Me Quedo Contigo

Capítulo 6

Durante estas dos últimas semanas he estado siendo cuidada por todas las personas que quiero: mi familia, la familia de Kean y Dan. Ellos han estado muy pendientes de mí y de alguna manera me han ayudado a sentirme un poco mejor.

Suelto un suave suspiro y procedo a sentarme en el césped podado. Cuando se cumplió un mes de la muerte de Kean, yo estaba en el hospital, por lo que no pude venir al cementerio, pero hoy, después de dos largas semanas, estoy aquí, frente a su lápida que, además de tener su hermoso nombre grabado, tiene una foto de él donde sonríe con dulzura.

—Mi amado Kean… Desde que desperté, algo ha cambiado, pero no deja de seguir siendo doloroso ver la realidad cada mañana. En cada lugar te veo, te recuerdo y esa desgarradora melancolía me abraza fuertemente, provocando una gran tristeza en todo mi ser. —limpio las lágrimas que surgen—. En esta última semana he estado meditando sobre mi vida, sobre ti y sobre las personas que me aman y sufren por mí… Quiero irme lejos, Kean, no para olvidarte, sino para poder encontrar esa paz que necesito, para poder adaptarme a tu ausencia. Quiero que la gran herida que dejó tu repentina muerte en mi alma sane, que mi corazón dolido encuentre calma y que aquellos recuerdos que tengo contigo no provoquen mis lágrimas sino una sonrisa. No sé si es lo mejor, pero creo que es necesario para mí. ¿Estás de acuerdo conmigo?

Bajo la mirada. A pesar de que es imposible, anhelo oír una respuesta de su parte.

Ante la suave brisa que me toca, siento un cosquilleo en mi pierna que llama mi atención, viendo una pequeña semilla de diente de león.

«Un diente de león representa la felicidad. Cada vez que vea uno, lo soplaré para que las semillas lleguen a ti y te hagan feliz.»

—Kean… — Tomo la pequeña semilla con mis dedos, colocándola en medio de mi mano. — ¿Esta es tu respuesta, mi vida? — Cierro mi mano y la pego a mi pecho, sintiendo los latidos de mi corazón. — Me iré, encontraré esa paz que busco, Kean. Te prometo que, cuando regrese y hable de ti, ya no lloraré tu partida. Cada recuerdo hermoso que tengo contigo, no me provocará dolor. Volveré a sonreír cada vez que piense en ti. Te lo prometo, amor de mi alma.

 

Ingreso a casa encontrándome la mirada llena de preocupación de mi madre. Ella me abraza enseguida, lo que sucede es que prácticamente me escapé de casa para ir a visitar a Kean. Ellos no me querían dejar salir y me tocó recurrir a ese método.

—Estaba tan angustiada, Miley —me mira—. ¿Por qué te vas sin decir nada? ¿Por qué me asusta de esta manera?

—Solo quería visitar a Kean… Ustedes no permiten salir y…

—Miley, hija…

—Lo siento mucho por preocuparte.

Suelto un suspiro.

—Lo bueno es que estás de regreso y estás bien.

Miro a mi familia y a Dan que, supongo, fue comunicado de mi escapada.

—Ya que todos están aquí, aprovecharé para comunicarles algo importante… Yo quiero irme a otro lado… Quiero aprovechar el tema de mis estudios para irme a otro país.

Todos ellos me miran desconcertados y con preocupación, y los entiendo. Después de lo que hice, nadie permitiría que yo me vaya sola a otro país.

—¿Mily, de qué hablas? —pregunta mi padre.

—Hablo de que quiero paz. De que no quiero seguir en este lugar donde todo duele y me siento perdida. Papá, mamá, hermanos, yo necesito encontrarme.

—Mi niña, no es necesario irte para tener paz.

—Mamá, no es necesario, pero es lo que yo necesito. Has pasado por un duelo, sabes lo difícil que es estar en un lugar que te recuerda a esa persona que ya no está —no puedo contener mis lágrimas—. Yo solo quiero alejarme y estar sola para encontrarme a mí misma. Creo que has notado que la muerte de Kean fue mi mayor punto de quiebre. Mamá, él marcó un antes y un después en mi vida. Mi vida nunca volverá a ser la misma, pero por lo menos quiero recuperar la sonrisa que tanto le gustaba ver en mi rostro.

Limpia sus lágrimas y me abraza de nuevo, desliza su mano de arriba hacia abajo en mi espalda.

—Estoy segura de que seguirás insistiendo y, si no acepto, te irás… No quiero perderte —corta el abrazo y toma mi rostro—. Te apoyaré, pero no quiero que te vayas sola.

—Quiero estar sola, mamá. Quiero alejarme de todo y… eso los incluye a ustedes. Yo deseo sanar mi alma, y aprender a vivir con la ausencia de Kean sin depender de nadie más.

Mi madre niega.

—Pero si te dejo sola, puedes volver a…

—Viviré por Kean, mamá. Le hice una promesa que voy a mantener siempre. No volveré a atentar contra mi vida. No volveré a causarte nuevamente el miedo de perderme. Pero déjame ir, mamá… Tu hija necesita encontrarse a sí misma.

—Prométele a tu madre que nunca me causarás el dolor de perder a un hijo.

Sorbo mi nariz y trago grueso.

—Mamá, te prometo que nunca te causaré el dolor de perder a un hijo.

—Gracias. — Me vuelve a abrazar, esta vez aplica fuerza, pero no se lo hago saber. — Siempre estaré para ti. Espero que cuando te encuentres a ti misma, puedas retomar tu vida y sobre todo ser feliz.




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