López se acerca a ella de inmediato, pero no la toca.
── ¿Estás bien? ──Le pregunta, totalmente inquieto.
Ella asiente.
Veo como López la ve, su mirada se veía completamente dolida, por el ángulo en que había hecho mi locura, López tal vez no pudo ver cómo ella hizo de todo para alejarme, pero solo era yo que no pude encontrar la cordura suficiente para tomar distancia.
── López por favor, ella me estaba empujando, lo juro. ──Suplico y él vuelve a verme, estaba destrozado y eso me mataba── Moléstate todo lo que quieras conmigo, pero no con ella. Te juro por lo que sea que quieras que ella no hizo nada para corresponder.
Entonces avanza hacia mí.
── ¿Me estás queriendo decir que la obligaste? ──Su mirada cambió tanto, que me estremecí por completo.
Tal vez no debí subirle tanto a esas pesas, no quiero que ponga a prueba su nueva fuerza conmigo.
── Cristian, por favor. ──Rebeca lo toma del brazo, él la ve con cierta duda y ella capta la mirada, porque sus lágrimas salen sin control.
Entonces lo recuerdo.
Está reviviendo lo que Lisa le había hecho en su momento, pero no pienso permitir que por mi tontería ellos terminen.
── Sí, ¡Sí! ──Dije de forma desesperada── La obligué, lo juro. Ella no quería…
Todo pasó tan rápido, él simplemente tomó de mi camisa y me saco de la cocina, solo que no se detuvo allí, sino que también me sacó de la casa, estaba completamente fuera de sí y no podía quejarme.
He atacado su punto más débil.
Me empuja fuera de la casa y yo apenas logro recuperar el equilibrio cuando él comienza a gritar sin contenerse.
── ¡Confié en ti, maldita sea! ──Gritó fuera de sí, tragué saliva con fuerza── ¡Confié en ti de una manera absurdamente ciega! ¡Te pedía que la cuidaras! ¿Acaso lo disfrutabas? ¿Disfrutabas ver cómo la arrojaba a tus brazos con mi maldita inocencia? ¡Eres un maldito imbécil!
Definitivamente, su punto débil.
── López, de verdad yo…
── Es que… tú… ¡Mierda! ──Gruñe── ¡Besaste a mi esposa!
── ¡Lo lamento! ──Grito── No tengo excusa, lo sé.
── Siempre fuiste un maldito mujeriego. ──Escupe sin ninguna pizca de amabilidad── Creía que a mí me respetabas, que respetabas a Rebeca. ¿Lo veías como un maldito reto personal?
── Claro que no, López…
── ¿Qué diablos esperabas lograr con todo esto? ──Exige saber── ¡Necesito entenderlo! ¿Planeabas quitarme lo que le da sentido a mi vida, maldito idiota?
Me cuesta respirar, la culpa me consumía, me sentía como la peor de las personas.
Pero ya no tengo nada que esconder, debo ser honesto.
── Era ella. ──Confesé de una vez por todas── Por ella me aparté, porque me enamo…
Él se acerca a mí, furioso.
── No te atrevas a terminar esa frase, Mario…
── ¡Porque me enamoré de ella! ──López se detiene y me ve, su mirada parecía querer matarme── La chica de la que te hablé era ella, no May.
Entonces él pareció enfurecerse más.
── ¿Me estás jodiendo? ──Pregunta, pero no me deja responder── Todo lo que te dije esa tarde, tú… ¡no tienes vergüenza!
── Lo sé, López, sé que me odias…
── ¡Quiero matarte! ──Grita── Te dije tantas cosas y tuviste el descaro de pedir mi opinión, yo te dije…
Se quedó callado un momento.
── López, en serio…
── ¡No! ¿Cómo puedes verme al rostro si quiera cuando te dije que esa supuesta chica se lo pierde?
── Lo lamento, lo lamento en serio y lamento que May…
── May. ──Me interrumpe── ¿No sientes nada por ella verdad?
Ya mátenme.
── Eh…
── Responde. ──Exige, voltea a ver a sus espaldas, supe de inmediato que May debe estar allí── ¡Mírala y di de una buena vez si la quieres o no!
Siempre me pregunté cómo sería López con los regaños con Lucas, ahora lo sabía. Tengo miedo.
No le respondo.
── Usaste a mi prima. ──Espeta y yo retrocedo, no dispuesto a pelear con mi mejor amigo. Solo que él parecía más que dispuesto a hacerlo── Me mentiste y la usaste.
── No era mi intención…
── ¿Ah no? Te supliqué aquella tarde que me dijeras que no la estabas usando, pero me mentiste. Porque resulta que la estabas usando mientras pensabas en…
── ¡No! ──Le interrumpo── Yo no hice eso…
¿Qué no qué?
Maldita sea con mi cerebro. Cuando menos quiero recordar en mis errores, más me lo recuerda.
── ¿Quién me lo asegura? Tú no puedes hacerlo, hijo de perra. ──Dice totalmente enojado.
Trago saliva, estaba de lo más sorprendido al verlo tan desatado como ahora, casi no podía reconocerlo. Es como si todas las groserías que contuvo decir toda su vida las usara conmigo.