── ¿Quién es Rose? ──Pregunta May una vez cierro la puerta.
── Ah, ella. ──Murmuro, entonces lo recuerdo── ¡Ella!
May me mira sin entender cuando la tomo por los hombros.
── Te creo que sea ella, Rose es más nombre de mujer que de hombre, te lo aseguro.
Comienzo a reír.
── No es eso, es que debo contarte sobre ella. Es la chica con la que me viste en la cafetería.
May arruga la nariz.
── ¿Estás saliendo con ella?
── ¿Qué? No. ──La guío hasta la habitación── Rose…
Apenas comienzo a decir las primeras palabras, ya May no podía dejar de reír ante la increíble casualidad de la vida.
Para luego golpearme.
── La forzaste a convivir con mi primo, eres despreciable. ──Me regaña, pero no deja de reír la descarada── No puedo imaginarlo, pobre chica. ¿Cristian lo sabe?
La miro como si estuviera loca.
── Claro, y Rebeca sabe sobre mis sentimientos. ──Replico con sarcasmo, ambos sentándonos en la cama── Obviamente no.
── Él sí debería saberlo si la chica va a estar pasando tiempo con nosotros, Rebeca y ella no se conocen. No hay nada que perder.
── No creo que le interese saberlo. ──Murmuro, recordando cuando se lo mencioné temprano.
Dejo de pensar cuando May se arrodilla en la cama y se desabrocha mi camisa.
── ¿Te he dicho que eres descarada?
── Bastante. ──Dice mientras se la quita por completo── Lo soy tanto, que se te pegó un poco. Mis ojos están arriba.
── Ajá. ──Me lanzo al ataque.
Estuvimos despiertos por varias horas, estaba pagándole con intereses todos los secretos que me ayudaba a guardar, usando cada parte de mi anatomía para complacerla lo mejor que podía hacerlo. Ella se veía satisfecha y eso me hacía sentir satisfecho.
Tomo a May y la acurruco en mi pecho sin pensarlo, ella corresponde y me abraza con firmeza.
── ¿Puedo preguntarte algo?
Cierro los ojos del cansancio antes de responder.
── ¿Aparte de la que ya hiciste? ──Ella ríe.
── Sí…
Acaricio su espalda para relajarla.
── Pues, dispara.
── Cuando busqué entre tu ropa en el closet, me encontré con una guitarra. ──Mis dedos se detienen── ¿Tocas?
Había olvidado que estaba eso ahí.
Recordé mi comportamiento con Rose cuando me arrastró hacia una tienda de música, no quiero ponerme así con May. Por lo que este tema debo superarlo de una buena vez.
── Sí. ──Respondo, finalmente.
── ¿No te gusta?
Abro los ojos y bajo la mirada para verla, ella me estaba analizando a detalle.
── ¿Por qué no me gustaría?
── Es que te pusiste tenso.
── Lo lamento. ──Digo, respirando hondo para relajarme── No es por nada malo.
── ¿De verdad?
── Sí.
Ella se muerde el labio, podía ver por su mirada cómo su cabecita estaba conteniendo las millones de preguntas que se está haciendo, era gracioso verla de esa manera.
── Dispara, May.
Ella suspira aliviada.
── ¿Puedes tocar un poco? ──Pregunta llena de ilusión── Nunca he visto a alguien de cerca tocarla, siempre he querido ver cómo lo hacen. ¿Es muy difícil? ¿Cómo se siente? ¿Qué tanto sabes? ¿Haces canciones? ¿Estuviste en alguna banda alguna vez?
Dios.
Bueno yo le había pedido que disparara, no me puedo quejar.
Me aparto de ella para poder levantarme, creo que la mejor manera de responder a todas esas preguntas era simplemente tocando el instrumento en cuestión.
Abro el closet y lo tomo, para luego sentarme frente a ella. Mis manos temblaban al tenerla de nuevo de esta manera, solo deseo que May no se dé cuenta.
── A ver. ──Suspiro, ella mira atenta cada uno de mis movimientos.
Parece que estuviera maravillada, sentí el impulso de maravillarla más por lo que me enderezo.
Comienzo a tocar suavemente la primera canción que se me viene a la mente y la que mejor me sé, no quería equivocarme con ella viéndome.
Sus ojos se intensificaron sobre mí, parecía encantarle lo que estaba haciendo, por lo que me inspiro para seguir un poco más, llenando la habitación de las melodías que hacía a través de las cuerdas. Tenía tiempo sin tocar frente a alguien, por lo que parte de mí estaba nervioso por hacerlo mal, pero presentía que con May podría equivocarme y ella aún me vería de esa manera tan especial.
Especial…
¿Desde cuándo May me mira así?
Si no hubiese empezado a tocarle la guitarra, no habría notado la mirada que me estaba dando.