Melodía Disonante

Capítulo V

Me alejo de allí lo más rápido que puedo, sintiéndome como el peor amigo de todos.

May y yo bajamos las escaleras en completo silencio, lo cual era perturbador. May no suele ser precisamente la más callada de todas.

Sabía que me estaba viendo, mucho, podía sentir su mirada analítica sobre mí, lo cual me ponía de lo más nervioso. Quise convencerme de que eran ideas mías y que simplemente estaba perdida en sus pensamientos y yo estaba de por medio.

Con ella nunca se sabe, la verdad.

Quito el seguro del auto para que May pueda subir y ambos nos adentramos en completo silencio.

El silencio en el auto no duró más de dos segundos una vez estuvimos dentro.

── Y cuéntame, ¿en qué trabajas? ──Pregunta ella.

── Pues soporte técnico, básicamente lo mismo que López, pero en otra empresa.

La verdad es que López no se queda atrás en su empleo, también ha trabajado duro para estar donde está. Tuvo que hacerlo desde joven para poder ayudar a Rebeca, lo cual es de admirar.

── Siempre quise preguntar, ¿por qué le llamas por su apellido? ──Veo a May un segundo, parecía hambrienta por información.

── Mi hermano también se llama Cristian, me siento más cómodo llamándolo por su apellido.

── ¿Estás seguro que ustedes no estuvieron…?

── Por supuesto que no, ¿Qué tonterías dices? ──Cuestiono algo avergonzado de que piense eso. Suspiro y me pongo en marcha── ¿Dónde vives?

Ella me murmura la dirección del apartamento y me cuenta que apenas tiene un año viviendo sola. Contándome toda una historia de cómo fue el proceso para que sus padres confiaran en ella y en que no hiciera locuras.

La historia estaba interesante, pero yo no le pregunté.

Parecía poder hablar hasta por los codos, la recordaba parlanchina, pero no tanto como ahora.

Yo parecía un amargado a su lado.

── Entonces… ──La veo de reojo al escucharla hablar… de nuevo── ¿Vives solo?

── Sí. ──Digo algo extrañado ante esa pregunta.

── ¿Desde hace cuánto?

── Luego de graduarme de la universidad.

── ¿Y qué te ha parecido la vida de adulto?

── Siendo honesto, horrible. ──Ella ríe con ganas── Todo es dinero, limpiar y comer.

── ¿Qué hay de descansar?

La veo solo un segundo para alzar ambas cejas con ironía, ella vuelve a reír.

── No tengo mucho tiempo para el ocio la verdad. ──Digo sin muchos ánimos.

Pensé vagamente en mis pasatiempos, nunca los retomo, aunque quisiera.

De solo recordar el motivo por el cual los dejé…

── ¿Por qué? ──Vale, esto parece un interrogatorio.

── ¿Cuántas preguntas me has hecho ya? ──Cuestiono, mientras intento enumerarlas── ¿No te cansas?

── La verdad no, estoy acostumbrada a dirigir la conversación. Mi mejor amiga es una conejilla asustada por si no la recuerdas.

── ¿Quién es? ──Pregunto tontamente.

── Pues, Rebeca, ¿Quién más?

── Ah… ──Murmuro, intentando ignorar como mi corazón se aceleró al escuchar su nombre.

── ¿Tienes novia?

── ¿De verdad seguirás con tus preguntas?

── De hecho sí, aún quedan unos cuantos minutos para llegar a mi piso. ──Dijo mientras paraba en un semáforo en rojo.

Sentía esto como un castigo por haber sido tan mal amigo.

Pero al verla supe que no tengo escapatoria, no me queda de otra que seguir con este interrogatorio.

── Bueno, no, no tengo novia. ──Contesto finalmente.

── ¿De verdad?

── Sí, de verdad.

── ¿Por qué no la tienes? ¿Buscas algo en específico en una chica? ¿O simplemente no estás interesado?

Pongo los ojos en blanco ante tantas preguntas, no sabía ni por dónde empezar. Había olvidado lo agotador que resultaba seguirle el ritmo a esta chica, casi no puedo ni pensar.

── Supongo que simplemente no he conocido a la indicada.

El semáforo se pone en verde y me pongo en marcha.

── ¿Cuántos años tienes? ──Entorno los ojos.

── Tengo veintiocho años… ──Ni siquiera puedo regresar la pregunta cuando ella está nuevamente preguntando otra cosa.

── ¿Comida favorita?

── Bueno, me gustan las hamburguesas…

── ¿De qué tipo?

── Eh… ¿todas?

── ¿Y desde cuando te gusta Rebeca? ──Suelta de pronto.

Casi pierdo el control del volante, provocando que casi chocara con el auto a mi lado, ocasionando que me insultara de todas las formas posibles mientras tocaba el claxon sin parar. Intento disculparme, pero aquella persona parece haber tenido un mal día y se dedicó a desquitarse conmigo, insultando hasta el día de mi nacimiento por estar tan cerca de rozarle.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.