Melodía Disonante (colección: Caleidoscopio de Emociones #2)

Capítulo XXXVII

── ¿Seguro de que es aquí? ──Veo con inseguridad a mi alrededor.

── Que sí. ──Escucho la voz de López a través del celular── Tú sabes que ella diseña ropa.

── Claro que lo sé. ──Espeto de la vergüenza── Lo que no sabía era que es diseñadora de lencería.

López tiene el descaro de reírse.

Ja, muy valiente a la distancia, ya quiero verlo en esta tienda a ver si se sigue riendo al ver toda la variedad de ropa interior. Estoy cien por ciento seguro que enrojecería al ver la primera prenda, imaginaría de inmediato a su esposa, eso seguro.

── No creí que fueras tímido.

── Tú tampoco eres la definición de la confianza. ──Le escupo, apartándome cuando una señora me mira de arriba abajo antes de tomar un conjunto.

Pareciera esperar a que yo evaluara la prenda con alguna reacción o algo, por lo que volteo.

── Tú lo sueles ser, por eso esto es divertido. ──Vuelve a reír── Jamás creí que este día llegaría, lástima que no pueda ver tu cara.

── Deja de reírte, López. Debiste avisarme, me debes una. ──Mascullo mientras busco a May con la mirada, ya debería estar por salir.

── ¿Deberte una? ──Pregunta, incrédulo── Claro que no, besaste a mi esposa. Me debes la vida si así yo lo quiero.

¿Desde cuándo se volvió tan manipulador?

Lo peor es que funciona.

── Vale, vale. ──Acepto la derrota── Como sea, te dejo, la buscaré para salir lo más rápido de aquí.

── De acuerdo. ──Estaba a punto de colgarle, pero escucho su respiración, sé que quiere decir algo por lo que espero── Cuídala, ¿sí?

Aprieto los labios.

Mi último paso para la redención es May y así se lo dije a López, para ser completamente honesto.

Esta vez sí hizo el papel de padre protector, queriendo saber si mis intenciones con su prima eran honestas o no. Fue un interrogatorio largo y agonizante, pero salí victorioso o eso quiero creer, pues me dio luz verde para venir por ella, aunque con un millón de advertencias para que no volviera a lastimarla.

Lo que más me hizo sentir fatal, fue que me dijera que, si estoy con May, que solo sea porque ella será mi primer y último pensamiento sin interrupciones, nada de imaginar a Rebeca o a otra mujer.

Sí, hasta eso le dije. La honestidad era dolorosa, pero necesaria, quiero ganar su confianza.

── Con mi vida, Cristian. ──Le llamo por su nombre para que sepa que voy en serio── La cuidaré cueste lo que cueste, siempre y cuando ella me permita estar a su lado.

Lo escucho suspirar.

── No hagas que me arrepienta. ──Pide y cuelga.

Me estaba dando el beneficio de la duda, no pensaba fallarle.

Entonces la veo, se veía feliz como siempre, pero prestando atención a sus ojos, podía ver un ligero dolor, se seguía sintiendo triste y aquello era algo que vine a reparar. La quiero como siempre, toda escandalosa y alegre.

Por lo que tomo una respiración y me acerco a ella.

── Hey. ──Saludo con suavidad.

Noto cómo ella se tensa al escucharme, y voltea a verme.

── ¿Qué haces aquí? ──Musita con cierta timidez.

Timidez…

La última vez que la vi ser tímida, fue por el idiota que no la valoró. Que sea tímida conmigo es una buena señal, una que indica que aún le importo.

── Vine por ti.

── ¿Por qué? ──Enrojece, y no puedo evitar sonreír al ver eso.

Pero por mucho que me encante su timidez, la prefiero llena de confianza.

── Vine a buscar un conjunto para una muñeca muy sexy pero no sé qué diablos le gusta, me dijeron que aquí trabajaba la mejor. ¿La conoces?

Ella se endereza de inmediato, aceptando mi reto.

── Claro, esa soy yo. Soy la mejor en lo que hago. ──Dice y se adentra por los pasillos, saludando levemente a las empleadas que están atendiendo a clientes── ¿Cómo es esa muñeca para la que buscas?

── Es una pelirroja, parece ser que eso es de familia o algo así, pero es una chica llena de confianza. La única pelirroja que he visto que no es una máquina de sonrojos.

── Vaya. ──Dice── Si es atrevida, entonces debe gustarle fingir inocencia.

Sonrío.

── Aunque es terrible haciéndolo, tiene mucho descaro.

── Entonces este le vendrá bien, contrastará con su forma de ser. ──Dice tomando un conjunto blanco, alza y baja sus cejas en un gesto pícaro. Aquello me hizo reír.

Ella ríe ligeramente y creyendo que esto era una broma, se dispone a devolverlo a su sitio, pero la sorprendo tomándolo de nuevo.

── La llevaré. ──Anuncio.

── Mario…

── ¿Sí?

── ¿De verdad crees…?

Me acerco a ella, rozando su nariz con la mía.



#2605 en Novela romántica
#919 en Otros
#323 en Humor

En el texto hay: erótica, romance, romance y desamor

Editado: 14.06.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.