Y no debí hacerlo.
── ¿Qué dices que te dijo? ──Pregunto sin entenderlo del todo.
Rebeca ríe, ajena a mi mal humor.
── Que su hija le suplicó ver una película, no pudo negarse. Y como la película queda en el cine del otro centro comercial, no pudo venir con nosotros.
¿Qué clase de excusa es esa?
Frank quiero matarte ahora mismo.
Lo único que pedía, era un favor pequeño, no dejarme a solas con ella cuando soy un peligro andante. Apenas llegué al centro comercial fue verla y querer estrecharla en mis brazos, no hacerlo fue de las cosas más difíciles hasta la fecha.
Ni yo me entendía, verla era una tortura, debía reprimir cada impulso que sentía y no verla era igual de agonizante, porque la imaginaba en todo tipo de situación en la que no me siento muy orgulloso.
Veo a Rebeca, me miraba con total inocencia, ignorando mi lucha interna.
── Bueno. ──Mascullé.
Comienzo a caminar dejándola atrás, completamente nervioso.
── ¿No te gusta que no esté él? ──Pregunta Rebeca, trotando ligeramente para acercarse a mí── Si prefieres, podemos venir otro día.
Suspiro.
Estaba exagerando un poco, estoy comportándome como idiota, eso no me gusta y mucho menos con ella.
A ver, no puede ser tan difícil convivir con ella, no soy tan idiota como para hacer una locura. Solo debo respirar y ya está, no pasaría nada malo.
¿Verdad?
Debía verle el lado positivo a todo esto, estábamos en un centro comercial. Rodeados de cientos personas como testigos y estoy seguro de que, si le suplico a cualquiera a que me aleje de la tentación, me ayudará sin pensarlo mucho.
Bueno, creo.
── No se trata de eso, Rebeca. ──Le sonrío── Discúlpame, no quería hacerte sentir mal, solo es que tenía ciertas cosas que hablar con Frank, eso es todo.
── ¿De verdad?
── Sí, de verdad.
Ella suspira.
── Que alivio. ──Dijo con una sonrisa── Por un momento creí que te desagrado o algo así.
De verdad que ella es inocente, demasiado inocente.
Y así comenzó nuestra salida, caminamos por todo el centro comercial pasando por todas las tiendas de tecnologías disponibles, y la verdad es que me sorprendí. Me sorprendí bastante de cómo ella hablaba con lujo detalle y de forma profesional, completamente segura de lo que buscaba y no se dejaba marear por los vendedores. Uno que otro chico quiso pasarse de listo con ella, supongo que se confió a que fuera una mujer.
Puedo entenderlo, no es común que las mujeres sean tan expertas en esta área, sabe más que yo incluso.
Rebeca se mantenía firme ante eso, y sin ser grosera, se defendía con su total conocimiento en el tema.
Debo admitir que se ve muy sexy.
Alto ahí.
Me mordí el labio ante mi propio regaño.
Así pasó el tiempo y ella seguía sin decidir entre dos opciones, ella murmuraba una y otra vez las ventajas de una y los contras del otro. Yo no entendía del todo de lo que hablaba, pero me gustaba ver su rostro así de concentrado.
── La verdad es que me hace falta la opinión de Frank. ──Suspiró, totalmente indecisa.
── Podemos venir un día en que su hija no lo manipule.
Ella ríe.
── No lo digas así, puedo entenderlo, si Lucas me pide que me quede con él, lo hago sin dudarlo.
── Que López no te escuche, te regañaría por consentirlo demasiado.
── En eso si te doy la razón. ──Se muerde el labio y mi mirada baja ante aquel gesto── No puedo evitarlo, es mi bebé.
La veo sacar su celular y teclear en él, no sé a quién le está hablando o sobre qué, pero mis alarmas se disparan cuando hace una mueca.
── ¿Todo bien? ──Cuestiono al verla tan tensa.
── Sí, sí… Cristian… ──Dice y me tenso── Bueno, temas complicados.
── ¿Están peleando o algo así?
Ella suspira y se detiene, apoyándose en la pared más cercana.
── No, solo… ──Me mira con tal preocupación, que sin evitarlo acaricio su mejilla, ella enrojece de inmediato── ¿Qué haces?
── Intento relajarte. ──Musito rápidamente.
Ella me mira con algo de duda, se veía nerviosa al tener que sostenerme la mirada. Algo me dice que mi mirada dice mucho más de lo que ella puede interpretar, que estoy transmitiendo mucho más que apoyo entre amigos.
Solo que parece no notarlo.
Muy inocente.
── Ah. ──Vuelve a suspirar, su sonrojo empeora cuando mi mano entera toca su mejilla izquierda, acariciándola en todo el proceso── Es que me preocupa mi mamá.
── ¿Tu mamá?
── Sí bueno, lamento la escena de la otra noche. ──Niego con la cabeza, indicándole con aquel gesto que no hay ningún problema── Bueno… estaba bastante enojada por aquella escena, Cristian está algo inquieto, y estamos conversando sobre qué hacer, por Alan y todo eso…