Creo que me sacará del testamento.
── Ni se te ocurra meterte en con una mujer casada, mi hijo no va a arruinar a una familia. ¡Espero por tu bien que eso haya sido una broma!
── No lo es. ──Ella se detiene y me observa con suma atención── ¿Recuerdas a López?
── ¿Cristian? ──Cuestiona y asiento. Vuelve a golpearme con el trapo de la cocina── ¡Ni se te ocurra! ¡Con él no! ¿Acaso no es tu mejor amigo?
── Lo es.
Ella me mira sin entender.
Mi relación con mamá es bastante unida, le confiaba absolutamente todo. Incluyendo las locuras que había hecho más de una vez, el control que había perdido con la muerte del abuelo y todas mis cortas y fugaces relaciones con las chicas en mi adolescencia.
── Mario, me estás preocupando.
── Lo siento. ──Me disculpo── Pero no fue algo que hice a propósito.
Ella suspira y se sienta en la mesa, yo la imito para comenzar a comer lo que me sirvió.
── ¿Me contarás?
Asiento.
── Pues… es su esposa.
Y sigo comiendo.
Mamá me pellizca.
── Deja de burlarte de mí y cuéntame en serio.
── Vale, vale. ──Dejo la cuchara y la veo── Fue de pronto, mamá. Ella… es especial.
Me mira con tristeza.
── ¿De todas las personas tenía que ser la esposa de Cristian?
── ¿Qué puedo decir? ──Me quejo── Soy de lo peor…
── Olvídala.
── Vaya, no se me había ocurrido. ──Digo con ironía.
Eso me costó otro golpe.
── Hablo en serio. ──Me gruñe── Cristian es un amor de persona, extraño verlo. La última vez que lo vi fue en su boda, y recuerdo a la perfección lo enamorado que está de su mujer. Así que deja de meterte por allí.
── Lo sé, mamá. ──Suspiro con cansancio── ¿Crees que no lo sé? Sé mejor que nadie que no tengo nada que hacer allí.
── Entonces pon de tu parte. Deja de desearla y ponte a buscar a la indicada para ti, deja de ver la indicada de otros.
── Tampoco es que lo viva haciendo.
── Contigo nunca se sabe. ──Se encoge de hombros── Solo consigue a una que esté soltera por el amor a Dios.
── Vale, vale… ──Me rindo y la miro── ¿Gata o perra?
Vuelve a pegarme con el trapo de la cocina.
***
Estaba recostado contra la vitrina de la tienda de peluches. Estaba bastante nervioso, tenía mucho tiempo sin invitar a una chica salir formalmente. Años en realidad, menos sin conocerla. Pero debo salir adelante, y me pareció buena idea invitarla a ella.
Se ve que es de lo más dulce, no sabía si estaba buscando proyectarla. Pero no quise pensar mucho en eso, terminaría por arrepentirme.
La veo salir y ella voltea hacia mi dirección.
── ¡Oh! ──Dice llena de alegría── Eres el chico del pingüino.
Me reí.
── El mismo.
── Espero que no me traigas malas noticias del peluche que te recomendé…
── Para nada. ──Niego── De hecho, ha cumplido con todo lo que me explicaste, mi ahijado duerme sobre él.
Ella sonríe, complacida.
── Me alegra mucho. ──Dice y se acerca a mí── ¿Entonces que puedo hacer por ti?
Me pongo nervioso sin poder evitarlo, ella es linda, no sé si deba meterla en todo este enredo de emociones. Pero egoístamente… quiero intentar poner de mi parte para dejar a Rebeca atrás.
Sin poder evitarlo, al pensar poner de mi parte mi mente recuerda a May.
De solo recordar cómo la tomé…
A ver, a ver, pedazo de idiota. Vas a invitar a esta chica a salir, para olvidarte de una ¿y tú piensas descaradamente en otra?
── La verdad es que quiero invitarte a salir. ──Logro decir, ahuyentando mis pensamientos.
Ella enrojece.
── Bueno… ──Se remueve inquieta── Es… la primera vez que me dicen esto, así como así.
Entro en pánico.
── No quiero incomodarte…
── No me incomodas. ──Asegura── Es que no sabes ni mi nombre.
¿Se puede ser más idiota? ¿Cómo no lo averigüé primero?
── Yo me llamo Mario. ──Tiendo mi mano para estrecharla, ella alza una ceja── Me encantaría saber tu nombre.
Finalmente ella estrecha su mano con la mía.
── Soy Rose. ──Musita y sonríe── Y si te parece bien… me encantaría ir por un café.
── Claro. ──Digo rápidamente.
Ella duda, pero finalmente se coloca a mi lado y comenzamos a caminar, al principio los dos estábamos tensos y nerviosos, pero con solo comenzar a hablar del famoso peluche pingüino nos fuimos relajando. Ella me cuenta lo que sospechaba cuando la conocí, esa tienda es su primer trabajo.