Cristian
Rebeca no es la única a la que le duele la indiferencia de Erwin.
Me ha pesado verla triste cada vez que piensa en su padre, cada vez que es el día del padre la he visto observar a las personas en la calle, viendo a padres con sus hijas pequeñas. Ella suele quedarse tan inmersa y quieta, que no me atrevo a sacarla de su trance.
Ella empezó a ir a sus terapias luego de un episodio de alcohol, uno que terminó… muy mal.
Había comprado una botella porque ella quería tomar conmigo en casa para celebrar varias cosas, mi pronta graduación y que cumplíamos un año de relación.
No me gusta el alcohol, nunca lo ha hecho y dudo que un día lo haga, pero ella se veía emocionada y quise complacerla.
El problema vino cuando ella ya bastante afectada por la bebida, vio un video que hablaba de la paternidad.
Ella rompió a llorar.
Rebeca no recuerda a detalle, porque comenzó a beber con mucha más desesperación que al inicio. No sabía cómo detenerla, pero ella no dejaba de llorar mientras veía el video.
Recuerdo a detalle como comenzó a llorar por lo mucho que lo extraña, por lo mucho que le hace falta y lo mucho que le duele sentirse tan lejos de él a pesar de que lo tiene cerca. Podría estar a su lado y sentirse a kilómetros emocionalmente, le dolía cómo él dejó de ser aquel hombre que ella admiraba de niña, le destroza el hecho de que sin importar lo que haga, lo mucho que se ha esforzado por salir adelante, no produce la misma reacción en Erwin que la que muestra con Michael.
A pesar de lo que Michael le hizo, nada ha cambiado.
Lo más doloroso para ella fue ver que, fue maltratada por él y ni un regaño se llevó. Simplemente conversaron, Erwin estaba de lo más triste, pero nunca le levantó la mano por lo que le hizo a su hija.
Fue otro golpe para mi Ballerina.
Se sintió tan poco valiosa que ni siquiera la defendiera.
Hasta le buscó donde vivir para asegurarse de que esté bien.
Luego estamos nosotros.
Las miradas que Erwin me da… las he soportado desde el primer día, me mira con claro desagrado. No le gusto, nunca lo he hecho. No importa lo que haga, nada parece gustarle lo suficiente para aceptarme como su yerno. Puedo entender a Rebeca en lo frustrante que es hacer de todo y que aun así te traten como si no valieras nada.
Nunca me ha gustado ser vanidoso, pero he puesto todo de mí para asegurar la sonrisa de mi esposa. Creí… que con el tiempo él se ablandaría, pero no ha sucedido. Rebeca y yo tenemos nueve años juntos y todavía no he intercambiado una conversación tranquila con él. Es tan… frustrante.
Veo a mi Ballerina sentarse a mi lado en la cocina, toma mi mano y la aprieta con fuerza.
── Lucas está dormido. ──Me dice y yo asiento── Cristian, yo… lamento tanto que por mí…
Niego con la cabeza.
── No me digas eso, preciosa. ──Beso su mano── Sabes que pelearía contra quien fuera por defenderte.
── Es que han pasado años y esto es algo que…
Me duele que las palabras de Erwin le afecten tanto, que la haga repetir esa tontería.
── Ballerina. ──Me acomodo para verla de frente── No digas eso por favor, todo proceso de sanación tiene su tiempo.
── Lamento que tengas que soportar todo esto. ──Dice y me muerdo el labio── Lamento que hayas tenido que escuchar todo lo que te dijo, lo de Mario… yo lo lamento, me siento como una…
── No lo digas. ──Pido y ella baja la mirada── Ballerina, yo…
Acerco más mi silla a la de ella, apoyo mi barbilla en su cabeza y respiro hondo, sintiendo cómo su aroma calma todo en mí.
── Tengo que confesarte que todo esto me afecta. ──Ella se aparta para verme con preocupación── Tengo que ser honesto contigo, me hace sentir tan inseguro que haga lo que haga no pueda agradarle, darte esa relación suegro y yerno que seguramente desees…
Niega con la cabeza.
── Hemos hablado de esto antes, Cristian. Te llevas de maravilla con mi mamá, mi abuela te adora. Mis tías te consienten cada vez que te ven, eres un amor.
Tomo su rostro y suelto todo el aire.
── Estoy agotado. ──Confieso de una vez── Todo ha sido demasiado, necesito… un respiro.
── ¿Desde cuándo te has sentido así?
── Bueno, si lo pensamos, he estado agotado desde nuestros orígenes. ──Digo con algo de diversión, solo que ella me mira con desaprobación── No quería angustiarte.
── No me gusta que me escondas cosas.
── Lo sé, lo lamento. Dejaré de hacerlo, porque la verdad no sabes cuanta falta me haces para sentirme mejor.
Roza sus labios contra los míos.
── Déjalo salir, mi amor. ──Pide en un susurro.
Suelto todo el aire, ella toma mi rostro con firmeza para que no pueda desviar la mirada. Me quita los lentes y limpia todas mis lágrimas, lejos de sentirme patético, me siento más ligero al ver cómo ella retira lentamente todo lo que venía cargando desde hace años.