Narrador inexistente
Lara Smith era una joven reservada, una persona de pocas palabras hasta que se sentía cómoda.
Su voz, sin embargo, tenía una cualidad mágica,era el tipo de voz que te envolvía y hacía que quisieras escucharla por horas. Vivía en un pequeño pero acogedor apartamento en el corazón de la ciudad, donde todo parecía en constante movimiento, excepto su pequeño santuario de paz.
Un día, mientras Lara disfrutaba de su té en la terraza, escuchó el ruido de un camión de mudanza frente a su edificio.
Observó con curiosidad cómo los trabajadores descargaban cajas y muebles lujosos.
Fue entonces cuando vio a Adam Silver, el nuevo vecino. Adam era todo lo contrario a ella, extrovertido, famoso y extremadamente sociable. Cantante de éxito, sus fans lo adoraban, pero aquellos que lo conocían de cerca sabían que podía ser extremadamente ofensivo con sus comentarios, incluso cuando se disculpaba después.
No pasó mucho tiempo antes de que se encontraran en el pasillo del edificio. Lara bajaba las escaleras cuando chocó accidentalmente con Adam, quien llevaba una guitarra en la mano.
- ¡Mira por dónde caminas! - exclamó Adam, con una mezcla de enfado y arrogancia en su tono.
- Lo siento... - murmuró Lara, tratando de evitar el conflicto y continuar su camino.
- Claro, claro. Siempre lo mismo, ustedes, los que se creen mejores que los demás - añadió Adam con desdén, sin detenerse a escuchar la disculpa.
Desde ese momento, Lara y Adam parecían estar destinados a encontrarse en los momentos más inoportunos. Cada interacción dejaba un mal sabor de boca, y aunque Adam solía disculparse, sus comentarios seguían siendo hirientes y su actitud despectiva.
Sus padres, preocupados por la animosidad entre ellos, intentaron en varias ocasiones hacer que se llevaran bien. Organizaron cenas y reuniones con la esperanza de que Lara y Adam pudieran encontrar un terreno común. Pero cada intento terminaba en discusiones y miradas de odio.
Una noche, durante una de esas reuniones, la tensión alcanzó su punto máximo. Lara había decidido mantenerse en silencio y observar desde una esquina mientras Adam hacía alarde de sus historias de éxito. Sin embargo, un comentario sobre la música clásica, un tema querido por Lara, la hizo intervenir.
- No creo que entiendas realmente la música clásica - dijo Lara con calma, su voz era suave pero firme - No se trata solo de técnica, sino de pasión y sentimiento.
- ¿Y tú qué sabes de pasión? - respondió Adam con una sonrisa sarcástica - No eres más que una chica tímida que apenas habla.
La sala quedó en silencio, y todos los presentes sintieron la tensión en el aire. Lara se levantó, su rostro reflejaba una mezcla de dolor y determinación.
- Prefiero ser tímida a ser alguien que hiere a los demás con sus palabras - dijo antes de salir del salón.
Esa noche, Lara se prometió a sí misma que no dejaría que los comentarios de Adam la afectaran más. Sabía que había algo más detrás de su actitud, pero no estaba dispuesta a dejar que su comportamiento la lastimara.
Mientras tanto, Adam, en la soledad de su nuevo apartamento, se preguntaba por qué siempre terminaba arruinando las cosas. La imagen de los ojos heridos de Lara no dejaba de perseguirlo, y por primera vez, comenzó a cuestionar su propia manera de actuar.
Y así comienza la historia de Lara y Adam, dos vecinos odiosos destinados a encontrarse en una montaña rusa de discusiones y sentimientos no resueltos. ¿Qué sucederá en los próximos capítulos? Solo el tiempo lo dirá.