Me enamoré entre dos correos (y un informe mal hecho)

capitulo 1 “Enviar sin pensar”

Era un lunes por la tarde, y Lucía juraba que ese día no podía empeorar.

Llevaba el café frío, la blusa arrugada y un PDF que debía presentar en la junta de los directivos con un resumen del trabajo de los últimos dos meses. Nada especial... hasta que lo fue.

Lo que Lucía no imaginaba era que la noche anterior, inspirada por una mezcla de insomnio, emoción y tontas mariposas, había escrito un correo para su compañero de oficina —una especie de declaración de amor disfrazada de confesión tímida— y, sin saber cómo, había pegado ese texto en el PDF oficial de la empresa.

Así que cuando conectaron su portátil al proyector, lo primero que vieron no fue un gráfico de rendimiento ni una lista de logros. Fue esto:

"A veces me haces reír hasta olvidar que odio los lunes. No sé si tú sientes lo mismo, pero... creo que me gustas. Bastante. Mucho."

El silencio fue brutal.
Lucía sintió cómo todos los ojos se volvían hacia ella, incluyendo los del jefe, la recepcionista, el pasante nuevo y, lo peor… él.

Martín.

Su compañero de oficina. Su crush silencioso.

No solo lo había enviado a la junta…
¡Lo había enviado a toda la empresa!

Lucía, con la vergüenza pegada al cuerpo como una chaqueta dos tallas más pequeña, salió de la sala.

Pero ya era tarde. Muy, muy tarde.

Ella no sabía cómo ir mañana a la oficina. Ni pasado. Ni nunca más, probablemente.
¿La despedirían? ¿Y si mejor renunciaba primero?
Definitivamente… el peor día de su vida.

Pero, de todas las cosas que daban vueltas en su cabeza, había una que no podía dejar de pensar: él.

Su lindo compañero de oficina, ese del que se había enamorado en silencio desde hacía dos meses.

¿Qué estaría diciendo de ella ahora?

¿Pensaría que era una loca, una psicópata… una desesperada que se le declaraba en pleno PowerPoint frente a toda la empresa?

Lucía caminó sin rumbo durante un rato. El aire de la tarde no ayudaba a aclarar las ideas, pero al menos le daba excusa para no volver a su escritorio.

Hasta que lo vio.

Ahí estaba él, saliendo del ascensor, con su mochila al hombro y el celular en la mano.

Ella se congeló.

Él la miró.

Y entonces… sonrió.

Lucía sintió cómo el corazón le latía tan fuerte que podía jurar que temblaba el suelo.

¿Qué significaba esa sonrisa? ¿Burla? ¿Ternura? ¿Vergüenza compartida?

Pero antes de que pudiera moverse, decir algo o salir corriendo como una gallina, él se acercó.

—Lucía…

Silencio.

Su nombre, en su voz, sonaba distinto.—Sobre el correo…



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En el texto hay: amor, oficina, amor drama humor

Editado: 20.08.2025

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