Matea

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Capítulo 1

Pella, Iowa, cinco años atrás

Había sido un día duro para los chicos y querían evadirse de sus problemas charlando y bebiendo, como acostumbraban a hacer. Cada uno de ellos había tenido un problema de mayor o menor importancia a lo largo de aquella semana (incluso aquel mismo día), pero aquellos encuentros eran como un sedante que les hacía olvidar por un momento todo lo que habían pasado.

Hugh, Ashley, Jesse, Marlon, Stacy y Matt. Todos ellos eran amigos de la infancia y cada uno había gateado en la guardería junto al que tenía sentado al lado.

La parte trasera de la iglesia de St. Mary, siempre había sido el lugar de reunión. Mientras los chicos del pueblo iban a catequesis, ellos aprovechaban para reunirse sentados a escasos metros de sus bicicletas. Allí pasaban las horas muertas, desde que eran apenas unos críos.

—Pues yo no te veo trabajando con tu padre y tu abuelo, la verdad —opinó Marlon.

—Si te soy sincero, yo tampoco. Con que haya dos «sacamuelas» en la familia, por mí ya es suficiente —le dio la razón Jesse, a la vez que echaba un trago de la botella de whisky.

—Aunque si decidieras quedarte o te obligaran... —Alzó su botella de ginebra—. Vamos, que si terminas trabajando con tu padre en la consulta, acuérdate de tus amigos y haznos algún descuento cuando necesitemos una limpieza bucal. Y si Cindy, alias Barbie Malibú, la secretaria de tu padre, continúa ahí contigo... Prefiero que «me la haga ella» —apostilló esto último con énfasis acabando con una gran carcajada.

—¡Marlon! ¡Eres un guarro! —le regañó Ashley—. Siempre pensando en lo mismo.

—Déjalo, parece mentira que no le conozcas —la tranquilizó Stacy.

—Eh, ¡Hugh! ¿Tú qué piensas? Estamos hablando de Jesse. ¿Te animas a hacerle una visita a su consulta para ver a Cindy? —preguntó Marlon al pelirrojo del grupo, que acababa de llegar con la mirada perdida y arrebatando la botella de ginebra a su chica, Ashley.

—Yo no me preocupo demasiado. —Negó con la cabeza, mirando a un punto fijo y dando un trago largo a su bebida.

—Claro, tu papá te dará todo lo que quieras, ¿verdad? —se burló Jesse—. Ya te imagino: «Papá, necesito quinientos dólares para un cepillo de dientes». «Papá, préstame tu Porsche, que tengo que llevar a Ashley a la peluquería y no puedo sacar mi BMW». «Papá...».

De repente, todos callaron al oírse un ruido que procedía del interior del bosque. Dermot Wallace intentaba caminar, pese a su avanzado estado de embriaguez.

—¡Eh, Derm! —Se alegró Jesse al verle—. ¡Únete a nosotros!

—No estoy para fiestas, capullo. —Se acercó al grupo y le quitó la botella de alcohol de las manos, para beber él y mirar con cara de odio a Matt, que estaba sentado junto a Stacy, con su botella en la mano.

—¿Dónde has estado?

—En la granja de mi tío, ¿te molesta? Necesitaba tranquilidad. —Volvió a mirar a Matt con desgana.

—¿Qué te sucede, tío? Estás insoportable.

—¡Bah! —Hizo caso omiso y siguió bebiendo.

—¿Dónde está Annie? —preguntó Stacy.

—¡Y yo qué sé! Hace horas que no la veo. Dijo que quería estar sola y me fui.

Hugh lo miró fijamente con cara de confusión.

—Siempre estáis igual —le regañó Ashley levantándose del banco—. Cada dos por tres os peleáis, os separáis y al poco tiempo volvéis a estar como lapas. Stacy, acompáñame, necesito ir al baño y no tengo ganas de caminar hasta el centro comercial. Está muy lejos —dijo tendiéndole la mano a su amiga—. Mañana llamaré a Annie, para que me cuente.

—Dile que cuando se le pasen los celos esos imaginarios que tiene, que entonces me llame.

—¿Celos imaginarios? ¿No me digas que otra vez estáis con el tema de la novia de tu hermano?

—Es normal que Gina esté en mi casa. Si saliera con Matt..., ah, no, con Matt es imposible que esté —soltó irónicamente, cosa que nadie entendió y el aludido le miró con rencor—. Si estuviera con Jesse, pues no la vería tan a menudo, porque vive en la otra punta del pueblo. Pero da igual. Ella se monta sus historias en su cabecita y ya está.

—No digas eso, que todos sabemos que acabasteis bebiendo juntos en el baile de cumpleaños de Briggitte —le reprochó Stacy.

—Y os vieron charlando en una esquina, bastante juntitos —apostilló Marlon con picardía.

—¡Dejadme en paz! Gina es la novia de mi hermano, y yo jamás le haría nada. ¿Estáis de coña?

—¿Estás seguro? —preguntó Jesse con una sonrisa burlona.

—¡Vete a la mierda, Jesse! —Le tiró la botella vacía y dando media vuelta, añadió—: Sois una panda de ignorantes. ¡No sabéis nada! —dijo a medida que se alejaba.

—Este chico está muy mal. —Rio Marlon.

—¡Bah! Siempre está metido en un lío u otro.

—¿Habéis visto hoy a Chris? —preguntó Matt.

—Esta mañana lo vi con la furgoneta de su padre. Por lo visto tienen mucho trabajo en la granja de Buunk —contestó Marlon.

—Quizás venga más tarde —opinó Jesse.

—Cuando termine, llamamos a Annie —avisó Ashley a Stacy, a medida que ellas se alejaban por el camino contrario de donde Dermot había marchado.

—La verdad es que siempre hay algún motivo u otro para discutir. No saben estar más de una semana sin problemas. Le tengo dicho a Annie que... ¿Qué es eso? —preguntó al ver que se movía algo detrás de los matorrales.

—Será un perro que anda suelto —opinó su amiga.

Efectivamente era un perro. Pero de lo que no se percataron fue de que el perro estaba olisqueando «algo» que se encontraba semienterrado en el suelo y cubierto de hojas.

—Aleja al perro. Solo me faltaba tener que mear con público.

—Vamos, Ashley, que es solo un perro —se burló su amiga.

—Como si es una ardilla o un pájaro. Me da cosa.

Stacy intentó ahuyentar al animal, pero este no estaba por la labor. Le tiraba alguna rama para que la fuera a buscar, aunque el intento era en vano.

—Se aleja, pero vuelve a ese montón de ahí. Venga, date prisa y vámonos. Ahora me pica la curiosidad de saber qué es lo que le atrae al animal —dijo encendiendo la linterna del móvil.



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En el texto hay: thriller, romance

Editado: 27.11.2020

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