Suspiré.
Estaba agotado, demasiado.
Pero tenía mucho tiempo sin visitarlos, desde la graduación como es habitual entre compañeros universitarios, nos separamos. Simplemente comenzamos a escribirnos con menos frecuencia, cada vez nos veíamos menos y se convirtió en algo normal desear más llegar a mi cama a dormir que salir de fiesta.
Sobre todo, con López.
Había pasado mucho tiempo ya, no debería ponerme nervioso ni mucho menos. Pero la idea de solo verla, aceleraba mi corazón.
Desde el momento en que la vi mordiendo los lentes de mi mejor amigo, todo se fue a la mierda. Esos sentimientos que intenté reprimir, crecieron sin poder contenerlos.
Sé que está mal, que no debo dejar que eso me afecte, pero siento como si no pudiera evitarlo. Tuve que poner mil y un excusas cada vez que López insistía en que los visitara más seguido, pero no confiaba en mí con ella alrededor.
Yo respeto mucho a López, demasiado. Lo que menos quiero es joder nuestra amistad, por lo que tuve que poner todo de mí para pensar en cualquier cosa que no sea a ella en una situación que me vuelve loco.
Pero hoy es el segundo cumpleaños de Lucas, y soy su padrino, debo ir.
Sí, como si no fuera suficiente estar enamorado de la esposa de mi mejor amigo, también soy el padrino de su hijo.
¿Enamorado? Alto ahí.
Eso ya está superado, solo… me llama la atención.
Ni yo mismo me creía aquello, jamás había pensado tanto en una sola mujer, y parecía que era imposible no pensar en Rebeca estando cerca o lejos. Ella era la dueña de cada uno de mis pensamientos, hasta solía imaginarla bailar.
Maldita sea López y su insistencia en mostrarme un vídeo de ella bailando.
── Disculpe. ──Llamé a la trabajadora de la tienda donde me encuentro── ¿Me puede mostrar ese?
La chica se acerca sonriente, con una energía muy bonita que todos tienen cuando comienzan en su primer trabajo de atención al cliente. Le doy un mes más antes de que se corrompa y se vuelva como todos, en un vampiro sediento de la sangre y destrucción de cada ser vivo que le rodee.
Y si me equivoco, la chica tendrá mis respetos.
No he conocido a nadie que se mantenga igual de alegre y dulce tanto tiempo.
Bueno, tal vez…
Alto ahí.
Mientras menos quiero pensar en ella, es como si mi mente jugara en mi contra.
── Si sale defectuoso. ──Comienza a explicarme la chica con una enorme sonrisa, se me hizo imposible no devolvérsela── Puede venir con el recibo. Aunque no creo que sea necesario, estos peluches son de buena calidad, los mejores en su línea. ¿Es para una chica en especial?
Me reí sin poder evitarlo.
La simple idea de darle a Rebeca un peluche me es muy tonto, sobre todo por el tipo de peluche que estoy comprando.
Estoy llevando a un pingüino de peluche, en clara referencia a López y sus intentos de bailar. Apenas lo vi recordé cuando Rebeca…
Dios, ¿puedo pasar cinco minutos sin pensar en ella? Estoy perdido.
── Es para mi ahijado. ──Explico cuando mis risas mueren por pensar en la famosa Ballerina.
── Oh. ──La chica se sonroja levemente, pero se recupera con una velocidad impresionante── Entonces me alegra informarle que está hecho de buen material, resistente a todo tipo de niños traviesos, tampoco debe preocuparse por las alergias. Su tela es la mejor.
Alzo las cejas, definitivamente esta chica ama su trabajo.
── Lo llevo. ──Dije, motivado por todos los puntos a favor que la chica me explica.
Ella, muy observadora también se da cuenta que es un regalo de cumpleaños y me ayuda a prepararlo con una bolsa y moñito, tengo que aplaudirle por su trabajo, no todos son así de felices.
── Muy amable, gracias de verdad. ──Agradezco de corazón y ella parece gustarle mi satisfacción porque sonríe abiertamente.
Vaya, ¿dije que le daba un mes? Ahora solo pido que nadie logre corromperla. Sé mejor que nadie que tan crueles pueden ser los clientes, espero que no tenga que pasar por eso.
Subo a mi auto y respiro hondo mientras me pongo en marcha, mientras más me acerco al apartamento de ellos, más me inquieto. Repaso en mi mente desde las palabras hasta los gestos que debo poner cerca de ellos, lo último que quiero es desarrollar una enemistad con mi mejor amigo solo porque soy un idiota que no tuvo nada mejor que hacer que fijarse en su esposa.
Parte de mí, quiere tranquilizarse diciendo que López siempre ha sido muy tranquilo, nunca se deja llevar por el enojo, pero hay algo que rompe esa regla.
Rebeca.
Las pocas veces que lo he visto fuera de sí, ha sido en aquellos tiempos cuando los padres de ella hacían de todo por hacerla sentir mal por sus elecciones de vida, y ni hablar del hermano. López se transformaba en una persona completamente diferente, por lo que no puedo negar que aquello me asusta un poco, el que se dé cuenta y quiera matarme.