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Hasta este momento estuve contando unas anécdotas de lo que pudo no ser asi, no soy buena escribiendo páginas, no solía escribir diarios, no confiaba pues por los muchos accidentes que pasan lo leen los hermanos, o la madre y te diga hija no pude contenerme lo vi y quise saber cómo le va a mi hija y más si llevas al cole un fisgón de mochilas puede anunciar tus secretos, una exageración para una desconfiada, no escribía porque con el solo hecho de escribir mi añoranza me daba ganas de llorar ya cuando uno escribe tiende a darse cuenta de sus errores como también de cuan cruel es su vida o dicho lo opuesto.

Volviendo al presente año en que todo ha cambiado en mi yo Annia la joven de veintidós años eternos, comencemos.

Es noviembre noche estrellada escribo cada página sentada en mi sofá favorito, esa sensación de disconformidad, miradas en las 4 paredes, mi habitación está muy bien amueblada con varias habitaciones sin habitarse ya que solo vivimos dos personas, una cocina lujosa que apenas entramos, las ventanas amplias con vista hacia afuera para poder contemplar las calles, un suspiro de melancolía, veo las hojas que deseche y las que aún no he puesto palabras pues me es difícil decidir que escribir, me sumerjo en un mar de recuerdos; de fondo suena melodías de Chopin Spring Waltz hermosa melodía en RE mayor que proviene de la televisión, aun así siento ese pesar, porqué estoy frustrada tengo muchas noches para escribir, prácticamente no puedo, me invade la inquietud, soledad infinita porque has venido a visitarme, donde estás mi dulce compañía me acuerdo de ese viejo poema de Mario Benedetti

…me siento tan solo, si imagino, mejor dicho si sé que más allá de mi soledad…..

Tal vez no necesite de alguien, pensamiento volátil ya desaparecerá sin más cuando tenga un motivo para levantar alas para iniciar una nueva aventura.

Vale decir, me sentía un rato bien otro rato desanimada.