── ¿Qué diablos te pasó? ──Pregunta Frank al verme.
Había pasado poco más de una semana luego de haber hablado con él, me había citado en su casa para finalmente contarme.
Me dejó muy en claro que no fue fácil, López inconscientemente se había vuelto desconfiado con cualquier hombre que se acercara a Rebeca. Y a pesar de que me dijo que López puso todo de sí para no dejarse llevar por la inseguridad, el sentimiento le resultaba insoportable.
No puedo culparlo.
Luego de haber hablado con Frank y estar en ese maldito bar, las cosas… se descontrolaron un poco. Solo un poquito.
Suspiro con cansancio.
── No es nada. ──Resto importancia desviando la mirada.
Bueno, tengo que admitir que esa noche terminó siendo un desastre.
***
── Quédate. ──Dice── Quédate y cuéntame… que tiene de especial la esposita. Quiero saber si es mejor que la belleza de la prima.
Tengo que poner todo de mí para no perder el control y hacerlo añicos, solo bastaba con recordar a la insoportable chillona al ver mi mano herida por pelear para no querer volver a hacerlo. No está bien, por lo que quise tomarle la palabra, ser un poco más como Cristian y resolverlo con palabras.
── Supongo que te quedarás con las ganas de saberlo. ──Dije── Rebeca es de Cristian y May es mía.
── ¿Me vas a decir que no te metiste con las dos? ──No digo nada── Por allí escuché rumores de que Cristian y tú pelearon en plena calle porque te metiste con su esposa.
No quiero negarlo porque fue mi error, pero tengo que hacerlo para no dejar a Rebeca en una mala posición.
── En realidad peleamos porque me metí con él, un desacuerdo.
── Aja. ──Dice sin creerme── ¿Desde cuándo Cristian se pone así por un simple desacuerdo?
── Han pasado años. ──Espeto de mala gana── Él es un hombre de familia, si algo ocurre dentro de su casa, debe responder.
── Como tú metiéndote con su mujer. ──Ríe── Yo se lo dije, pero no quiso hacer caso. Las calladas son las más…
Tomo su camisa en un impulso.
── Rafael, no te atrevas.
Sonríe satisfecho con mi reacción.
── Sí te gusta. ──Dice victorioso── ¿Eso quiere decir que tengo vía libre para estar con la prima?
Aquello me puso peor.
── No sé si estás sordo, pero te dije que May es mía.
── Aja… ──Parecía disfrutar alterarme de esta manera el muy idiota── Tendré que meterme con las dos a ver que resulta, así como tú lo hiciste.
── Rafael…
── Vale, vale. ──Lo suelto, él se levanta con total tranquilidad y voltea a verme de nuevo── Tal vez, lo que debo hacer, es quitarle la inocencia a esa linda castaña.
Eso fue todo.
Me abalanzo sobre él, comenzando a golpearlo en el rostro sin ningún control, estaba haciéndolo pedazos. Estaba dispuesto a dejarlo en la peor de las condiciones, hasta que…
¡Animal salvaje!
Su voz recriminándome por hacer esto me detiene, quedo con el puño en el aire, respirando con total dificultad.
De solo recordar su carita llena de preocupación al ver mi mano herida, el miedo en sus ojos ante la idea de que me pase algo, su desaprobación a mi tendencia a ser demasiado impulsivo… todo en mi se calma. Pienso en su voz, su mirada, en sus manos tocándome y aquello me hace respirar.
Me levanto, todos nos estaban viendo y sentí vergüenza, por lo que camino para salir de allí.
Solo que en la entrada todo el grupo me detiene.
── ¿En serio crees que vas a salir ileso después de ser un salvaje con Rafael? ──Dice Simón, poniéndose frente a mí.
── ¿Y desde cuando eres tan idiota como Rafael? ──Pregunto con cierta amargura.
── Desde que tú te volviste egocéntrico creyendo que eres intocable solo por haber sido un salvaje.
Ellos no son así, pero solo bastó con verlo a los ojos para saber que se dejó llevar por las locuras del que dejé en el suelo. Estaban ebrios y fuera de sus cabales todos ellos.
Suspiro. Supongo que al final no saldré tan ileso, por muy salvaje que yo sea, no puedo hacer milagros si me superan en número.
***
Pude salir de allí porque el dueño los echó a todos ellos, al ser tan querido o lo que sea decidió defenderme. Solo me miró con advertencia de que no volviera a hacer esa escena en su bar, no me quedó más que prometerlo.
Solo supe que ellos siguieron peleando en la entrada para ver quien iba a pagar los gastos y las bebidas.
La verdad es que son patéticos.
Rose… fue la que terminó tratando mis heridas. Al final la terminé molestando, recordar esa noche me da vergüenza hasta mí, pero ella no ha mencionado nada de lo que le dije. Cumpliendo su promesa.
── Si tú lo dices… ──Dice no muy convencido── Vamos entra.