Me gustas ¿te gusto?

El Chico del Club de Jardinería / Me gustas ¿te gusto? / WEBTOON

El Chico del Club de Jardinería

Leandro nunca imaginó que unirse al club de jardinería lo convertiría en el único chico del grupo. Ahora, además de Lily, tenía que convivir con sus tres amigas cercanas:

Mari, una chica de cabello rojo, extrovertida y con una personalidad fuerte. Mai, una chica de cabello negro, tranquila y observadora, pero con comentarios afilados cuando hablaba y Nina ella simplemente es Nina.

El primer día en el club, Lily lo presentó con entusiasmo.

—¡Chicas, este es Leandro! Nuestro nuevo miembro —dijo con energía.

Mari cruzó los brazos con una expresión escéptica.

—Hmm... No parece del tipo que ama las flores.

Mai lo observó con atención antes de murmurar:

—Más bien parece que lo obligaron a venir.

Mai, sin mucho interés, simplemente saludó.

—Si matas una de mis flores, te irá muy mal.

Leandro suspiró. Ni siquiera llevaba cinco minutos y ya sentía que tenía que defenderse.

—Me uní por decisión propia... —dijo, intentando sonar convincente.

Mari sonrió burlona.

—¿Seguro que no fue porque Lily te insistió?

Leandro miró de reojo a Lily, quien solo le guiñó un ojo con diversión.

—Pero si se ve feliz aquí, ¿verdad, Leandro? —dijo Lily con tono travieso.

Leandro no supo qué responder. No es que estuviera infeliz, pero tampoco esperaba ser el centro de bromas desde el inicio.

Para fortalecer la cooperación entre miembros, la profesora a cargo del club anunció una competencia interna.

—¡Cada equipo deberá hacer una decoración floral para la entrada de la escuela!

Mari se mostró emocionada junto a Mai.

—¡Esto será divertido!

Mai miró a Leandro con desconfianza.

—Espero que no arruines todo.

Leandro suspiró, sintiendo que su paciencia se ponía a prueba.

—Gracias por la confianza...

Lily se acercó a él con una sonrisa radiante.

—No te preocupes, si lo haces mal, yo te cubro.

Leandro tragó saliva.

Cori, al enterarse de que Leandro se había unido al club de jardinería, reunió a sus amigas, Sarah y Melanie.

—Es tu turno, Sarah —dijo Cori con una sonrisa traviesa—. Ve y dile esto:
"Así que ahora eres la mascota del club de jardinería. No sabía que te gustaba rodearte de flores… y no hablo de las plantas. ¿Ya elegiste a tu favorita, o todas te tratan como su linda mascota?"

Sarah parpadeó, algo incómoda.
—Ehh… claro —respondió sin mucha convicción.

—Bien, entonces anda. Nosotras te esperamos aquí —dijo Cori con seguridad.

—¡Sí, sí! Te esperamos aquí, jaja —agregó Melanie, divertida.

Sarah suspiró y caminó hacia donde estaba Leandro, quien ordenaba algunas herramientas del club. Sin embargo, al acercarse, sintió un nudo en el estómago. No quería decirle esas cosas.

Cuando las chicas del club de jardinería notaron su presencia, se acercaron curiosas.

—¿Necesitas algo? —preguntó Mari, cruzándose de brazos.

Sarah tragó saliva.
—E-Ehh… pues…nada, solo estaba mirando… Adiós.

Dicho eso, giró sobre sus talones y se marchó apresuradamente.

Desde la distancia, Cori y Melanie la observaban.

—Bueno eso fue rápido… nuestra Sarah ha crecido —dijo Cori, conteniendo una risa.

—Creció mucho —añadió Melanie, burlona.

—¿Y qué te dijeron? —preguntó Cori con interés.

—Lo mismo de siempre… que deje de molestarlo —murmuró Sarah, algo avergonzada.

Cori soltó una carcajada.
—Jaja, muy bien, Sarah, pero aún tienes mucho que aprender de la maestra.

Mientras tanto, en el club de jardinería, todos se preguntaban qué había querido Sarah con Leandro.

—Uhm… seguro quería hablar con Leandro a solas, jijiji —bromeó Nina.

Lily sonrió traviesa y se colocó detrás de Leandro, recostándose levemente en su espalda.

—Oye, no digas eso o harás que se ponga rojo como un tomatito —dijo con tono juguetón.

Leandro sintió su peso y bufó.
—L-Lily, eres pesada…

—¡Qué malo! —protestó Lily, fingiendo indignación.

Al día siguiente, los equipos comenzaron a trabajar. Lily, Mari, Mai y Nina supervisaban mientras Leandro intentaba seguir instrucciones.

—Esa flor va en el centro. ¡Sí, así! —indicó Lily.

Mari cruzó los brazos.

—Huh... no está tan mal.

Mai miró a Lily.

—¿Y si solo lo trajiste para que cargue las macetas?

Leandro sintió que su orgullo recibía otro golpe.

—Si querían un cargador, podrían haber pedido ayuda en otro lado...

Lily le sonrió y le dio una palmadita en el hombro.

—Nah, me gusta verte trabajar.

Leandro se sonrojó un poco, pero fingía no escucharla.

Mientras trabajaban, Cori pasó cerca y, al ver a Leandro rodeado de chicas, no perdió la oportunidad de fastidiarlo.

—Wow, Leandro, sí que te gusta ser el príncipe del jardín —dijo con una sonrisa burlona.

—¿Ahora qué? —Leandro suspiró.

Cori cruzó los brazos.

—Solo digo que esto parece más un harem que un club de jardinería.

Las chicas miraron a Cori con una mezcla de sorpresa y burla.

Lily sonrió.

—Oh, ¿estás celosa, Cori?

Mai, con voz calmada, añadió:

—Si quieres, puedes unirte y ser la Quinta chica.

Cori frunció el ceño, claramente fastidiada por la respuesta.

—No necesito estar en un club de flores. Yo ya tengo bastante encanto natural.

Lily rió.

—Claro, claro.

Leandro no pudo evitar sonreír. Por una vez, las bromas de Cori no le molestaron tanto.

el grupo decidió tomarse un descanso y sentarse bajo la sombra de un árbol para disfrutar de unos pasteles que Lily había traído.

—¡Hora de recargar energías! —dijo Lily con entusiasmo, sacando una pequeña caja con porciones de pastel de fresa.

Todos comenzaron a comer tranquilamente, pero de repente, Lily tomó un pedazo con su tenedor y lo acercó a la boca de Leandro.

—¡Aquí, di "ahh"! —dijo con una sonrisa traviesa.




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