Harriet
Esto es un asco, si me iba a tratar así, si me iba a culpar de todo ¿por qué me tuvo o no me dio en adopción?. Eso era lo que pensaba Harriet mietras se cortaba, no podía con las palabras de su madre, cuando escuchaba todo lo que su madre decía se sentía mucho más patética y más si se lo compartía a personas que ni siquiera conocía bien.
Sabía que la forma en la que se 'liberaba del dolor', aunque fuera un rato, no era la adecuada, ni siquiera era buena, pero cuando entraba en crisis no pensaba, era cómo un acto reflejo.
Odiaba esto, repudiaba a su madre y todo lo que decía, siempre se le venían esas palabras tan hirientes que, a pesar de escucharlas desde que recordaba, aún si ella no lo quería algunas le seguían haciendo daño.
Recuerdos de su vida regresaban a ella.
"Si estoy así es por tu culpa, si soy adicta es porque tú lo viniste a provocar, así que no me vengas con esas tonterías y llantos tontos sobre '¿qué hiciste para merecer esto?' Mejor vete a tu cuarto, no quiero ver tu asquerosa presencia"
Esa era una de lasbtantas veces donde su madre le decía esas cosas mientras estaba borracha, con el tiempo se acostumbró a esas cosas, pero le seguían haciendo daño.
William
Él y Leo entraron a la casa donde se encontraba Amy, la hermana mellizas de Leo.
Leo tenía su cabello café oscuro al igual que sus ojos y era alto, casi igual que William, él casi siempre vestía elegante o con sudaderas, mientras que Amy tenía su cabello de un color rubio, sus ojos más claros que los de Leo y le llegaba un poco abajo del hombro a William y a Leo, la vestimenta de ella era sueteres, faldas o pantalones, gabardina y sus botas o tenis, pero nunca vestía un color muy llamativo.
Cuando ella se dio cuenta de la presencia de su hermano y de su amigo se levantó del sillón estaba y fue hacia ellos, primero saludó a William con un saludo que habían inventado años atrás para después ir con su mellizo y darle un abrazo para posteriormente golpearlo.
◇•◇•◇
Estaban jugando videojuegos cuando William recordó la carta, su excusó y se fue a otro lugar con carta en mano, tenía nervios de abrirla, no sabía quién estaba detrás de eso, pero sin duda sentía muchísima curiosidad.
Después de alguna espera y sentir como su cerebro reproducía una canción de suspenso, la empezó a abrir. Lo primero de lo que se percató fue que no estaba escrita a mano, estaba impresa, eso era un indicio de que la persona que había hecho la carta se quería mantener en el anonimato.