Capítulo IX
Creí que lo difícil había acabado
"Siempre haz lo que te da miedo hacer"
Ralph Waldo Emerson
***
— ¡¿Qué fue eso?!
El hechizo había terminado, de nuevo había vuelto a la habitación, pero mi corazón latía demasiado rápido, transpiraba como si el aire me hubiera sido arrebatado.
Yo... ¿A donde fui?
Me... sentía diferente.
Instintivamente mi mano acabó en lo que sostenía mi cuello, fue un reflejo, sabía que lo que ahora llevaba era importante, que cargaba lo que, se suponía, era mi vida, mi alma.
Se sentía caliente, pero no quemaba, lo observe mientras lo acercaba a mi, era como una joya, un diamante tan frágil de un rojo vívido colgaba del hilo grueso posado alrededor de mi cuello, era hermoso.
Se sentía extraño al saber que lo que ocultaba dentro de sí, era lo que me mantenía con vida.
Pero no era lo único.
— Realmente no sé cuánto tiempo tienen hasta que deban... pues, cumplir con la profecía, pero no es mucho, eso es seguro, así que es mejor que empiecen a sentirse cómodas al usar sus dones, tienen el "control" por así decirlo de ellos, solo deben querer usarlos.
— Entonces ahora solo lo pensamos y aparecerán.
— Algo así, pero no lo intenten por ahora, necesitan de mi guía así que sin mi no los usarán ¿Entendido? Mientras tanto podrían intentar aprender lo que puedan sobre magia.
— ¿Podemos hacer eso? —no fui la única sorprendida con lo que nos había dicho.
— Además de haber estado destinadas, ustedes ya poseían cierto talento, y conmigo podrán desarrollarlo, no será por completo, pero al menos les enseñaré lo más importante, lo que les ayudará.
— ¿Talento? ¿Es parte de la profecía tener...?
— No estoy segura, pero no es anormal tener dotes de bruja, la mayoría de personas las tienen, pero al no saberlo, no pueden desarrollarlo y viven su vida en la ignorancia. Otros se enteran, y muy pocas buscan la manera de hacerlos crecer.
— ¿Por qué? —me atreví a preguntar.
— Por miedo, tal vez. Son quienes se sienten tan cómodos con su vida, que no desean cambios que pueden alterarla.
De cierto modo entendía ese punto.
Tal vez si tuviera opción... habría elegido la ignorancia o tal vez me hubiera quedado con miedo, pero ¿Lo hubiera hecho?, si poseyera el tiempo para pensar y poder decidir...
¿Qué hubiera hecho?
Me hubiera quedado, se que lo hubiera hecho.
— Pero tendrían magia, poderes y muchas cosas en su vida se volvería más fácil usándola.
— Pero requiere esfuerzo y fe. No muchos tienen eso. Tal vez es mejor así, no muchos están preparados para esto y... no le darían un buen uso.
— ¿A qué se refiere?
— Dijiste podrían usarla para realizar su propia vida para mejor, pero... no es lo correcto —ambas estábamos confundidas y ella lo sabía por lo que procedió a explicarlo de manera más detallada — usar a beneficio propio la magia no es ciertamente... bueno.
— ¿Por qué?
— Porque mientras más haces con ella lo que deseas más quieres, te consume a un nivel que lo vuelve egoísta y exponencial.
— No todos harían eso.
— Usarlo para uso personal puede llevar a muchas consecuencias.
Era una advertencia.
— ¿Para qué utilizan la magia entonces?
— Para el beneficio de otros y propósitos que van más allá de nuestro entendimiento.
— No entiendo porque no se puede utilizar la magia para nosotras, no es que haremos algo malo —a pesar de susurrar cada una de sus palabras estaba segura que María las había escuchado e ignorado.
— Bien, empezaremos con algo sencillo.
— ¿Hablabas de ahora?
— Creo que no entendieron la parte donde decía que no tenían mucho tiempo. La magia no se aprende de la noche a la mañana, requiere de lo que a ustedes les va a faltar, por eso es mejor comenzar ahora, ¿Si?
— Okey... pero debemos volver a casa a las 8:30.
— ¿En serio?
— Seguimos siendo adolescentes.
— ¿Qué nunca han desobedecido la hora de llegada?
— Yo no, aprecio la confianza de mi madre.
— Yo sí, pero como Nix viene conmigo, no puedo. La confianza de su madre en mí no la voy a desaparecer.
— Bien, a las ocho será —el suspiro exasperado — primero necesitan entender su aura y para eso deben interiorizarse, mirar más allá.
— ¿Cómo logramos eso?
— Con práctica y paciencia.
— ¿No dijiste que no teníamos tiempo?
— Si, y aún así la magia lo necesita. Deben confiar en sus capacidades para lograrlo, crean en la magia que tienen y lo verán. Siéntense a meditar aquí.
— ¿Meditar?
— Si, tener todo tu cuerpo y mente en paz es necesario.
Oía como Circe resoplaba, estaba tan entusiasmada por comenzar, que el esperar la desanimaba un poco, sobretodo el hecho de que quien nos puede impedir seguir somos nosotras mismas.
— Se que van a poder. Solo... crean con todas sus fuerzas, es más sencillo de lo que parece.
Yo no había hablado, no sabía muy bien qué decir. Recordaba ciertas partes junto a ella, pero ahora se sentían tan lejanas que dudaba por un momento que esa cercanía habíamos tenido de verdad había pasado. Ambas actuábamos como dos extrañas.
— Las dejaré aquí por unas horas, las necesitan para ver.
— ¿Cómo es el aura?
— Lo sabrán cuando lo vean.
Se disponía a irse y darnos el espacio que al parecer necesitábamos, pero me preguntaba porque dejarnos aquí en vez de otro lugar de la casa.
— ¿A dónde irá usted hasta entonces?
— A realizar el mismo proceso con Nissa.
Circe y yo compartimos miradas algo desconcertadas.
— Pero Nissa no le permitirá hacerlo.
— Lo se.
— Pero ¿No dijo que era imposible realizarlo sin consentimiento de la otra persona?
— No dije que es imposible. Dije que el alma era impenetrable sin el permiso de los portadores.