Ayudas Inesperadas
Avanzo por el estudio viendo a mi alrededor, trato de despejar mi mente para poder concentrarme y al cabo de unas cuantas respiraciones logro poner mi mente en blanco, tomo mi bolso y tomo mis lentes, al colocármelos empiezo a hacer mi trabajo.
Al principio me costó conseguir que me notaran en el mundo del arte, pero no me rendí, tenía que tener algo para motivarme, luego de muchos esfuerzos ciertas personas me encargaban retratos o paisajes para sus casas. Pero un día llego un señor muy agradable y comprensivo, me propuso un gran trato, decorar su tienda de ropa eso hizo que yo llamara la atención y ahora estoy aquí, haciendo cuadros tanto como para el hogar, como sitios exclusivos. Siento que es lo único que he hecho bien.
Por estos momentos, me siento en paz haciendo lo que amo. Adoro esta sensación de felicidad, prometiéndome no ser tan amargada y grosera, que puedo ser mejor.
(...)
── ¡Mierda! ──Exclamo al terminar de cerrar la puerta del estudio, un dedo se me había quedado atorado de la prisa que llevo.
Se me ha hecho tarde ya que se me olvidó poner una alarma y me he quedado pegada haciendo los cuadros, ahora tengo que correr para llegar a mi apartamento sana y salva. Lo único que me consuela es que por fin terminé con el encargo y puedo llamar para entregarlo.
Sigo medio corriendo hasta llegar a una esquina y veo a mi izquierda la calle que puede ahorrarme minutos para llegar a casa, me tiento, esta calle no tiene muy buena reputación precisamente. Veo a los lados y como no hay nadie, pienso en que no puede haber ningún tipo de peligro, si camino con rapidez y con ganas de vivir estaré bien.
¿Que podría pasar?
Camino lo más rápido que puedo imaginando que estoy en una maratón en el cual debo ser el primer lugar, pero cuando estoy por cruzar nuevamente la calle aliviada de que estaré segura nuevamente alguien pone una mano en la boca y un brazo pasando por encima del abdomen sujetándome con fuerza, inmovilizándome. Maldigo en mis pensamientos cuando noto que no puedo librarme de este tipo.
── Hola, preciosura. ──Dice un hombre posicionándose en frente de mí, al comprender lo que intentan hacerme trato de librarme, pero fracaso── Si te quedas quieta, pasará rápido.
El hombre que tengo detrás quita su brazo liberando mis brazos, pero antes de que pueda hacer algo recibo un fuerte golpe en el abdomen, que me hace caer de rodillas. Por un momento quedo suspendida en aquella sensación de dolor que me resulta tristemente familiar, mantengo los ojos cerrados mientras siento como alguien aprovecha la situación donde me sujeta de los brazos para hacer fuerza, obligándome a estar acostada en el suelo. Al sentir al segundo hombre sobre mi abro mis ojos alarmada, entrando a una especie de shock.
¿Y si simplemente dejo que pase? Pienso cansadamente. Sé que es malo ser pesimista, pero nada está a mi favor en esta situación.
Sólo puedo quedarme viendo y escuchando como se burlan de mí, haciéndome sentir de nuevo utilizada, cierro nuevamente mis ojos para pensar en otra cosa, pero no lo logro, no pude evitar que las lágrimas salieran. Cuando escucho que el hombre empieza a desabrochar el pantalón, no estoy segura el por qué, pero la furia crece dentro de mí y empiezo gritar pidiendo ayuda, provocando recibir una bofetada en el rostro.
Intento como puedo forcejear, pero es inútil, no entiendo por qué de pronto me siento enojada, sólo puedo pensar en que no quiero volver a pasar por esto.
Entonces, como si ocurriera en cámara lenta, veo como alguien golpea con fuerza un costado del rostro del hombre sobre mí, logrando quitármelo de encima, el que me sujetaba por los brazos me suelta para ayudar a su compañero y saca una navaja, intenta apuñalar y cortar al extraño, pero éste lo esquiva como si no fuera nada. Después de unos segundos, el recién llegado se pone en guardia y parece no importarle recibir un par de cortes en sus brazos pues de un solo golpe, rápido y preciso, le rompe la nariz al sujeto dejándolo inconsciente en el suelo junto a su compañero que aún estaba aturdido por el golpe en la cabeza.
Aprovecho que nadie me ve para abotonar mis pantalones, arreglar mi camisa que no me había dado cuenta en qué momento me la habían desabotonado, y ponerme el suéter para ocultar mis brazos. Busco mi bolso para poder irme de aquí, pero al intentar levantarme mis tobillos me fallan provocando que me caiga de nuevo, al impactar contra el suelo noto como mis tobillos duelen el infierno.
── ¡Joder! ──Mascullo.
Enfrente de mí aparece una mano, ofreciendo ayuda, la acepto y me levanto con más cuidado, al ver a la persona hace que me confunda, pero no es momento para rivalidades. Si alguien me ayuda en momentos así, simplemente tengo que agradecer.
Aunque, ¿Qué hace él aquí?
── Gracias, Derek. ──Digo poniéndome seria y parecer lo más indiferente posible.
── Creo que tus clientes se han pasado de la raya ──Me dice secamente.
Bien, no tengo ánimos para esto, aunque en realidad, nunca estoy de humor para esto. Me doy la vuelta, tomo mi bolso y me alejo caminando tratando de ignorar el dolor que siento a la vez que controlo el temblor que recorre mi cuerpo. Me abstengo de rodar los ojos cuando noto que camina a mi lado.
── ¿Estás bien, Friki? ──Su tono que parece tener preocupación, casi logra suavizar mi expresión, pero decido ignorarlo, porque dudo mucho que entre todas las cosas se preocupe, sobre todo con ese apodo de amor que me tiene.
── Ajá. ──Digo cuando finalmente cruzo la calle y puedo ver mi hermoso edificio a dos cuadras.
── ¿Quieres que te lleve?
── No, gracias.
Sin hacer caso a mi negativa, me toma de la cintura para atraerme a él, debido a que no tengo fuerzas en este momento, sólo me dejo estar y que me lleve. Me sube a su camioneta sin siquiera decirme alguna palabra. Cuando se sube a mi lado, veo de reojo que tiene unos guantes de boxeo desgastados guardados la parte trasera. Me enderezó y veo fugazmente los brazos de Derek mientras sujeta el volante, tienen cortadas.
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Editado: 14.11.2024