Melissa embarazada por contrato

3. Aprovechando la oportunidad.

Antes de ir a una clínica privada para una someterse a una inseminación artificial, los dos quedaron en intentarlo teniendo relaciones sexuales. Melissa buscaba tener un embarazo tranquilo y aprovechar el tiempo para relacionarse y conocerse mejor. 

Unos meses después, Javier salió del baño de su dormitorio y miró a Melissa que dormía desnuda en su cama. 

Javier se quitó la toalla que envolvía su cintura y se empezó a vestir para prepararse para la jornada de trabajo. Cuando escuchó que el teléfono móvil de Melissa vibró en la meseta de noche y acomodándose en su cuerpo una camiseta blanca, se acercó viendo una llamada de un tal Bruno Hernández. Javier no lo pensó mucho y antes de que Melissa se despertara tomó la llamada. 

— ¿Sí, quién habla? — Preguntó Javier, bajando su mirada a Melissa que dormía sin haberse despertado. 

— Eso debería preguntar yo, ¿quién está contestando el teléfono de Melissa? — Preguntó Bruno, que se encontraba en el aeropuerto. 

Javier no supo cómo debía de presentarse, no era adecuado decir que era el futuro padre del hijo de Melissa y tampoco eran cercanos para presentarse como amigos. 

— Son las tres de la mañana y la señorita Melissa se encuentra durmiendo a esta hora, señor Bruno, no es hora de llamar. — Le dijo Javier, cuando le arrebataron el teléfono de la mano. 

— Bruno, lo siento. — Melissa contestó, sentándose en la cama y dándole la espalda a Javier. — Estaba durmiendo… 

Javier la miró sorprendido, habiéndose sobresaltado cuando Melissa le quitó el teléfono. 

— ¿Es ese hombre con el cual vas a tener un hijo? — Preguntó Bruno, qué esperaba a que viniera un taxi a recogerlo. — No me agrada para nada. 

Melissa escuchó como cerraron la puerta del dormitorio y ella miró dándose cuenta de que Javier se había marchado. 

— ¿Cómo puedes decirme que no te agrada si ni siquiera lo conoces? — Le respondió Melissa seria. — No hables así de él sin conocerlo. 

— Puede que esté molesto porque te dije que yo podría ser el padre de tu hijo. — Habló Bruno siendo sincero. — Estás tenido relaciones sexuales con él o todo se está haciendo por una clínica. 

— No pienso pisar una clínica hasta que sea necesario. 

— Es decir, qué estás teniendo sexo con él. Melissa, es un extraño. — Bruno se sintió desesperado, él había estado enamorado de Melissa desde que los dos participaron juntos en un drama de televisión. 

— Es el hermano de mi amiga Sarahí. — Contestó Melissa, tumbandose en la cama de Javier. 

— Tu amiga tampoco es que me agrade mucho. 

— Bruno, es mi vida y son mis decisiones. — Melissa se sintió molesta, porque Sarahí era su amiga y también porque tenía mucha confianza con Javier.

— Si todavía no estás embarazada, búscame, yo soy mejor que esa persona. — Le pidió Bruno, viendo que el taxi se acercaba. — Nosotros haríamos mejor combinación, no ese influences que solo estará buscando volverse mucho más famoso estando a tu lado. 

Melissa se incorporó de la cama, buscando su ropa en el suelo. 

— No quería decirte esto, pero me estoy cansando de verdad, Bruno. 

— Melissa… 

— No tendría un hijo contigo porque estás enamorado de mí y lo que menos quiero son ataduras. — Melissa se levantó de la cama. — Además, sabes perfectamente que no quiero saber nada de la prensa y estar contigo sería catastrófico. 

Bruno le colgó la llamada y Melissa dio un largo suspiro, tirando su teléfono móvil a la cama y buscando su ropa. A Melissa no le importa que Javier aprovechara la oportunidad para que su popularidad se hiciera más grande todavía… Mientras que a ella no la molestara la prensa y pudiera tener un tranquilo embarazo cuando lo estuviera, todo estaba bien. 

Melissa se paró en la puerta doble de la cocina de la pastelería, Javier se encontraba trabajando en sus pasteles para su venta del día, además de preparar distintos panes. 

Él empezaba su jornada laboral a las tres de la mañana y a las cinco entraban los dos ayudantes que tenía contratados. A las ocho de la mañana las dependientas ya se encontraban también en su puesto de trabajo, listas para abrir la pastelería y vender los productos de la casa. 

— ¿Te irás ya? — Le preguntó Javier mirándola y ella asintió. 

— No quiero que me vean salir tus empleados. — Le dijo Melissa.

Javier sonrió, preparándose para ponerse a amasar la masa.

— Siento haber respondido al teléfono. — Se disculpó Javier.

Melissa se le acercó y se dejó caer en una de las encimeras. 

— No te disculpes. No me preocupa que hayas contestado la llamada. — Le dijo, mirándolo como trabajaba con las manos. — Sé que lo has hecho pensando en mí, para que no me despertara. 

Javier la miró entonces y ella se frotó su cabello y se lo echó hacia atrás. 

— ¿Era alguien cercano? 

— Era el actor Bruno Hernández, sabrás quien es si has visto mis trabajos. 

— Sí, sé quien es. — Pronunció Javier con mala cara. — No es uno de mis favoritos. Se habla de él, dicen que es un engreído y que todo debe girar alrededor de él. 

Melissa se rió, no creyendo en que realmente se estuviera diciendo todas esas cosas de Bruno, aunque era cierto que todo debía de girar a su alrededor y que siempre exigía tener el papel del protagonista. 

— En realidad… Te quedas corto. — Melissa se le acercó y le dio un beso en la mejilla. 

— Yo no, las redes sociales. — Contestó Javier mirando a Melissa a su lado. — La próxima vez quédate en la cama durmiendo, no me quedaré tranquilo pensando que te irás sola hasta el campo de tu familia. 

— Estaré bien.

Javier la vio marcharse y mirándose las manos manchadas de masa no pudo evitar sentirse preocupado, ella sería la madre de su hijo o puede que ya lo fuese. 

Melissa se tumbó en su cama, escuchando de inmediato su teléfono móvil sonar en su chaqueta. Melissa lo sacó de un bolsillo y vio que era una llamada de Javier. 




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