Máscara Inefable (saga Disfraz #1)

Capítulo XXXIII

Mentiras para el Bien.

¿Nunca se te ocurrió decirle la verdad a mi hijo? ¿Nunca imaginaste que te apoyaría incondicionalmente? No puedes culparlo por completo, si combinas sus inseguridades con las mentiras que dejas que él crea. Es normal que reaccione como lo hace.

Tiene razón, esto es por mi culpa, pero aun así no quiero decirle nada.

No le respondo, me escabullo dentro del auto y cierro mi puerta, a los segundos cuando me estoy alejando de él, veo al Sr. Foster llegar al lado de Derek, le dice algo a gritos prácticamente. Derek se tambalea y mira el auto en donde estoy, supe que el padre debió decirle que estuve ahí por otras razones, porque empezó a correr a dirección al auto donde yo estaba.

Me enderece en mi asiento para darle la espalda, no quería verlo, le pedí al chofer con voz ahogada que acelerara para perderlo, para mi sorpresa me obedeció, en todo el camino no quise voltear para saber si aún corría detrás del auto. Y si lo hizo, no me importó en lo más mínimo.

A diferencia de la última vez que salí destrozada de su casa, esta vez fue mucho peor que la anterior.

(...)

── ¿Y salió corriendo hacia el auto? ──Ryan pregunta sorprendido.

Llegué hace una hora donde fui directo a golpear el saco de boxeo hasta quedarme sin fuerzas, ni siquiera se me antojó el café. Luego de eso, estaba hecha un mar de lágrimas al darme cuenta de todos los problemas que tengo encima, es algo asfixiante toda esta situación, y no estoy segura de sí podré con esto.

Ryan por supuesto me había tomado en sus brazos llevándome a su habitación, diciendo una y otra vez que todo estará bien, pero no estoy segura de aquello.

Me recostó en su cama y yo lo abracé de tal manera que me sorprende que no lo esté dejando sin aire, me pidió explicaciones, dude un poco en contestarle, pero al final decidí contarle todo. Vi como su rostro cambiaba, en algunos momentos estaba triste, en otros enojados. Pero al mencionar el regreso de mi tío... no cambio nunca su expresión de preocupación y miedo. Lo que sentía yo en ese momento.

Agregándole un poco de tristeza por lo sucedido con Derek, Ryan no se sorprendió por su reacción en aquel momento, pero sí de haberme perseguido.

── Sí, como un maniaco. ──Dije sintiendo como acariciaba mi espalda en una moción calmante.

── ¿Y qué piensas hacer? ──Dijo después de un minuto de silencio.

── Golpearle los testículos si se atreve a hablarme.

Si es que lo logro.

Él se ríe sorprendido de mi amenaza, aunque él sabe que lo digo en serio tengo el presentimiento de que más bien se burla, porque, según él, yo doy ternura cuando amenazo.

── Eso es bueno. ──Asiente divertido, pero su sonrisa se debilita── Pero me refería a que harás con lo que sucede, ¿continuarás con las denuncias?

Escondo mi rostro en su pecho, queriendo en realidad esconderme del resto del mundo y no ser encontrada. Obviamente se a la perfección que algo como eso no es muy probable. Aspiro su aroma, he descubierto que hacer eso me quita el estrés, pero esta vez no funciona. Mi corazón se oprime al reconocer que quiero aspirar otro aroma.

── No lo sé. ──Susurro.

── Deberías hacerlo, Alexandra.

Aprieto mi agarre a él.

── Lo sé. ──Admito── Pero no quiero verlos.

── Estaré contigo a cada segundo.

── Lo sé.

── ¿Entonces? ¿A que le temes? ──Cuestiona y me separo un poco para verlo.

── ¿Y si nadie me cree? ¿Y si me dan por loca?

La verdad que aquellas preguntas era la que me hacia la primera vez que fui a denunciar, Ryan más que nadie lo sabía, solo que cada vez que mencionaba esas dudas que tenía él se molestaba. Esta vez no fue la excepción.

── ¿Otra vez con eso? ──Pregunta, irritado── Alexandra, ¿crees que estas inventando? Sólo tienes que verte el cuerpo para saber que no, deja de creer esas mentiras, maldición. No estás loca ni diciendo mentiras, y si se atreven a volverte a poner un dedo encima juro que...

Lo beso fugazmente para poder callarlo y despejar su mente, al separarme veo que logré mi objetivo. Su mirada se suavizó un poco y tiene el asomo de una sonrisa.

── Cállate. ──Le pido cortante mientras acaricio su mejilla.

── Me encantan tus palabras llenas de amor junto a tus caricias.

Me rio al escucharlo.

── Oh, yo sé que lo adoras.

── Que modestia, señorita.

── Yo desbordo modestia. ──Acoto, divertida── ¿Qué haces? ──Pregunta confundida ante su repentino alejamiento, se sale con delicadeza de mi abrazo y se pone de pie. Se inclina hacia mí para besar mi frente.

── Haré algo de cenar, preciosa. ──Me dice calmándome. Mi ceño se relaja ante sus palabras, creí que se había molestado── ¿Por qué no intentas dormir un poco? Te ves cansada.

Asiento de acuerdo, sé que me veo fatal. Mientras el sale de la habitación entierro mi cabeza en mi almohada a la vez que la abrazo. Aspiro el aroma de nosotros en él, nunca creí que viviría de esta forma con Ryan, nunca de esta forma, en la misma cama durmiendo abrazados. La primera vez que viví en esta casa, solía quedarme en el cuarto de invitados, él siempre me respetó y me dio mi espacio.

Esas denuncias, debo hacerlas, por más que quiera correr y desaparecer de toda esta situación, Ryan tiene razón, debo poner punto final a todo este asunto para poder vivir con normalidad. Además, cuento con la ayuda del padre de Derek.

Derek.

¿Por qué tengo que sentir algo por ese idiota? ¿Por qué cada vez que pienso en él mi mente se revuelve al mismo tiempo que mi estómago? Caray, no puedo verlo sin sentir un remolino de sentimientos. Tengo miedo de que todos tengan razón, tengo miedo enamorarme de él. No tiene sentido enamorarse de alguien que te hiere de esta forma tan horrible, de solo recordar sus palabras de desprecio siento un dolor en el pecho.

Cierro mis ojos aguantando mis lágrimas, a los segundos caigo dormida.




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