Al final Frank se había relajado con mis palabras, e hizo algo que puso más peso sobre mis hombros.
Confiar en mí.
Pero, por otra parte, más que molesto conmigo, le había entristecido que May no contara con mi amistad sincera, ya que según él es lo que más necesita. No entiendo el porqué, pero él tampoco quiere explicármela.
Le doy el helado a Rebeca y ella pareció querer devorarlo, tuve que reprimir mis sonrisas ante eso.
── Espero no les moleste. ──Dijo ella entre bocados── Le dije a May que pasara por aquí, ya que ella está trabajando por aquí cerca.
Alzo las cejas.
── ¿Y eso?
── Pues, la está pasando algo mal. ──Murmura con cierta pena── Parece que el chico con el que sale la está engañando o algo así.
Con que era eso lo que la ha estado molestando.
Lamentablemente mis sospechas fueron ciertas.
Aquello me enoja, esto debía ser una broma de mal gusto o algo así, ese chico tenía un mes saliendo con May y ya estaba haciéndole esto. Quise no creer en ello cuando las señales eran más que obvias, los comentarios de May, el dejarla plantada, aquel día en la cafetería…
Hasta Rose lo había notado.
Pero… ¿desde cuándo?
La recuerdo ver su celular con una expresión tensa, esa era la primera vez que la vi sin su típica energía. ¿Desde allí?
Si era así, Alec puede considerarse hombre muerto.
Llega May algo desganada, algo que me puso peor, no era para nada la bola de energía que suele ser al entrar en una habitación.
Ella al ver que Rebeca voltea para recibirla, le sonríe de la forma más genuina que puede.
Ni ella se cree esa sonrisa.
Rebeca parece notarlo, porque se acurruca a su lado y le da de su helado.
── ¿Quieres uno? ──Le cuestiono a May.
── ¿Helado? No, gracias. ──Rechaza con desgana y aquello fue peor── En mi casa tengo mucho, demasiado.
Su mirada se pierde.
¿Desde cuándo está así?
Me siento mal amigo por no haber estado para ella.
Frank se sienta a su otro lado y ella automáticamente apoya su cabeza en su hombro, él en respuesta frota su cabeza contra la suya.
Aprieto los labios.
Al final Rebeca se fue con Frank, al que le miré con clara advertencia y el asintió de regreso, dejándome la tranquilidad de que mantendrá la boca cerrada con sus sospechas.
Y, por otra parte, me ofrecí a llevar a May a su apartamento, asintió sin decir nada y nos subimos a mi auto. A ella parecía incomodarle el silencio, porque puso todo de sí para guiar la conversación como siempre suele hacerlo.
── ¿Cómo te ha ido, chico desaparecido? ──Pregunta con una sonrisa.
Sonreí con algo de tristeza.
── No me digas así.
── ¿Cómo debo decirte, entonces?
── Por mi nombre, claro.
── ¿Y cuál es tu nombre completo?
Suspiré, había vuelto a ser ella. No puedo imaginar cuantas preguntas querrá hacerme esta vez.
── ¿Completo? ──La veo de reojo, ella asiente y yo decido seguirle la corriente── Mario Leo Ochoa.
Ella suelta la risa, y yo la veo mal, sé que mi nombre es de lo más extraño, parecía una ensalada de diferentes tonalidades y daban como resultado a lo mismo que hacías cuando juntabas todos los colores de la caja de plastilina. No sé en qué diablos pensó mi madre para creer que esa combinación era buena idea.
── ¿Ochoa? Suena a anchoa. ──Arrugo la nariz, es lo que siempre me han dicho.
── ¿Tu apellido también es López?
Ella asiente.
── A veces cuando llamas a Cristian volteo sin darme cuenta. ──Confiesa y yo me quedo pensando.
No me había dado cuenta de eso.
── Lo lamento, pero no por eso dejaré de llamarlo López.
── Entonces yo te diré Ochoa. ──Ella arruga la nariz, ni siquiera a ella le gusta su propia ocurrencia y eso me hizo reír── Suena fatal, mejor no. ¿Qué tal Ocho?
── ¿Y si un día te equivocas y me dices diez?
Ella ríe con ganas y me siento mejor al verla recuperar su típica energía. Me encanta saber que soy yo el que la está poniendo de mejor humor.
── Bueno, ¿Qué tal…? ──Se queda en silencio, me preparo para lo peor── ¿… Hachi?
¿Qué?
Esta mujer de verdad no tiene nada de creatividad.
── Eso es ocho, pero en japones.
── Pero suena mejor, ¿a que sí?
Debo confesarlo.
── Sí, admito que sí.
Llegamos a su apartamento y en un impulso me bajo también del auto. May eleva ambas cejas al verme.
── ¿Quién te invitó? ──Pregunta cruzándose de brazos.