Memorias de una Venganza

Capitulo 9: La Feria

Cuando finalmente llegaron al lugar acordado, el parque ya estaba lleno de vida. Jaxon estaba sentado sobre una de las bancas, tamborileando los dedos contra su rodilla mientras revisaba algo en su teléfono. Al verlos, levantó la mirada y los saludó con un gesto rápido de la mano. Krist, en cambio, corrió hacia ellos con pasos ruidosos, como una ráfaga de energía desbordante.

—¡Por fin llegan! —exclamó, deteniéndose frente a ellos con una sonrisa tan amplia que casi parecía contagiosa.

—Tú sí que tienes energía de sobra, Krist —comentó Andrew, con una risa ligera mientras rodeaba los hombros de Mila, quien permanecía a su lado con una tímida sonrisa.

El aire matutino traía consigo el olor fresco de los árboles mezclado con un leve aroma a frituras que provenía de los puestos de la feria. Cariel aspiró profundamente, intentando encontrar algo de calma, pero el nudo en su pecho no cedía.

—¿Qué te pasa, Cariel? Pareces medio dormido —preguntó Krist, inclinándose hacia él con un gesto de curiosidad.

Cariel alzó la mirada, intentando mostrarse relajado.
—Estoy bien, solo algo cansado —respondió, con una voz que sonó más seca de lo que pretendía.

Krist arqueó una ceja, pero en lugar de insistir, soltó una risa juguetona.
—¿Seguro? Con ese vendaje pareces un pirata cansado.

El comentario cayó como una piedra en el aire. Cariel sintió una punzada en el pecho al recordar las heridas que había sufrido, tanto físicas como emocionales. Antes de que pudiera decir algo, Andrew intervino, dando un paso al frente.

—Krist, no bromees con eso —dijo Andrew en un tono protector, colocando una mano firme en el hombro de su hermano mayor.

—Lo siento, Cariel. No era mi intención. A veces digo cosas sin pensar —se disculpó Krist rápidamente, levantando las manos en señal de paz.

Cariel respiró hondo y, con un esfuerzo, esbozó una pequeña sonrisa.
—No pasa nada, de verdad.

Andrew lo miró fijamente por un instante, evaluándolo, antes de suspirar.
—Bueno, ¿vamos? Mila ya está ansiosa por el algodón de azúcar.

—¡Sí, sí! ¡Quiero uno rosa! —exclamó Mila, jalando a Andrew hacia los puestos de comida con entusiasmo infantil.

Cariel los vio alejarse y, por un instante, sintió una punzada de envidia. Su hermano tenía una facilidad para conectar con las personas que él ya no podía entender. Suspiró y comenzó a caminar detrás del grupo, sus pasos arrastrados contrastando con la ligereza del resto.

La feria era un caos vibrante de luces y sonidos. Los colores brillantes de los globos y los dulces contrastaban con el cielo grisáceo de la mañana. Los gritos de los niños en los juegos mecánicos se mezclaban con la música de fondo de una banda improvisada, creando una atmósfera cargada de energía.

Andrew y Mila desaparecieron momentáneamente entre la multitud, dejando a Cariel con Krist, Jaxon y Merlice. Estos últimos se detuvieron frente a un puesto de muñecos, maravillándose con las figuras expuestas. Pero Cariel no les prestaba atención. Su mirada estaba fija en la rueda de la fortuna, donde las luces parpadeaban con un ritmo hipnótico.

Por un instante, la feria desapareció de su mente, reemplazada por un recuerdo. Paloma estaba a su lado, riendo mientras intentaba ganarle en un juego de tiro al blanco. Él aún podía escuchar su risa, tan clara como si estuviera a su lado, y ese eco lo golpeó con fuerza, dejándole una sensación de vacío.

—¿Cariel? —La voz de Jaxon lo sacó de sus pensamientos. Estaba a su lado, con una expresión de preocupación.
—¿Qué? Lo siento, ¿dijiste algo?

—Nada, solo quería ver si estabas bien. No has dicho mucho.

Cariel asintió lentamente, buscando las palabras adecuadas.
—Estoy bien. Solo... pensando en cosas.

Jaxon pareció querer insistir, pero al final simplemente le dio una palmada en el hombro antes de regresar con los demás.

En un rincón menos concurrido, Andrew regresó con un algodón de azúcar en la mano y se lo ofreció a Cariel.

—No me mires así. Sé que no te gusta, pero Mila insistió en que lo compartieras con ella.

Cariel tomó el algodón de azúcar, arrancando un pedazo pequeño con los dedos.
—Gracias —murmuró.

Andrew lo observó con atención antes de hablar en voz baja.
—¿Qué te pasa, Cariel? No estás aquí, no de verdad.

Cariel levantó la mirada hacia su hermano, notando la preocupación en sus ojos. Quería decirle la verdad, compartir el peso que cargaba, pero algo lo detenía. ¿Cómo podría explicar lo que estaba viendo, lo que estaba sintiendo?

—Solo estoy intentando encontrar mi lugar, ¿sabes? —dijo finalmente, desviando la mirada hacia el bullicio de la feria.

Andrew suspiró, dejando caer una mano sobre el hombro de su hermano.
—Tú tienes un lugar, Cariel. Tal vez aún no lo ves, pero lo tienes.

Las palabras resonaron más de lo que esperaba. Andrew no sabía la verdad, no conocía la oscuridad que lo rodeaba, pero su comentario se quedó con él.

Mientras el grupo se reía frente a un juego de lanzamiento de aros, Cariel sintió una presencia. Su cuerpo se tensó automáticamente, y giró la cabeza hacia un rincón oscuro al otro lado de la feria. Allí estaba Helios, inmóvil, envuelto en sombras que ignoraban las luces brillantes del lugar.

El frío recorrió su espina dorsal, pero esta vez no apartó la mirada. Sabía que no podía escapar.

"¿Qué quieres de mí?" pensó, sintiendo cómo su corazón comenzaba a acelerarse. Pero Helios no respondió. Solo permaneció allí, observándolo, como si esperara algo que Cariel aún no lograba comprender.

—¿Estás bien? —preguntó Andrew, apareciendo a su lado de repente, con una mirada preocupada.

Cariel parpadeó y desvió la mirada hacia su hermano.
—Sí... solo estaba pensando.

Andrew pareció dudar, pero finalmente asintió.
—Bueno, ven. Mila quiere que veas lo que ganó en el puesto de aros.

Cariel lo siguió, aunque sus pasos eran más pesados que nunca. La feria seguía adelante, llena de risas y luces, pero para él, ese caos vibrante solo intensificaba el vacío que sentía. Helios estaba allí, en algún lugar entre las sombras, y la sensación de ser observado no lo dejaría en paz.



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En el texto hay: crimen asesinatos, #acción, #alma

Editado: 30.12.2024

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