Elián abrió los ojos bruscamente. Un destello de Luz azul cruzó su visión, como una chispa eléctrica hubiera estrellado dentro de su mente. Jadeo, confuso. Sus pulmones parecían más pesados de lo normal, y un leve zumbido resonaba en su oído.
La habitación estaba penumbra, iluminaba solo por el resplandor tenue de las luces de la ciudad que entraban por la ventana. Las torres de cristal del distrito central se ha estado majestuosa en el horizonte, reflejando todo el cielo nocturno en mil colores artificiales. Todo parece igual.. y sin embargo, no lo era.
Elián se sentó en la cama, se lleva una mano a la frente y cerró los ojos. Una imagen difusa a latía dentro de su mente:
Un rostro desconocido, una voz que susurraba algo en un idioma que no recordaba haber aprendido. Luego un sonido agudo, como el de un cristal quebrándose, y nada más.
-¿Otra vez esa pesadilla?-murmuró, intentando convencerse de que no era real.
Pero lo era. Cada noche, la misma visión. Cada noche, el mismo rostro. No era un sueño. Era un recuerdo... Uno que no sabía de dónde venía.
Se levantó lentamente y caminó hacia el espejo. Su reflejo lo miró con la misma expresión de siempre: cabello oscuro, rizado, ojos profundos y algo cansados, y una delgada cicatriz que cruzaba sus cejas izquierda.pero tampoco sabía cómo lo había conseguido. Otro misterio más.
Desde que cumplió 18 años, los fragmentos de memoria comenzaron a aparecer como archivos dañados en un sistema viejo. Como si alguien hubiera metido recuerdos que no le pertenecían.
Afuera, la ciudad zumbaba con drones de patrullaje, anuncios flotantes y luces de neón.
Era tiempo de paz, crecían las nalicias. Pero para Elián, el mundo parecía cada vez más más.. falso.
Camino hasta su escritorio y encendió su consola. El sistema reconoció su retiro y abrió su panel de memoria digital. En esta era, cada ciudadano tenía un banco de recuerdos integrado en su neuronal. Un archivo militar donde se almacenaba memoriasclave accesible con un simple parpadeo.
Elián navegó hasta su historial. Todo parecía normal. Cumpleaños, clases, primeros amigos, caminata con su madre. Pero había algo más... Un archivo sin nombre, oculto, encriptado.
-¿Qué eres tú?-susurró intentando abrirlo, este sistema pidió una clave. Elían no tenía ninguna.
De pronto su consola se apago sola. Un mensaje apareció en la pantalla antes de la pagada:
"No estás solo. Tu mente recordó lo que el mundo olvidó".
Elián retrocedió, asustado.¿Quién me había enviado eso?¿Cómo sabía lo que estaba experimentando?
El viento sopló desde la ventana entreabierta. Una hoja de papel cayó al suelo. Él se agachó y la recogió. Era parte de un cuaderno viejo que ni recordaba sin él dibujo a mano, un símbolo: un ojo dentro de un cristal.
Debajo una palabra escrita con tinta negra.
"Recuerda"