Capítulo VII
¿Qué otros secretos hay?
"La tristeza es causada por la inteligencia.
Cuanto más entiendes ciertas cosas,
más desearías no comprenderlas"
Charles Bukowski
***
—Mi amor, ven a ver esto.
El llamado de mi madre hizo que saliera de la concentración del libro que repasaba con cansancio.
Había impreso la fotografía de la hoja que la Srta. Taylor tenía, se supone que lo que había en ella era un “ritual” para liberar a un ser llamado Zhanid, está sellado, la manera de llevar a cabo el ritual para que sea exitoso requiere de muchas cosas y de inmensos sacrificios, el tiempo también es importante, esto podría llevar más de siglos, y el poder que se necesita es al parecer inexistente.
¿Por qué alguien haría eso?
Creí que no podría encontrar nada más de lo que el libro me decía, pero en internet si hay información al menos de esta criatura, lo que no hay son retratos exactos, solo como podría verse.
Es un ser mitológico, uno de los tantos hijos de Zeus, no tiene género, sólo es el “ser”, siempre tuvo un gran poder y por eso fue temido por mucho tiempo aunque ese Dios no fuera hacer nada contra nadie.
El dios de las sombras.
Así era llamado.
No socializaba con nadie en general, era un solitario y no le disgustaba, en cierto modo le daba igual , su existencia misma tanto si vivía o moría no le importaba —en mi perspectiva de lo que había escrito era así—, pero un tiempo llegó a cambiar de muchas maneras, se le notaba en oscuridad máxima, es como si hubiera absorbido todas las desgracias de la humanidad y experimentaba toda emoción negativa, pocos se preocupaban, los Dioses más nobles claro, pero eso empezó a fastidiarle y el odio creció en ese “ser”, termino manchando sus manos de sangre, siendo imparable y obteniendo la capa roja con cada víctima que tuvo, tanto los Dioses como los humanos, la destrucción que deseaba causar era masiva.
No cuentan cómo, pero Zeus logró encarcelar otorgándole un castigo infernal.
El cambio drástico que tuvo era, igualmente, desconocido.
¿Por qué de un momento a otro quiso destruir a todos?
Me parecía extraño que fuera por preguntas a su persona.
¿Qué fue lo que realmente paso?
Realmente aunque busque mucho, no había demasiada información más que resumidas palabras, es como si su existencia fuera ignorada y poco importante a pesar de haber creado tanto desastre.
¿Cómo no era tan conocido?
Aún no sabía cómo terminaron las brujas en esa historia, pero era muy interesante por lo que indague mucho sobre ello.
Ayer hablé con Circe de lo que sucedió, ella está 100% segura de que es real, yo tengo mis dudas, no lo sé, me gustaría en cierta parte que lo fuera como sino.
Lo pensamos toda la noche lo que hizo que no pudiera concentrarme en nada de lo que hacía y en la mañana, y llegamos a la conclusión de que si fue real, y tenemos poderes que no controlamos, sería peligroso, y si tiene razón sobre que hay personas tras nosotras es aún peor.
Y no se que tanto me gustaría esa parte.
Sobre todo si al final vamos a luchar… contra ese ser, que aún no se que es, pero sí sé hasta qué punto me aterra.
Expulse esos pensamientos, no quería tener esa responsabilidad y mientras aún no sepa si es real, es mejor ignorarlo.
Cerré el libro para ir con mi madre esperando que pudiera distraerme con lo que deseaba mostrarme.
Baje tratando de disimular el sueño que tenía por dormir poco anoche.
— ¿Qué pasa, ma?
— Mira, nos llegó un paquete.
— ¿Paquete? ¿De qué?
— Al parecer es de parte de tu tía. Hay varias cosas de mi mamá y muchas fotografías.
La sonrisa que mostraba era melancólica, entendía eso, sin darme cuenta hice una igual, ambas la extrañábamos y cada cosa que nos acercara a ella nos daba un sentimiento de felicidad y de que de alguna manera, ella sigue aquí.
Junto a nosotras.
Como siempre lo había estado.
— Ven a ver.
Me acerqué con vacilante dejando poco a poco visible el contenido de la caja.
Habían muchas cosas que ya había visto en ella, sus típicas bufandas que según mi abuela quedaban para cualquier situación —cosa que aún creo que se equivoca— sus lentes que nunca dejaba de usarlos a pesar de que solo se usarán para leer, decía que la hacían ver más lista, había perfumes, accesorios que ella adoraba y unos guantes sin dedos que nunca me había visto, eran de cuero y más pequeños que sus manos.
— ¿Ella usó esto? —mostre los guantes negros que estaban escondidos en la caja.
— Oh, creí que no los volvería a ver. Amaba estos guantes —tomó las prendas para mirarla con más detenimiento.
— ¿Son tuyos?
— Voy a ignorar la sorpresa de tu voz y te diré que no, no lo eran. Pero si de mamá. Ella me mandó a limpiar la bodega una vez como castigo y los encontré, de inmediato los quería porque me gustaron, solo me dijo que eran suyos hace mucho tiempo, pero ella nunca me dejó usarlos así que lo usaba a escondidas suyas.
— Mamá —exclamé con más sorpresa aún — tu rebeldía no tenía límites.
— Como si tú nunca lo hubieras hecho.
— Perdóname, pero tuviste una hija sin etapas rebeldes.
— Crees que no lo fuiste, claro que sí. Y aún lo eres, sobre todo cuando te mandó a dormir temprano y no lo haces.
— Yo duermo temprano.
— Dormir a la 1 de la mañana, no es temprano. Y dudo que te acuestes a esa hora.
— Okey, no estamos hablando de eso, estamos hablando sobre tu desobediencia con la abuelita en el pasado.
Mi madre soltó una pequeña risa.
— Un día me retó muy feo por sacarlos ya que podría haberlos perdido, al parecer eran importantes para ella, pero nunca me dijo porque.
— Ha de ser que solo le gustaban y no quería que se los dañara, reacciono así cuando Karim coge algo mío sin mi permiso.