Me Quedo Contigo

Capítulo 3

Cierro mis ojos de golpes, es la primera vez que despertar es un sufrir. Un aroma conocido se adueña de mis fosas nasales, estando segura de quién es, nuevamente abro los ojos, acertando con la persona.

Acerco mi mano a su rostro, deslizando las yemas de mis dedos por su mejilla hasta llegar a lo que más amo de su rostro. Procedo a dar suave toques en su nariz con mi dedo índice, notando como se mueve.

—Mil…

Abre sus ojos.

—Buenos días, Kean —sonríe.

—Buenos días, bonita.

—¿Qué pasó anoche? Tengo un fuerte malestar y un horrible dolor de cabeza. Además, se me borró el casete.

—Bebiste como si fueras una experta y luego perdiste el conocimiento. Te traje a mi habitación inconsciente y pues, recibí varías patadas al amanecer.

Solo recuerdo hasta el momento en el que comencé a tomar, después de eso, no tengo más recuerdo.

—¿Me perdonas por ser una mal dormida? —Suelta una risita.

—Estoy acostumbrado a ti. Tus patadas ya no duelen, solo me hacen cosquillas.

—Nunca te molestará nada de mí, ¿verdad?

—Así es.

Lo miro fijamente, perdiéndome en sus hermosos ojos marrones.

«Es una promesa.»

A mi mente llega la imagen de mi regalo. Por culpa de mi deseo por beber, no le di el regalo que preparé.

—¿Por qué estás preocupada?

—No te dije feliz cumpleaños antes de que acabara el día. Tampoco te di un regalo que preparé.

—No vuelvas a tomar en tu vida. No quiero que olvides nuestros bellos momentos.

Me deja ver su mano, notando el anillo en su dedo anular de la mano izquierda.

—¿Si te lo di?

—Así es. Aunque estabas muy ebria, me diste el anillo y me felicitaste por mi cumpleaños veintitrés minutos antes de que acabara el día.

—¡Qué alivio! —Tomo su mano, la acaricio y la acerco a mis labios. Beso donde se encuentra el anillo—. Me enojaría mucho conmigo mismo si no lo hubiera hecho.

—¿Me amas tanto? —Su mano cubre mi mejilla.

—Te amo tanto que no podría vivir sin ti. Eres la persona más importante de mi vida.

—¿Me amas más que a Dan?

—Conoces muy bien la respuesta.

Con un ágil movimiento acerca mi cuerpo a su cuerpo, dándome un lindo abrazo.

 

Observo el rostro de los chicos, el peor de todos es Jaris, le sigue Dan, lo que me sorprende, ya que él no es de los que beben en exceso. Mientras que Suri y Jalil están relativamente bien. En cambio, Sam y Kean están sobrio; creo que yo ocupo el tercer lugar.

—Una vez que el medicamento haga efecto te sentirás mejor —recuesto mi cabeza en el brazo de mi mejor amigo.

—Eso espero —suelto un suspiro.

Deslizo mi mirada a Dan, verlo en este estado me preocupa. He descubierto que prefiero verlo sumergido en su mundo, que sufriendo por la resaca.

—Ya llegó la comida —manifiesta, Suri, con todos los pedidos.

—Yo, yo primero —pide mi hermano mayor.

Suri le entrega el pedido que hizo y procede entregar cada pedido a su dueño. Abro mi pedido, no me compliqué, solo pedí comida del KFC. Al igual que todos comienzo a comer, con la diferencia que tanto Kean como yo compartimos nuestro almuerzo; algo normal en nosotros.

—Tenemos la tarde libre. ¿Y si vamos al club? Un poco de agua y sol no estaría mal —propone Suri.

—Yo paso —dice Sam.

—Estoy de acuerdo.

—Jaris, no puedes ni con tu vida y quieres seguir divirtiéndote.

—No estoy para tus regaños, Jalil. Una vez reciba mi título tengo que buscar trabajo, así que déjame disfrutar mis últimas semanas como un joven adulto mantenido por sus padres.

—Siempre tienes una respuesta para todo. Bien hiciste en estudiar leyes.

—No peleen, chicos. Me duele la cabeza.

—¿Tomaste algún medicamento Dan? —Me mira.

—Sí, estoy a la espera de que haga efecto.

—Jaris, Jalil, no discutan más. ¿Acaso no ven que su amigo se siente mal?

—Yo también me siento mal.

—No lo pareces, Jaris.

—Me duele que me trates así —se acerca a su mellizo—. Si no fuera por Jalil, estaría completamente solo.

Kean le tira una papa.

—Deberías haber estudiado actuación.

Creo que algo en lo que nuestro grupo e incluso nuestro padre estamos de acuerdo, es que a pesar de que Jaris es el mayor, no se comporta como tal. Jalil se comporta como el papá de todos nosotros, es como el líder de nuestro grupo.

—Me voy a mi habitación —se pone de pie.

—Bebé —se detiene, mirando sin expresión—. Ten, a ti te encantan los dulces.




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