Me despedí, pero antes de irme, me dijo que iba a ver al emperador; que luego me iba a alcanzar. Yo sonreí lentamente y le dije que estaba bien. Él tomó su camino, y yo me fui a alcanzar a Ana. Mientras iba caminando, me decía a mí misma: "Parece que he pasado mucho tiempo en el palacio y no me había dado cuenta; ya ni almorcé, solo que da cenar...". Me distraje mucho hablando conmigo misma que no me di cuenta de que alguien venía delante de mí. Tropecé con alguien, y esa era Nara. Ella me vio y me dio una sonrisa; se notaba que era una sonrisa fingida; lo sabía porque ya había visto sonrisas hipócritas y fingidas.
Nara: —ella fija la mirada en Emili— Hola, Emili, ¿y adónde vas?
Emili: —ella le sonríe burlonamente — Yo me dirijo al jardín.
Nara: —ella se iría por la sonrisa, pero trata de fingir— Qué bueno, ¿y cuándo te vas a ir? —(¿Que hace aquí todavía? El no se puede enamorar otra vez, no puede, me costó enamorar), ella se lo repetía en la mente— ¿Por qué te veo muy cómoda aquí? También el emperador me dijo que nos casaríamos; tal vez te dé una invitación.
Emili: —(Mm, qué indirectas si se le puede llamar así a esto. Pero ella no me da buena espina. Jajaja, pero vamos a jugar también), dice en su mente— Pues yo ya me quiero ir, pero el emperador insiste en que me quede; hasta me regaló este hermoso vestido y me dijo que podía caminar por el palacio como si estuviera en mi casa. —Le dí una sonrisa burlona—. Bueno, fue un gusto hablar contigo; con su permiso.
Nara: —ella observa como ella se va y cuando no la puede ver, ella se muerde el labio con fuerza y dice— Ajá, esa perra me las va a pagar...
Cuando me fui por mi camino me reí de lo que había sucedido. yo ya quería llegar al jardín para encontrarme con Ana. Cuando llegué, vi a Ana ella estaba parada en un árbol con hermosas florecitas las hermosas que habían.
Emili: —ella mira a su alrededor con los ojos biertos por el asombro— Wow, el jardín es muy hermoso; hay muchas flores hermosas y árboles Ana.
Ana: Sí, estas flores las mandó a plantar la difunta emperatriz; a ella le gustaban las flores, por eso las mandó a plantar aquí.
Emili: Oh, ya veo. —Apunté con el dedo a una enorme casa—. Eso que está allí es la biblioteca.
Ana: Sí, es esa. Vamos, ya estamos cerca.
Me di cuenta de que era muy grande; demasiado grande. Era muy hermosa, la parte de adentro tenía un color blanco con unas ligeras rayas doradas; hasta tenía un segundo piso y unas escaleras para agarrar los libros altos. Y había muchos estantes de libros.
Emili:—ella se queda asombrada— Wow, es muy enorme y tiene muchos libros; tantos que no los puedo contar.— (Pero no veo a Kenia), se dijo así misma— Ana y ¿dónde está Kenia?
Ana: —ella se queda pensando, luego de unos minutos responde— Debe estar en el segundo piso; déjame ir a buscarla; le diré que la está llamando.
Emili: Claro, ve.
Mientras miraba cómo ella se alejaba hasta que no la podía ver, me tomé la libertad de irme al segundo piso a explorar del lado contrario obviamente. Me puse a revisar que libro agarraba, y ver qué libro me llamaba la atención.
Emili: —ella desliza la mano por los libros— Vamos a ver un libro que me parezca interesante —ella mira por un instante hacia riba—... Mmm, ¿qué es eso?.
Logré observar cómo unos rayos rodeaban unos libros; me pregunté quién habría puesto algo así. La curiosidad no me dejaba, y decidí intentar agarrarlo. Subí las escaleras hasta el último estante de arriba y vi que no tenían título los libros. Quise agarrar uno, y sorprendentemente pude agarrarlo sin que me lastimara; me sorprendí. Lo agarré y procedí a leerlo.
Emili: Vamos a ver... —la curiosidad me gano, y desde abrirlo donde estaba, lo abrí, y cuando vi que no había nada, moví las páginas, y todas estaban en blanco—. (¿Qué está pasando?), me dije— Jalé el libro hacia mí, y aparecieron los textos escritos; se me hizo raro, pero procedí a leer.
Querido hijo, soy tu madre... Te debo decir que me enteré de que existe una persona que es igual a ti; posee unos poderes iguales que los tuyos. A esa persona tienes que encontrarla; ella te ayudará con la maldición... Perdón por no poder encontrarla; me dijeron que ella...
Abruptamente mi lectura fue interrumpida, me asusté y mire hacia bajo.
Eliot Emperador: —mirando hacia riba, con un cara de confusión— ¡Oyé! ¿Qué haces allá arriba?
Emili: —(Me lo voy a llevar), me dije—Lo escondí tapándolo con otro libro que coloqué encima—. No creo que me haya visto; mejor me bajo con cuidado.
Cuando iba bajando, me resbalé "ya vali" me dije a mi misma. casi boté los libros, pero por suerte o por desgracia, caí en los brazos del emperador; él me había agarrado. En eso, vinieron Ana y Kenia y gritaron: "Señorita Emili".
Emili: Bum... bum, ya me puedes soltar.
Eliot Emperador: —el la baja con cuidado— Bueno, en este precioso momento sería muy bueno de tu parte decir gracias.
Emili: —ella se sorprende— ¿Qué? ¿Yo, agradecerte a ti ? Ja, ja, claro.
Eliot Emperador: —el trata de parecer enojado— mm... ¿Y tú qué hacías allá arriba?
Emili: —Ella se sobresalta cuando le pregunta eso, ella nerviosa responde— Yo buscaba un libro para leer. Y ¿tú qué haces aquí?
Eliot Emperador: —Él se puso nervioso y puso un tono molesto para ocultar su nerviosismo— ¡Yo no te tengo que dar explicaciones a tí!.
gracias por leer y disculpe las faltas ortografícas.(≧▽≦)