Más que nada: dos chicas en una escuela de chicos

CAPÍTULO 14

En contraste con todo lo pasado anteriormente, el fin de semana fue muy divertido. Interesante, en realidad. 

La única vez que entraron personas a mi habitación fue porque Samey, que estaba en segundo año, pasaba por lo mismo que yo ahora: trabajos grupales. Si el primer año no es suficientemente cargado para ti, tienes el segundo. Era el final de la segunda semana de clases y ya tenemos proyectos grupales de física, pero eso no es lo importante.

Cada dos años es la exposición de trabajos. Se forman varios grupos de cada año y se les asigna una materia. Lo bueno es que nos dejan elegir compañeros, lo malo es que nos tocó física. Sí, la materia en la que ya tenemos proyectos de segundo. El profesor se apiadó de nosotros y nos dijo que podíamos hacer una combinación de todos los proyectos para la exposición, no hay necesidad de crear algo completamente nuevo. Y además, nos está ayudando demasiado con las tareas, así que el peso es algo menor. 

Aún así, debí quedarme ese fin de semana en la escuela. Es el único lugar donde podemos reunirnos sin necesidad de viajar por hora, con la biblioteca y aulas de trabajo a nuestra disposición. Pero ese día estaba tan bonito y sin viento que decidimos estudiar al aire libre. Como un picnic de libros. 

—¿Pero qué clase de maqueta vamos a hacer? —preguntó Harold interrumpiendo la caótica conversación—. Porque yo soy malísimo para las artes plásticas.

—Todos lo somos —agarré un libro que hicimos con fotos impresas de maquetas. 

—Por algo estamos aquí —agregó Owen mirando su libro con el ceño fruncido. 

—Nosotros podemos intentarlo —Johnny se señaló a él y a Jerry, quien asintió sin decir nada—. Tenemos hermanas en Ridley que saben de esto.

—¡No, no! —Cerré el libro de inmediato—. Necesito a Jerry para hacer las ecuaciones. 

Él nos miraba a ambos intentando decidir a qué bando se unía, pero Owen intervino.

—Yo las hago —no despegó la mirada del libro, y yo no repliqué. El asunto parecía zanjado, excepto por una cosa.

—¿Y yo qué? —todos miramos a Harold, pensando. 

—Tú vas a exponer —le respondió Owen.

—Todos vamos a exponer, no van a dejar que hable yo solo. 

—¡Ya sé! —se me vino una idea a la cabeza—. Tú serás quien apunte todo lo necesario de las clases y nuestras reuniones. 

Se encogió de hombros y ahí terminó el problema. Mientras los otros dos miraban las fotos del libro, Owen y yo resolvíamos la tarea de esta semana, diciéndole a Harold aquellas cosas que parecían importantes para el gran proyecto. Todos los grupos debían crear un stand y una maqueta, así que podría parecer que era una feria de ciencias como en las pelis. Pero no lo era, ya que veríamos incluso grupos de literatura y educación física. No sé qué se supone que harán. 

Cerca de la cancha de soccer, nuestro grupo no se encontraba demasiado alejado de los demás. Ese fin de semana batía el récord en cantidad de alumnos. Todos los nerds permanecieron en la escuela, junto con aquellos que no querían ser expulsados por sus malas notas. 

De vez en cuando levantaba la mirada para observar a mi grupo. Todos estamos bastante cambiados, casi no parecemos los niños de primer año que éramos. Ahora definitivamente soy la más baja, lo que no ayuda a la constante sensación de que no encajo aquí. Johnny se cortó el cabello, y no tiene esa cara de sueño todo el tiempo. Owen, a pesar de su tendencia a poner cara de amargado (yo lo llamo “el síndrome Samey”), es más simpático. Casi siempre me habla a mi, pero aunque sea responde cuando otra persona le habla. Eso y que casi tiene la altura de Harold, quien ya de por sí es altísimo.

—Por cierto, ¿Vas a hacer alguna audición el año que viene? —le pregunté a Harold. Ya varios de tercero se acercaron para persuadirlo de unirse a sus equipos. 

—La única audición que estoy dispuesto a hacer es de zombie para una película —me miró como si eso fuera obvio. Y sí lo era, debo admitir. 

—Piensa en la universidad —dijo Jerry concentrado en el diseño de la maqueta. Harold bufó como respuesta, sé que no le importa mucho eso, pero ojalá entre a algún equipo. Yo quisiera estar en su lugar, puesto que apenas me queda este año para jugar baseball y soccer. Luego de eso tendré demasiado tiempo libre.

Seguimos casi todo el día trabajando, hasta que nos hartamos. Sacando a Harold, es muy bueno tener un equipo de obsesivos que hacen todo muy rápido, me hacen sentir ese diez en el proyecto de antemano. 

 

.

 

A la tarde, muy a mi pesar, me encontré sin nada que hacer. En esa misma situación me encontró Jake, sentada contra el muro trasero del edificio principal y mirando a la nada misma. 

—¿Y tus amigos? —se sentó a mi lado, a varios centímetros de distancia, como si Sasha fuera a aparecer para discutir con él. Me guardé eso, limitándome a responder.

—Durmiendo, ¿y los tuyos?

—En sus casas —antes de darme tiempo a replicar, agregó—. Samey no cuenta, está con los suyos. 

—Creí que tenían el mismo grupo.

—Más o menos es así, pero yo me llevo con los de soccer y ella con los de hockey.




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