Segados por la ambición.

• Steve recorrió aldeas destruidas para poner en marcha el plan de Aitiana. Salió en busca de gente, pero no cualquier tipo de personas, sino seres humanos destrozados por el destino cruel, llenos de hambre, dolor y desesperanza. Necesitaba gente rota que pudiera ser útil y estuviera dispuesta a todo para llevar a cabo su plan de destruir a los dragones y someter a Derek bajo su poder. De puerta en puerta, en las calles, deambulaba diciéndole a la gente que los dragones existían, pero solo lo ignoraban y lo veían como a un pobre loco abandonado. Su aspecto harapiento y sus ropas desgastadas hacían que perdiera credibilidad. Así que cambió su estrategia y decidió mencionar dos cosas que hacen que todo ser humano caiga, se mueva y muera por ellas: "riqueza" y "poder". Mencionó un supuesto lugar lleno de oro, joyas y piedras preciosas, tierras fértiles y libre de problemas. Lo describió como un lugar muy seguro, casi como el paraíso. Las personas que lo escuchaban dudaban de sus palabras, creían que era demasiado bueno para ser cierto. Sin embargo, otros decidieron corroborar la información y acudieron a él para preguntar más acerca del lugar. Al fin y al cabo, no tenían nada que perder y preferían escucharlo antes de seguir viviendo en la miseria y el hambre.
• Dudo que sea un lugar seguro y hermoso como lo pintas, en la vida siempre existe un precio por todo. - Dijo una señora.
• Así es, mi querida amiga, como toda historia cuenta con algo abrumador. Se dice que aquel lugar está protegido por alguna bestia gigante, pero una vez muerta la bestia, ustedes ganarán el territorio y obtendrán su final feliz.
• No me parece una buena idea. ¿Qué tal si en el camino morimos por los troncotrons? Da igual morir aquí en casa que en otro lugar. - Dijo un señor flacuchento y temeroso.
• No me lo tomes a mal, pero te equivocas al decir que da igual. Aquí mueres de hambre tú y tu familia por falta de dinero. Pero allá... está lleno de alimentos que brinda la madre naturaleza. Sus tierras son fértiles, hay muchos lagos, cataratas, montañas, animales para cazar y mucho más de lo que puedes imaginar.
• Hablas como si lo hubieras visto con tus propios ojos. ¿Acaso lo has visto? ¿Vale la pena ir y arriesgarnos? - Desafió otro aldeano.
• Steve retomó su papel de persona perspicaz y persuasiva. Juntó sus manos y dijo: "Si puedo describirles todo lo que hay en ese lugar, es porque estuve allí, pero no pude quedarme en aquel lugar, apenas pude salir con vida. Yo era un ex comandante de las fuerzas que trabajaba para la fortaleza costera. Dirigía a los cazadores que salían a vigilar y velar por el bienestar de la gente. Un día, hablábamos con mis colegas de tener una vida más pacífica sin tener que servir a otros y pensar solo en nosotros. Empezamos a buscar el lugar ideal y dimos con ese lugar al que podíamos nombrar como un paraíso. Solo queríamos lo mismo que ustedes: una vida tranquila y llena de comodidades, sin que mi vida peligrara para salvar a otros. Así que dejamos las fuerzas armadas y nos escapamos hacia ese lugar. Éramos apenas siete hombres cuando una avalancha de troncotrons nos sorprendió en el camino.
• Al perder a mis caradas y quedarme solo entendí no puedo hacerlo solo, los necesito para que este sueño se haga realidad, el secreto está en compartir ese paraíso que encontré y disfrutarlo juntos.

La mirada de los niños y sus esposas se iluminaron al pensar en dicho paraíso inexistente. Los padres de cada familia se despedían de sus seres queridos, mientras las jóvenes solteras también tomaban una maleta con agua y alimentos. Steve repartió armas que tomó de la fortaleza, hechas con piedra de diamante, para poder matar a sus verdaderos objetivos.

- Para los que desean ir, les sugiero que practique bien en su puntería con el arma con las balas comunes, y cuando empecemos con esta guerra utilicen bien las balas con que son mortales para nuestro enemigo, el viaje lo empezaremos en tres días.