── Algo me dice que mientes. ──Me mira con tristeza── Pero no importa, me alegra mucho que estés aquí.
── Un placer acompañarlos.
Entonces lo veo ver con atención el ambiente de la sala de estar, que seguía de lo más tenso.
── ¿Tienen mucho tiempo los padres de Rebeca aquí? ──Pregunta en voz baja.
Más de lo que me gustaría. ¡Auxilio!
── No tanto. ──Resto importancia.
── Lamento eso. ──Murmura y le veo observar a Rebeca── Necesito traer los aperitivos. ¿Te importaría vigilar a Rebeca? Algo me dice que no ha tomado ni un solo descanso.
Ahora que lo pienso, tiene razón.
Desde que llegué ha estado caminando de aquí por allá, hasta había comenzado a cojear a cierto punto.
── Claro, haré que descanse.
── Te lo agradecería. ──Dice mientras se dirige a la puerta── Ballerina, iré a buscar los aperitivos con May, que ya debe estar por llegar al local. Vendremos con todo.
Rebeca se quita el globo que estaba inflando de la boca.
── Me avisas para ayudarte.
── Claro. ──López se le acerca y le da un beso, tuve que desviar la mirada.
Eso duele a horrores.
Una vez se va, veo a Rebeca con atención, seguía cojeando.
Me acerco y me inclino a su oído, ella parece reprimir un chillido ante mi cercanía.
Como me encanta hacerla reaccionar de esa manera.
── Si no te sientas, le diré a López que te duele la cadera.
Siento una mirada sobre nosotros, Erwin, por lo que me aparto de forma disimulada.
Rebeca me mira con un puchero, pero alzo mis cejas y ella suspira, tomando asiento.
Erwin seguía viéndome con atención mientras yo fingía demencia y ayudaba a Rebeca con los globos. Debo tener cuidado, es callado pero peligroso ese señor.
No pasa mucho tiempo cuando López llega junto a su prima, May, con todos los aperitivos. Donde todos comenzamos a distribuirlos en la mesa decorada.
Tenía mucho tiempo sin verla y es increíble que en todos estos años no ha cambiado nada, su cabello largo estaba recogido en una trenza. Se seguía vistiendo de forma coqueta y llamativa. Y como siempre, toda llena de energía.
Debería hablar con Erwin, tal vez así se le pegue algo.
Rebeca, ya menos adolorida se acerca a May para colocarle la estampilla, May chilla ante eso.
El chillido es tan alto, que despierta a Lucas.
Los lloriqueos de Lucas nos interrumpen a todos y Rebeca va junto a López para ir a atenderlo, dejándome con los que tienen asuntos sin resolver. Hasta May se va a la cocina para escapar del ambiente.
Perfecto.
Pero no tardé mucho en ser salvado, porque el timbre volvió a sonar indicando más y más invitados, amistades y familiares de Rebeca junto a la familia de López.
Me quedé con Alan, el hermanito de la chica que me tiene loco, quien era el único que parecía no notar como Erwin y July querían estar lo más lejos posible del otro. Quise distraerlo, después de todo es un niño y me pone algo triste que tenga que estar en medio de ellos dos, eso no era lo más saludable del mundo.
López y Rebeca salieron minutos después con un Lucas ya vestido y arreglado para la fiesta, pero siendo dueño del peor humor posible, Rebeca intentaba de todo para animarlo, pero le resultaba imposible. Cada vez que veía a Lucas era un niño lleno de risas y travesuras, ¿Por qué justo en su fiesta decide ser todo lo contrario?
── ¡A un lado todos! ──Arrugo la nariz ante aquella voz demasiado fuerte para mi gusto── La tía May está aquí para ayudar, ¿Quién es la cosita más hermosa de la madrina? ¡Tú!
Dios, cuanta energía.
Cuando estábamos en la universidad, la veía de vez en cuando, pero su energía era tal, que con verla un día podía estar aturdido por dos semanas.
Era gracioso verla al lado de Rebeca, que es todo lo contrario. May alza la voz y Rebeca la baja, una salta y la otra se sienta, una destaca y la otra prefiere no ser notada.
Prefería a la segunda.
Alto ahí.
¿Cuántas veces me he regañado hoy?
Pero nada que Lucas deja de llorar y quejarse, la verdad que su sueño haya sido interrumpido lo puso irritable.
Entonces me acerco.
── Mientras más le grites menos va a querer calmarse. ──Le digo a May, tomando a Lucas en brazos── A ver, ¿Quién romperá corazones en un par de años?
Eso hace a Rebeca reír. Mi corazón se acelera sin poder evitarlo.
Comienzo a elevar a Lucas para animarlo.
── Mario, no lo sacudas tanto. ──Me advierte López── Rebeca le dio de comer un poco antes de salir…
Pero lo vuelvo a hacer al ver que eso lo estaba calmando un poco.
── Pero si lo está disfrutando. ──Digo viendo a Lucas.