Melodía Disonante (colección: Caleidoscopio de Emociones #2)

Capítulo XI

Mi pecho duele sin importar cuanto intente ignorarlo, si Rebeca está embarazada, eso me dolería por muy absurdo que suene. Ellos están casados, obviamente ellos…

Mi rostro se calienta sin poder evitarlo.

Necesito pensar con urgencia en otra cosa.

Esposa de tu mejor amigo. Madre de tu ahijado. Repítelo hasta que se te pase la tontería. Esposa de tu mejor amigo. Madre de tu ahijado.

Entonces ellos salen del edificio, Rebeca sostenía de forma cariñosa a López con una sonrisa, haciéndola ver adorable y de lo más tierna. Ambos se suben en los asientos traseros, no pude evitar bromear al ver como ella lo ayuda a subir con el mayor de los cuidados.

── La princesa López tiene a su guerrera. ──Dije con burla.

── No seas idiota. ──Espeta── Y no digas princesa López, te recuerdo que Rebeca tiene mi apellido.

Aquello dolió como un infierno.

Veo por el retrovisor como Rebeca extiende la mano y López le tiende dos billetes, a lo que ella se sorprende.

── ¿Por qué dos? ──Pero López no responde, ella lo mira con una mezcla de cariño y desaprobación── De verdad que estar así te pone irritable, pero intenta tomarlo con calma.

No pude seguir viendo cuando ella comenzó a besarle la mejilla.

Tal vez no fue la mejor de las ideas venir a traerlos, ahora deseo con todas mis fuerzas que López le compre el auto a mi hermano.

Llegamos y ellos van directamente a consulta, seguido de ir a los laboratorios. Todo lo hacen juntos y abrazados, me hace sentir unos celos que desconocía en mí, y todo empeoró cuando casi una hora después se confirma lo que esperaba iba a dolerme infiernos.

Rebeca está embarazada.

Los felicito como puedo y lo que mi poca fuerza de voluntad me permite, ellos se ven felices y quise compartir esa alegría, porque antes de todo, antes de que mis sentimientos estorbaran, éramos amigos. No quiero ser egoísta.

Al dejarlos en su edificio, sin pensarlo mucho, vuelvo a ir a ese bar. Solo esperaba no encontrarme de nuevo con mis amigos.

Apoyo mi frente sobre la barra, gimiendo como idiota al sentir el golpe que me di por hacer tal cosa sin precaución.

Tal vez no era lo mejor venir a beber solo, pero la verdad es que me da un poco igual todo sintiendo el corazón tan roto como lo siento.

Soy completamente ridículo, debería ser honesto con López de una vez por todas, debería decirle lo mucho que me encanta su esposa para poder tomar distancia sin tener que dar explicaciones. Debería dejar de incomodar a Rebeca quien hacía de todo por entender cada mirada llena de anhelo que le daba.

Soy idiota.

── ¿Mario?

Volteo, apoyando el lado derecho de mi rostro en la barra y veo a May, alzo las cejas al verla sola en este lugar.

No es que sea un bar de mala muerte, pero me sorprende de igual manera, teniendo en cuenta lo que pasó la última vez que estuvo aquí.

── ¿Qué haces aquí sola? ──Pregunto sin poder evitarlo.

Hace una mueca.

── No preguntes así, suenas a mi padre.

── Lo lamento, pero la última vez te amenazaron. ──Me incorporo para verla y poder seguir tomando.

── ¿Te preocupas por mí?

Tomo todo el contenido del vaso de un solo trago.

── Claro que me preocupo por ti. ──Su mirada cambia, solo que yo no la entiendo── ¿Me dirás que haces aquí sola?

── ¿Qué haces aquí tú solo y de esa manera? ──Pregunta de vuelta── Te ves patético.

Vaya, mi orgullo ha sido herido.

Pero no le veo sentido esconder lo que me pasa con ella, después de todo, ella lo sabe.

── Nada, solo estoy practicando el arte de sufrir en silencio. Me va de maravilla. ──May entrecierra los ojos.

── ¿Y qué te llevó a practicarlo ahora?

── Rebeca está embarazada.

May se sienta a mi lado sin dejar de verme.

── Oh, bueno sí, ella me llamó. Planeo ir mañana a reírme un buen rato de Cristian, que vuelve a tener los síntomas del embarazo.

Aprieto los labios al recordarlo.

── Bueno.

Ella enmudece por unos minutos.

── Lamento mucho que eso te duela.

── Bueno, soy patético, tal vez esto es lo que necesito para superar esa tontería.

── No taches tus sentimientos como una tontería.

── ¿Acaso no te haces una idea de lo culpable que me siento cada vez que López me dirige la palabra? ──Digo tomando otro trago de mi vaso── ¿O cuando confía en mí de una manera casi ciega al pedirme que cuide a su Ballerina?

Vuelvo a llenar el vaso.

── No puedo imaginarlo, siendo honesta… ──Vuelvo a beber todo el contenido de mi vaso de un trago── Tal vez… debas tomar más despacio…

── Nah, caliente sabe horrible.




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