

Aviv abandonó la música, se puso de pie y Victoria se acercó con cautela para acomodarle su largo cabello dorado.

—Ay, no puedo creer que te vayas a casar. Durante toda la noche, no pude conseguir el sueño, pensando en que eres toda una mujer.

—¿De veras no pudiste dormir? —se le tiñeron las mejillas de rosa pálido.

—Sí, aunque los ronquidos de tu padre tampoco eran de gran ayuda.

Rieron juntas.

Se percibieron sonidos en el pasillo, debido a que Mar, Hazel y Eira, se acercan.

—¿En serio vas a casarte? —Preguntó Eira cruzándose de brazos.

Aviv se dirigió hacia ellas con una sonrisa.

—También lo harás tú. Todas —aseguró sin preocupación—. Hemos sido elegidas por el rey. Nos casaremos por el orden de nacimiento.

—Tenemos diecinueve —Eira puntualizó.

—Sí, pero nacimos en distintas estaciones —Mar resaltó, teniendo la atención—. No somos hijas de la misma mujer.

—Nuestro padre fue un sinvergüenza —Hazel manifestó—. Él debió ser mandado a la horca. Embarazar a cuatro mujeres por sus bellezas y luego buscar el amor, eso debería ser un delito.

Las cuatro miraron a Victoria, quien se encuentra mirando los lirios.

—Los hombres son difíciles de entender —dijo antes de darse la vuelta—. Pero tienen razón, él debió ser enviado a la horca por sus madres.

Todas sonrieron y se acercaron a Victoria para saludarla con un abrazo.

—¿Alguien me abrazará a mí también? —Quinlan inquirió desde una esquina. Se encuentra leyendo el periódico—. Me siento excluido.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.