De Regreso con los Foster
Elevo mis cejas con sorpresa al ver a un chofer esperando frente a la universidad, no sólo porque sea extraño. Sino que el vehículo es una limosina o algo parecido. Cuando el señor me mira y me sonríe de forma profesional, sé quién lo ha enviado.
── Buenas tardes, Srta. Carvajal. ──Habla cortésmente── Suba por favor.
Me remuevo incómoda en mi lugar sintiendo la mirada de curiosidad de los estudiantes que pasan a mí alrededor, volteo a ambos lados en busca de Ryan, pero al no ubicarlo asumo que sigue en la reunión de profesores. Al ver que el amable señor espera pacientemente me subo sin decir ni una palabra, entonces cierra la puerta, segundos después, está en el asiento del piloto acelerando el auto.
── ¿Cómo le fue en clases, Srta. Carvajal? ──Su pregunta me saca de mis pensamientos. Aprieto mis labios antes de hablar.
── Por favor, llámeme Alex. Me hace sentir como si fuera una entrevista de trabajo. ──Me quejo a la vez que él se ríe levemente.
── Está bien, Alex, ¿cómo le fue? ──Al escucharlo hablar con un tono más casual me relajo visiblemente.
── Pues bien.
De pronto me siento como si estuviera con el Dr. Jones, por mi respuesta tan cortante y tajante. Observo al chofer arrepentida por el tono que usé, ahora que lo pienso, si me dijo su nombre ya lo olvidé por completo.
── Me alegro. ──Comenta antes de volver a quedar en silencio.
Diez minutos después estamos cruzando el portón para entrar a la casa más grande que he visto en mi vida, ya la había visto antes, pero por alguna razón con la luz del día se ve aún más grande. A diferencia de la última vez que estuve aquí, ahora sí puedo apreciar los diferentes tipos de flores que se encuentran en toda la entrada.
Al estacionarse en toda la entrada, mis nervios parece que se están multiplicando sin parar, sin poder evitarlo muerdo mis uñas tratando de encontrar algún tipo de consuelo. Una duda viene a mi cabeza y pregunto antes de que me dé un ataque.
── ¿Derek está aquí?
El chofer me mira con curiosidad.
── No. ──Exhalo visiblemente── Está con su amigo Mars.
Sólo espero que ese idiota no abra la boca.
Asiento tratando de mostrarme serena, me despido del chofer y me bajo del auto. Elevo mi mirada para apreciar la entrada, vacilante empiezo a caminar hacia ella, por cada paso que doy, mi confianza regresa y finjo estar segura de mí misma, toco el timbre a la vez que enderezo mis hombros y acomodo mi cabello. La puerta se abre dejándome ver a una empleada joven que me sonríe amablemente.
── Srta. Alexandra. Adelante. ──Se hace a un lado y yo me adentro en la casa, observando todo de nuevo con disimulo.
¿Debería preocuparme porque se sabe mi nombre? Mejor no le daré la espalda en ningún momento. Quien sabe y pasa como en las películas de terror y me acuchilla la espalda.
── Buenas tardes. ──Le saludo cortésmente── ¿El Sr. Foster...?
── En su despacho. ──Me interrumpe y se posiciona delante de mí antes de empezar a caminar── Sígame.
La sigo a través de las escaleras y unos cuantos pasillos preguntándome cómo habrá sido el primer día de trabajo de esta chica, es decir ¿Cuántas veces se habría perdido? Yo me hubiera perdido de lo enorme que es esta casa, me doy cuenta que la otra noche no vi absolutamente nada. Mientras más avanzo, más me sorprendo, todo está lleno de cuadros y esculturas que parecen costosas. Me detengo en seco al reconocer uno y lo observo detenidamente.
── Srta. Alexandra. ──La chica me llama y arqueo una ceja en su dirección. Ella se limita a señalar una puerta a mi derecha, no la había visto── El Sr. Foster le está esperando allí.
Asiento y ella desaparece yendo por otros pasillos, esta podría ser una casa perfecta para un asesino en serie.
Le doy una última ojeada a la pintura antes de acercarme a la puerta, la toco suavemente y escucho murmuro indicándome que pase. Abro la puerta y me adentro.
Apenas miro aquella mirada intensa que posee el padre de Derek, no puedo evitar tragar saliva con dificultad. Me había preparado días antes para esto, diciéndome una y otra vez lo intimidante que este hombre puede llegar a ser, aun así, no sirvió de nada.
── Siéntate, Alexandra. ──Dice el Sr. Foster señalando una silla frente a su escritorio.
Avanzo sin decir ni una palabra y me siento donde me indicó. Al estar en silencio por un rato, me hace reflexionar en qué momento me acostumbré a que me llamaran por mi nombre completo, es toda una novedad.
Cuando no dice nada, pierdo la paciencia.
── Ya me senté. ──Señalé.
── Lo sé. ──Pongo los ojos en blanco── Quiero ofrecerte una disculpa.
De todas las cosas que pensé que él me diría en este momento, esa es la que menos esperaba.
── ¿Disculpa por qué? ──Pregunto fingiendo no entender.
Me mira ligeramente arrepentido.
── Por todo. ──Dice él── Te juzgué sin siquiera conocerte, tenías razón aquella noche en todo lo que dijiste. Tú no me juzgaste a mí a pesar de todo.
── No lo perdono.
Sus ojos se abren de par en par.
── ¿Por qué?
── Usted cree que puede llamarme y acosarme para que venga a aquí hoy, unas sencillas palabras, ¿y ya está? No. ──Niego con la cabeza── Usted sólo hizo lo que todos hacen, herirme a tal punto de que no lo quiero cerca.
── Lo imagino, Alexandra. ──Se recuesta en su silla para analizarme con atención── Tengo entendido que Derek se abrió contigo, te contó todo, ¿verdad?
── Sí. ──Digo recordando aquella historia que me hace sentir triste.
── En ese caso debes entender por qué ambos somos así, tan tercos y llenos de prejuicios si de mujeres se trata. ──Asiento, entendiendo a la perfección por qué ambos son así── No pienso excusar las acciones de mi hijo contigo, mucho menos las mías, soy consciente de que tanto él como yo, nos dejamos llevar por el miedo. Miedo a pasar de nuevo por lo mismo, y esta vez, no salir tan ilesos como antes.
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Editado: 22.11.2024