Medialuna:

Capitulo 10- La futura

Capitulo 10 la futura.

ALANIS.

Negro, dos piezas, tul, un tajo, algo de brillo junto con las flores bordadas a un costado de mi pecho y unos tacones rojos que parecían más zancos que tacos.

Una trenza algo destructurada con mechas sueltas, pendientes pequeños con brillo y maquillaje simple o casi nada de él, solo el delineado en los ojos algo de color en las mejillas y labios rojos para hacer juego con los zancos, digo zapatos, y listo.

Consejo aquí voy.

Lo más sub-real era que yo estaba lista y los hombres no. o sea ¿Qué tanto están haciendo? Ni que fueran a salir a buscar pareja, ¡solo deben ponerse un traje y ya! pero no, estos tipos dan más vueltas que una mujer, o sea yo y luego dicen que tardamos un montón.

Lo peor era que Salome, mediante el celular de Yamil, no dejaba de apurarnos. Como si yo fuera la culpable de que ellos tardaran, no fue hasta que me mando un mensaje en el cual Salome destruyo mis nervios con lo que conteste.

“ESTOS HOMBRES TANDAN DEMASIADO”

Fue así como sus mensajes terminaron de acosarme.

-¿Lista?- pregunta Joel.

-desde hace horas que estoy lista- me levanto del asiento que ocupen en el sofá –¿Por qué tardan tanto?-

-dirás que somos hombres- asiento me conoce tan bien con lo que respecta de mis pensamientos -pero- arrastro

-YA VAMONOS- grito Amón a lo que Joel se encogió de hombros y me dejo el paso

-la damas primero- mostro el camino con la mano izquierda

-no me dijiste el por qué tardaron tanto- comunico mientras salíamos de la casa.

-parece ser que te quedaras con la intriga- cerró la puerta echándole llave.

-hijo- llamo Mauricio mientras nos acercábamos a él –ya sabes que hacer- mi amigo asiente.

-darle aviso a los ancianos cerciorarme de que todo esté bajo control y ser niña de los niños y sus madres-

-ellas saben defenderse solas- le informo –son mujeres, también lobas si te metes con sus cachorros son capaz de despedazarte la yugular-  ambos me observan  un poco asustados

-chicos- hablo Amón –ella tiene razón- me encojo de hombros -¿Daniela te lo comentó?-

-hay cosas que National Geography enseña y más si son documentales de Canis Lupus- Amón desprendió una carcajada mientras que negaba con la cabeza.

-vamos se nos hace tarde- advierte mi padre.

-llevamos una hora de retraso- refunfuño mientras tomo el lugar del asiento trasero siendo seguida por Mauricio.

-buena suerte- desea Joel, quien luego se encamina hacia la puerta de la casa continua. Amón y mi padre ocuparon los lugares de copiloto y piloto respectivamente para luego estar en marcha.

-debes mandar el mensaje- aviso Amón

-en eso estoy- tecle lo más rápido que pude sobre la pantalla.

“ESTAMOS EN MARCHA”. Escribí pero no tuve contestación.

-listo- dije y Amón volteo para verme –no respondieron-

-¿soy el único que siente que hicimos un pacto con el diablo?- pregunta Mauricio, lo observe y su rostro mostraba algo así como impotencia

-Mauricio- dijo mi padre.

-es una forma decir, los humanos lo dicen siempre ¿no?- me pregunta esperando que lo salve pero niego con la cabeza levantando las manos dejándole en claro que no iba a ser su salvavidas.

-a mí en esta no me metas- mi celular vibro –la abuela mi enseño a no decir su nombre en voz alta y mucho menos jurar en vano-

“ROGER” solo apareció en la pantalla.

Aunque mi padre piso el acelerador tardamos un poco más de quince minutos para llegar a la entrada del pueblo. Estaba muy oscuro y la luz de los faroles se extendía a metros iluminando las zonas asfaltadas de la ruta.

Giro en dirección a la izquierda para tomar el camino hacia el concejo y enseguida mi celular volvió a vibrar.

-¿Qué dice?- pregunto Mauricio y una simple frase apareció en la pantalla.

“MIRA POR LA VENTANA Y SALUDA”

Repetí en voz alta el mensaje y segundos después siete Jeeps último modelo negros con vidrio polarizados pasaron con algo de velocidad haciendo que el auto temblara

-¿hacia dónde se dirigen?- pregunta Amón.

-al pueblo- informe –esos son el refuerzo del refuerzo-

El resto del viaje fue silencio.

Me sentía una total desubicada.

Estar en una iglesia, sentada en un asiento de madera del cual con un simple pestañeo cruje, el último banco para ser más precisa, casi al lado de las escaleras que dirigen al consejo. Estar observando hacia la mesa principal y recordar las veces que visite una iglesia con mi abuela para misa los domingo de ramos o el dia de la virgen me hacía sentir en casa.

Pero estaba segura de que si mi abuela estuviera viva me estaría regañando por vestir de negro en una iglesia y recordarme que ese color es para los días de duelo y bla bla bla. Si la señora Esther era autentica chapada a la antigua.

-disculpa- dijeron a mi lado lo que me gire para encontrarme a una chica de vestido azul con piedras doradas y cabello oscuro –¿puedo sentarme?-  señalo el asiento a mi lado.

-claro no hay drama- comente haciéndome a un lado teniendo como consecuencia que la madera del banco crujiera y resonara por todo el lugar. –lo siento- comente con una mueca pensando que rompí algo

-tranquila- se sentó junto a mí con dificultad –a veces pienso que en cualquier momento se romperán cuando hacen esos ruidos- suspira a lo que asiento porque hubo veces, cuando era pequeña, que también lo pensé –afuera un frio polar y allí dentro el calor del mismísimo infi-

-estamos en la iglesia- interrumpí –creo que eso no se dice- la chica se rio y por algún motivo me sonaba conocida de algún lugar.

-si puede ser- se recupero –¿has venido antes al concejo?- pregunto.

-muchas veces cuando era pequeña ¿tu?-

-lo he concurrido en los últimos años- chasqueo con la lengua –fue movidito los últimos años-



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En el texto hay: luna, mates, hombrelobo

Editado: 30.06.2020

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