Capítulo I
Un secreto abierto
"Y siendo joven y sumergido en la locura, me enamoré de la melancolía"
Edgar Allan Poe
***
Muchas personas se van, todo el tiempo, tal vez te dejan, pasan a otra vida o solo sucede sin alguna explicación. Es triste y requiere de tiempo para superarlo, pero en algo coinciden todas estas posibles opciones, es que a pesar de todo la vida sigue, el tiempo que te tomes es el que pierdes a la vez, no te das cuenta cuando estas en esa nube gris de emociones hasta que la disipas, y notas todo en lo que pudiste estar, pero no lo hiciste, te hace sentir peor.
También está el hecho de que hay un tiempo de superación y si lo sobrepasas la gente empieza a cansarse de ti, porque creen que pudiste sentir el suficiente dolor en ese período y ya se acabó, pero no es tan fácil, y los que no han perdido nada no muchas veces lo entienden, solo esperan que olvidemos lo que alguna vez nos hizo sonreír, llorar, disfrutar, amar porque fue suficiente el duelo que tuvimos en nuestros corazones, ya que "el tiempo lo sana todo".
Pero ¿es así?
A veces requiere más que solo tiempo.
No muchas veces sabemos que, simplemente sabemos que no es suficiente.
Falte toda una semana a clases, para sobrellevar el dolor.
No fue suficiente.
Pero la vida sigue.
Llore todas las noches desde ese día hasta hoy, han pasado tres meses ahora.
No fue suficiente.
¿Por qué no es suficiente?
¿Por qué debe doler tanto?
El extrañar a alguien y saber que no podrás recuperarlo, es... no creo que pueda siquiera describir algo así.
Quiero no olvidarla así que busco fotos de ella, de nosotras, vídeos que hicimos, pero no me hace sentir mejor como esperaba.
Quiero recordar todo de ella, pero solo hace más punzante el dolor en mi corazón.
Esto solo hace preguntarme ¿estaré bien más adelante?
Aún no sé cómo hacerlo.
Dejará de doler, ¿verdad?
— Nix, ¿estás bien?
Por un momento había olvidado que estaba en clase.
— Si, ¿por qué preguntas? —en realidad no lo estoy, no quise mentirle, pero no sé qué más decir, no quiero que se preocupen en vano, a fin de cuentas, estaré bien, siempre lo estoy.
— ¿Segura? —no estaba convencida, la entiendo, pero deseaba no contarlo ahora, tal vez pueda hacerla más adelante.
— Si, te lo prometo, solo estaba distraída sabes que siempre me pasa —no mentía muchas veces llegaba a distraerme con facilidad, aunque estuvieran hablándome, no era apropósito simplemente era como si me fuera.
— Es cierto —ella no me creía, pero agradecía que no me presionara —por cierto, le preguntaste a tu mamá si podíamos ir después de la escuela a tu casa.
¿Mi casa?
Ay no, me olvide por completo de eso.
Mi cara posiblemente me habrá delatado, siempre lo hace.
— Te olvidaste —más que una pregunta era una afirmación —te llamaré hoy y quiero que conteste porque voy a recordarte y no quiero que cuelgues, voy a escuchar como se lo dices a tu mamá.
— Si, jefa —respondo con cierta diversión —igual deberías tranquilizarte, tenemos demasiado tiempo para entregar el primer capítulo.
— Aun así, para mi es mejor temprano que tarde, eso les pasa por querer hacer equipo conmigo.
— Hey, primero, eres nuestra amiga en cualquier equipo estaremos juntas si tenemos oportunidad y la segunda no me llevo con más gente en la clase así que —golpeo mi hombro bromeando, aunque su fuerza no parecía broma.
— Mejor deja de molestar —la mire antes de soltar un "nunca" logrando que pusiera sus ojos en blanco.
— Te prometo que no me olvidaré, así que llámame para no hacerlo.
No ocurrió mucho después de esa conversación, el profesor que debía darnos la clase había faltado por un resfriado, así vino uno de reemplazo, no hicimos mucho con él teniendo prácticamente la hora libre. Fue refrescante, pero era solo la primera hora, no sé si iba tener la suerte de poder el resto de horas libres.
— Nos vemos más tarde, te llamaré, contestas —apunto a mi rostro mientras se alejaba a su siguiente clase.
— Te lo prometo —sacudí mi mano en modo de despedida.
El día transcurrió con regularidad, no ocurrió nada inusual, las mismas clases a las cuales no prestaba tanta atención, los deberes que mandaban cada semana, compartir con mis amigas el tiempo libre de recreo hasta llegar al final de la rutina, muchos se irían a casa como muchos se quedarían pues los clubes comenzarían.
Lo único que me agrada de la escuela.
Pintura había sido primera opción cuando escuche que se abrirían clubes escolares, me gustaba dibujar y no era mala en eso, podría mejorar mis habilidades y también era una buena forma de expresar los sentimientos reprimidos.
Camino al salón iba pensando en todo hasta que decidí direccionar mi enfoque en lo que podríamos pintar hoy, normalmente siempre nos ponen un objeto y tenemos que retratarlo a nuestro estilo dándole los detalles que queramos sin límite alguno, es divertido, y nos deja a nuestra creatividad dándonos una base en la que podemos comenzar.
— Viste no llegue tarde está vez.
Estando atrapada en mis pensamientos no me había percatado de la presencia que se había unido a mi lado, lo cual hizo que me ganará un buen susto por el repentino comentario.
— ¿Desde cuándo estás ahí?
— Cuando pasaste por los baños me uní.
Mire a mi alrededor ubicándome mentalmente. Posiblemente habían pasado unos siete minutos desde que cruce ese pasillo. El salón de artes estaba lejos de todo, era uno de los últimos salones en todo el colegio y aunque esté no fuera tan grande, aún era una larga caminata si iba a paso lento como lo estaba haciendo.