Medialuna:

Capítulo 1- Gracias

Capitulo 1 Gracias

Era una noche fría y lluviosa, raro por que era Febrero, y era verano. No había sonidos de animales alrededor solamente el del agua cayendo y las hojas siendo movidas violentamente por el viento. A la mañana, por la televisión habían pronosticado una sudestada pero por lo que se podía apreciar esta se había adelantado. No era época pero la madre naturaleza era impredecible.

Sin ningún reparo a mojarse por la calle caminaba con paso lento y zigzagueante un joven, su nombre Joaquín, con los hombros encorvados, los brazos sin vida. Su traje negro estaba empapado y algunos mechones de su cabello corto negro pegados en su frente y la cabeza baja.

Había perdido todo lo que le importaba. Había perdido a su mujer y a su hijo no nato. Eliza el nombre de su esposa, la madre de sus hijos, su mate. Mate que por pedido de ella no la había marcado. Pero la noche anterior el se arrepintió de haberle hecho caso. Y ahora la había perdido.

No solo a ella sino a su hijo que crecía en su vientre, un niño al que le faltaban solo cuatro meses para que el pudiera mecerlo en sus brazos. Pero no ya no tendría esa oportunidad y un cazador renegado era el culpable. Un cazador renegado le había quitado su sueño.

Ayer por la tarde un grupo de renegados atacaron la manada, ellos se protegían bastante bien pero por alguna razón fueron atacados, en pleno apogeo de lucha uno de sus más cercanos le dijo que pensaba que fue una obra desde el interior. Alguien de la manada los había entregado, había un traidor entre ellos.

Había gritos, niños pidiendo por sus padres, mujeres gritando, hombres luchando. Todo fue un caos. Pero en ese caos se preocupo por su mujer, quien debería haber estado dentro de la casa, la realidad era que no lo estaba, había salido a caminar, tomar aire, algo que la calmaba y al bebe.

Eliza estaba lejos del campo de batalla pero igual fue víctima. Volvía de su caminata cuando la situación estaba controlada, al ver cadáveres, mujeres llorando y niños gritando pidiendo por sus padres el miedo la invadió, como pudo y como su vientre le permitía, corrió gritando el nombre de esposo pero este no le contestaba. No fue hasta que uno de los hombres mas allegados al Alfa la oyó y le advirtió a su líder el cual al verla sana y salva se acerco a ella con rapidez.

Estaban a dos pasos uno del otro admirándose con alivio al contemplar que el otro estaba vivo. Pero esa sensación de bienestar termino cuando una flecha con punta de plata fue lanzada incrustándose en el pecho de Eliza, justo en el corazón.

El culpable estaba muy mal herido, se encontraba tumbado sobre el hierba, uno lobo se acerco a el y le destrozo la cabeza aplastándola entre sus dientes. Eliza cayó hacia adelante siendo atrapaba por el Alfa, ella no podía decir nada su vida había llegado a su fin solo podía observar a su amado pidiéndole que no lo dejara pero era imposible la vida se le escapaba de las manos y ella lo sabía lo único que pudo decir con su ultimo respiro fue un simple

-te amamos- y con eso ella dejo esta vida, acompañada de su bebe, quien murió en su interior.

Joaquín grito el nombre de su amada al viento al darse cuenta de que era tarde tanto para ella como para el bebe, latido que dejo de escuchar en el mismo instante en el que Eliza cerró sus ojos. Se había quedado solo.

Esa noche, como tradición todos los cuerpos fueron dejados al intemperie, esperando que la diosa los bendijera hacia su camino al mas allá. Esa noche Joaquín dejo de ser como era, había destrozado la casa por dentro, los muebles eran objetos inservibles, solo en la madruga se pudo sentar agotado en el suelo observado por la ventana el lugar donde se encontraba el cuerpo de su esposa.

La mañana lo sorprendió y cada uno de los familiares de las victimas aprecio ante el reclamando el cuerpo que debían enterrar. Pero el se derrumbo cuando llego la hora de despedirse de su mate.

Eran las siete de la tarde, el sol había desaparecido y de la nada el cuelo se había cubierto de nubes negras. Joaquín, siendo asistido por su segundo al mando, Mauricio, quien lo obligo a vestirse para el funeral de la Luna de la manada.

Por mas que la manada quisiera acompañarlo, repastaron su decisión de que sea algo solo para los mas cercanos, la ceremonia fue sencilla, unas palabras y todo termino. Las pocas personas que estuvieron al lado de Joaquín fueron los más íntimos, cuatro jóvenes y dos chicas, ellos conocían a la pareja desde el principio de todo.

Ellos se alejaron para darle espacio a Joaquín, quien solo se quedo mirando la tierra removida, donde ahora cubría el cuerpo de su mujer y el de su hijo, y las flores que había sobre este, violetas y lavandas. Las favoritas de Eliza.

Joaquín solo se quedo ahí, con la mirada perdida frente a la tumba sin percatarse de que la noche había llegado lo que lo saco de su trance fueron las primeras gotas de lluvia, las cuales se mezclaron con sus lágrimas de amargura.

Si tan solo...

Esa era la frase, que comenzaba todas las oraciones de su mantra mental, si tan solo la hubiera acompañado, si tan solo la hubiese encerrado en la casa, si tan solo le hubiese prohibido esos paseos ella..., ambos estarían vivos.

-Joaquín- lo llamaron pero él no contesto -Joaquín-

-déjame- dijo sin apartar la mirada de la tumba

-vamos es de noche y llueve, estas desprotegido y creo que volverán a atacarnos- le dijo Mauricio colocándose a su lado cubriéndolo con el paraguas que traía.

-que lo hagan, que me maten- contesto.

-no puedes decir eso-

-me los arrebataron, ellos ya no están-

-y el culpable esta muerto Daniela se ocupo de eso-

-largo-

-Joaquín-

-LARGO- rugió. Mauricio solo asintió y se fue llevándose consigo el paraguas. Dejando a Joaquín con la soledad.

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-Keila- dijo Noa –es mejor que no sepas donde estará-

-pero debo cuidarla-



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En el texto hay: luna, mates, hombrelobo

Editado: 30.06.2020

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