Melodía del Dragón Inmortal (1)

Capítulo 1

Días atrás...

—Cosa inmunda, no haces nada bien, solo sabes jugar con espadas con ese bueno para nada. Ve a buscar hierbas medicinales al bosque para vender.

Bajo la cabeza resignada—Está bien papá.

—No me llames así.

—Sí señor.

—Muy bien, ahora vete, no quiero ver tu rostro.

Suspiro y salgo rumbo al bosque con una canasta para recoger las hiervas que me pidió. Luego de una larga caminata encuentro lo que buscaba, pero de un momento a otro siento como me tapan la boca y me retienen.

—No intentes nada niña.

Niego fervientemente, a lo que me amordazan y me tapan la cabeza. Llevándome al lugar donde me ataron.

Tiempo después...

No hicieron más que golpearme, darme sopa aguada, pan duro y agua para sobrevivir, estuve así por unos días hasta que por un descuido de ellos, no cerraron la puerta y yo había logrado romper la cuerda con un cristal roto y escapar.

Actualmente...

Mi corazón late con fuerzas mientras corro lo más rápido que mi cuerpo me permite, los árboles del bosque me ayudaron a perder de vista a los hombres que me perseguían, pero en un momento los árboles se terminaron y llegué al lago al que siempre iba a descansar.

—Rayos.

En eso, un fuerte dolor golpea mi cabeza y siento que algo se libera en mi interior, rápidos recuerdos llegan a mi mente y una fuerza invade mi ser. Recordando mi vida antes de ser secuestrada, caigo de rodillas dándole la espalda al lago, las lágrimas caían como cascada por mi rostro y justo en ese momento, llegan los que creí eran traficantes de personas que luego vendían como esclavos, pero ahora estaba segura que fueron pagados para matarme, para destruir a mi familia.

Uno de los hombres se rió y dijo—Mira nada más. Parece que la rata ya se dio cuenta que no tiene escapatoria.

Sonreí—Ja, creo que quienes no tienen escapatoria son ustedes.

—¿Eso crees? ¿No te das cuenta que estás en desventaja? Creo que deberíamos divertirnos un rato y luego matarte ¿Qué dicen chicos? Es una buena pieza, sería un desperdicio.—Todos se rieron aprobando al primer matón. Trago saliva, "es ahora o nunca" me digo a mi misma dándome fuerzas. Junto valor y espero que funcione, me concentro en mi energía mágica, en como fluye por mi cuerpo y busco en mi interior lo que quiero. Hasta que de pronto... unas llamas aparecen en mis manos, asustando a los tipos frente a mí.

—Pero ¿Qué...

Y antes de que se escaparan, hago que grandes llamaradas salgan hacia ellos, logrando atraparlos en las llamas y que no puedan escapar. Sus gritos... sinfonía para mis oídos, después de todo, había logrado escapar del segundo secuestro, aunque un poco magullada, por culpa de los golpes recibidos por estos. Así que no había arrepentimiento alguno. Solo dejo al que había hablado con vida, pero no por mucho.

—Tú. Rata asquerosa, los mataste.—dijo el hombre con enojo y miedo.

—Bueno... ustedes también me iban a matar, ¿no? Solo estoy ajustando un poco las cosas. Ahora... es tu turno.— En ese momento invoco las sombras y estas aparecen alrededor de él, atrapándolo y rodeando su cuello mientras lo asfixiaban lentamente. Veía como se quedaba sin aliento sin inmutarme y cuando cayó al piso inerte, luego de perder fuego su cuerpo, una pequeña risa escapó de mí sin poder retenerla.

—Esto está hecho, ahora tengo que encargarme de otra basura.

Y caminando me dirigí sin prisa hacia la casa donde había vivido atrapada estos seis años.

—Voy a darte una linda sorpresa "padre".

(...)

Llego a la casa en la que viví por seis años, y me escondo a un lado de la ventana, escucho voces, dos, para ser exacta, por lo que me asomo con sumo cuidado.

—A esta hora esa niña ya debería estar muerta. Esta es tu última paga como recompensa por tus servicios.

—Muchas gracias, mi Lord.

Con que estos parásitos trabajaban juntos. Muy bien, es hora de actuar.

Me dirijo hacia la puerta y la abro de forma abrupta, ambos se sobresaltan y se giran a ver quien abrió de esa forma. Sus caras de sorpresa lo dijeron todo. No esperaban verme con vida.

—Buenas noches, caballeros, es hora de pagar por su estupidez.

—Tú, deberías estar muerta— dijo el de cabello violeta.

—Mmm sí, tal vez. Pero ese no es el caso. Ustedes, por otro lado...

—No llegarás muy lejos niña—volvió a hablar el mismo hombre tratando de dar un paso, pero en ese momento hago que las sombras lo asfixien a él y a mi supuesto padre. Mientras caen al suelo, me acerco y le pregunto:

—¿Quién te ordenó que me matarás?—dije tomando un puñado de su pelo.

—¿Y crees... que te lo diré? Mátame... si te atreves... niña—dijo con dificultad.

—Ok, si tú lo pides.

—¿Qué?

—Verás que hay detrás del velo de la muerte.

Y con eso hago que mis sombras terminen por asfixiarlos. Tomo un puñado de cabello violeta y lo arranco, de todos modos no los va a necesitar.

—No los necesitarás. Y a mi padre le servirá para investigar.

Lo coloco en una bolsa de tela y busco un bolso que se cruza por mi cuerpo, en donde pongo las monedas de oro y me coloco una capa, salgo de la casa y prendo fuego todo, miro por un momento como se va consumiendo, pero luego me giro y me voy sin mirar atrás con una gran sonrisa.

Caminé hasta llegar a la carretera más concurrida por el día, para dirigirme a ver si encontraba donde comprar un caballo o alquilar un carruaje, pero me encontré algo mejor, el carruaje del Gran duque. Corro rápidamente hasta ponerme enfrente y hago bolas de fuego para llamar su atención, ya que aunque es tarde por la noche y hay farolas, no es seguro que me vean. Los caballeros que lo acompañaban rápidamente se pusieron en modo de defensa y ataque.

—¡¿Quién eres?! ¡Muéstrate!—dijo uno de ellos.

Suspiré y dije:—Solo quiero hablar con el Gran duque.

—Debemos confirmar su identidad—dijo firme.

—¿Qué es todo este alboroto?—pregunta el Gran duque bajando del carruaje, un joven de veinticuatro años, cabello negro con tono azul y ojos negros apareció ante mis ojos.




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