Melodía Encantada

Capítulo 7

El niño se acercó lentamente, con timidez, sintiendo como su corazón latía lentamente en el interior de su pecho. Sus manos temblaban a causa del nerviosismo y cada paso parecía un desafío. Al llegar junto a la niña, se arrodilló sobre la suave hierba, sumergido en la impresión de su belleza. Durante unos segundos, la contempló en silencio, como si el mundo a su alrededor se desvaneciera. Fue entonces cuando la niña comenzó a mover lentamente sus párpados, hasta que finalmente abrió sus ojos por completo. La miró con atención, y en un instante mágico, ella se reincorporó y lo abrazó con fuerza, lanzándose sobre él con un cariño desbordante que le hizo olvidar todos sus miedos.

- ¡Muchas gracias! –susurró la niña en medio del abrazo.

- ¿Cómo es esto posible? –le preguntó el niño.

- Bueno... es una larga historia –respondió con lágrimas en sus ojos.

- Entonces, trataré de resumirla –con una de sus manos limpió suavemente sus húmedas mejillas- cuando nací, mi madre enfermó, y la desesperación de mi padre estaba por llevarlo a la locura, ya que estaba por perder a su amada. Pero un día apareció Morgana en nuestras vidas, con el motivo de aprovecharse de la desgracia de mis padres. Fue entonces cuando Morgana le propuso un trato a mi padre... uno que él aceptaría sin tener que pensarlo.

- ¿Cuál fue ese trato?

- Morgana salvaría a mi madre para que continuaran juntos, pero... -nuevas lágrimas comenzaron a rodar por sus delicadas mejillas- cuando yo cumpliera diez años, mi padre debía entregarme a ella. De esa forma pagaría su deuda.

- Y al final tú padre pagó su deuda.

- No. Mi padre trato de protegerme, y para evitar que Morgana me encontrara...me escondió. Como mi padre rompió su promesa, fue transformado en un hermoso collar de plata, que mi madre lleva en su cuello, convirtiéndose en la reliquia más preciada de toda su vida. Pero al final, ella me encontró, y me transformó en esa hermosa avecilla para cantar día tras día sobre el dolor que me consumía –la niña le dedicó una tierna mirada- lo extraño es que todos aquellos que escuchaban mi canto... disfrutaban de él, pero... tú...

- Yo escuchaba tus verdaderos sentimientos –culminó el joven.

- Sí. Y todo ese sentimiento se convirtió en alegría, esperanza y... amor –susurró esta última palabra- tú me has liberado de este encierro –una vez más se lanzó sobre él para abrazarlo- ahora, podré regresar con mi familia... y mi padre... y mi padre regresará a su verdadera forma. Y todo será como antes –se puso de pie, mientras le dedicaba una tierna sonrisa al pequeño- es hora de marcharme.

- ¿Te volveré a ver? –preguntó el niño, mientras se ponía de pie.

- Si, al cumplir mis dieciocho años regresaré por ti. Lo prometo –respondió con una enorme sonrisa en su rostro.

- ¡Es demasiado tiempo!

- ¡No lo es! –exclamó con dulzura, mientras se alejaba con pasos lentos.

- ¡Espera! –gritó el joven, mientras corría hacia ella- Mi nombre es, Giorgio.

- El mío, Evangelin.

- ¡Quiero que tengas esto! –Giorgio sonrió con entusiasmo, mientras le mostraba un hermoso y elegante camafeo de oro, que brillaba con la luz del sol. En su tapa principal, dos varitas mágicas estaban talladas con una precisión asombrosa, cruzadas en un gesto de complicidad y misterio, atadas delicadamente con una cinta de color rosa, que añadía un toque exquisito al diseño- ¡Este camafeo simboliza el amor que siento por ti, y la promesa que me acabas de hacer. Así nunca te olvidarás de mí!

- ¡Nunca te olvidaré, Giorgio! –Evangelin se acercó lentamente y depositó un tierno beso en su mejilla- ¡Muy pronto estaremos juntos, lo prometo!

- ¡Aquí estaré esperándote, mi hermosa Evangelin!

Evangelin se alejó lentamente, expresando con cada paso un delicado adiós, mientras su figura se desvanecía en la densa vegetación del bosque, que parecía abrazarla. Giorgio, con el corazón palpitante y un nudo en la garganta, la observaba desde la distancia, sintiendo que cada instante se transformaba en un suspiro cargado de amor y melancolía. La luz que se filtraba entre las hojas, iluminaba su silueta, y él anhelaba que el tiempo se detuviera para poder atesorar aquella escena por siempre.



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En el texto hay: maga, magiaoscura, magas

Editado: 15.02.2025

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