Memories (howard×raj)

4: Conociéndonos (2/2)

- Y bien, Rajesh, ¿qué se siente? - Sheldon habló con la boca llena. Estaban todos sentados y el alto se encontraba frente a él, junto a Amy y Howard. Todos habían comenzado a servirse la cena que había preparado Amy a modo de bienvenida por su regreso a casa. Rajesh se encontraba alabando el delicioso trabajo.

- ¿Qué cosa? - Preguntó luego de un rato. Amy, que se encontraba al lado de Sheldon, tomó su plato a medio comer y lo rellenó de vegetales que Rajesh no estaba muy convencido de probar, como si fuera una mamá preocupándose de que comiera también cosas sanas. Un sentimiento de nostalgia llenó su pecho.

- Perder la memoria, ¿cómo se siente?

- Sheldon, no puedo creer que le preguntes eso. - Amy ladeó su rostro encarando al alto. Este sólo se estrechó de hombros inocentemente.

- Está bien. - Sonrió como si no fuera la gran cosa. - Se siente como una gran broma, es duro saber que soy amigo de ustedes porque simplemente no sé quiénes son. Es raro poder confiar en eso, si Leonard no me lo hubiese dicho, entonces yo realmente no lo creería.

- ¿Y no tienes ningún recuerdo de nosotros? - Penny a su lado lo observó sorprendida.

- Lo siento... realmente siento no poder recordarlos, es muy frustrante. - Negó con la cabeza. Impotencia drenándose por sus venas al sentir que no podía hacer nada más que sentarse a esperar que el tiempo fuera tan bueno como para traerle sus recuerdos de vuelta.

- ¿Qué es lo último que recuerdas? - Howard preguntó sacándolo de sus pensamientos. El ojiazul se encontraba al lado de Amy, y todos los observaron como si de alguna manera estuvieran cerciorándose de que midiera sus palabras, lo cual a Rajesh le pareció extraño; no pudo evitar fruncir su ceño por lo que estaba pasando, había algo que claramente le estaban ocultando.

- El verano en Los Ángeles, una semana antes de llegar a California.

- Wow. - Soltó Penny desde su lugar mientras volvía a rellenar su plato con carne y verduras. - Sólo wow.

- ¿Realmente no te acuerdas de mí? - Howard volvió a hablar llamando su atención. Su ceño estaba fruncido, la impaciencia marcada en su rostro cada vez que Rajesh lo veía morderse los labios o golpear sus palillos en la mesa. Rajesh quería sonreír, decirle que todo era una broma y que realmente los recordaba, pero eso sería una mentira. Una muy grata mentira.

- Howard... - Amy advirtió a su lado.

- ¿Qué? - Preguntó el ojiazul, despreocupado. - Él se me pegaba como una babosa cuando nos conocimos, no puedo creer que ahora su comportamiento sea diferente.

- ¿Yo hacía eso? - Rajesh abrió sus ojos sorprendido; calor comenzó a subir por sus mejillas. No pudo evitar observar a Leonard, preguntándole en silencio si era verdad esa información; su amigo asintió divertido.

- Howard... - Advirtió nuevamente Amy.

- Sí, eras desesperante. - Howard asintió como si se hubiera sacado un peso de encima, pero de todas formas, había una pequeña sonrisa ocupando sus labios. Y Rajesh no pudo evitar sentirse totalmente atraído por el pequeño movimiento.

- Ya veo, es por eso que tienes ese comportamiento hacia mí. - Bajó la mirada apenado y Howard bufó.

- Yo no te odio, si es lo que piensas.

- Él no te odia, Raj. Howard es así. - Penny le dió un apretón en su hombro.

- Eso fue demasiado. - Amy parecía como si estuviera teniendo un colapso mental mientras dejaba sus palillos y tomaba de su vaso. Sheldon observaba la escena preocupado mientras le daba pequeñas miradas al ojiazul de la esquina que se servía de su plato despreocupadamente, como si no hubiera sido el causante de que todos estuvieran un poco alterados por el miedo a que revelara demasiada información.

- ¡Ya sé! ¿Por qué no le cuentan cómo lo conocieron? - Leonard propuso, encogiéndose de hombros cuando recibió la horrorosa mirada de Amy. Ella a veces podía ser muy escandalosa. - No creo que eso dañe a Rajesh, Amy, no me mires así.

- Esto no es buena idea. - Murmuró la chica.

- Por decir eso, tendrás que empezar tú, Amy. - Leonard le dió una mirada pícara, como si estuviera molestándola. Amy lucía como si estuviera metida en un gran problema. De todas formas, habló.

- La verdad es que te conocí por Sheldon...

- Y yo por Penny. - Sheldon saltó interrumpiendo.

- Eres mi junior en la carrera. - Penny habló deliberadamente mientras volvía a colocar más carne en su platillo. Amy la observó con un rostro de "mídete" que la rubia ignoró con éxito. - Eras tan trabajador que te encontré durmiendo en la sala de práctica cerca de las 04:00 de la mañana. Ya sabes... las salas están disponibles las 24 horas. Desde ahí fuimos amigos, eras tan gordito y...

- ¡Yo no era gordito! - Rajesh saltó en su defensa, recordando los odiosos mofletes que no le gustaban. Sintió sus orejas arder por haber levantado la voz, como si estuviera haciendo un gran berrinche.

- Sí lo eras. ¡Auch, Rajesh! - Leonard se quejó cuando Rajesh pellizcó su muslo por debajo de la mesa.

- Sólo... tenía las mejillas más grandes.

- Sí, sólo eso.

- Cállate, Leonard. Tú tenías las orejas gigantes, como si fueras a volar.

- ¡No te metas con mis orejas!

- ¡Entonces no te metas con mis mejillas!

- ¿Te das cuenta de lo que acabas de lograr, Penny? - Sheldon negó con la cabeza, como si estuviera decepcionado del resultado de los dos chicos discutiendo estúpidamente.

- ¿Qué? ¿Ahora dices que es mi culpa? - Penny frunció el ceño hacia el alto. - Sheldon, por favor.

- Sheldon, no culpes a Penny. - Amy lo encaró.

- Pero qué dem... - Sheldon se detuvo cuando el entendimiento lo golpeó en la cara. - Estás de su lado. - Amy rodó los ojos.

- ¿Se dan cuenta de que todos están discutiendo con todos? - Howard tomó de su agua como si fuera lo más normal; todos en la mesa lo observaron encogerse de hombros.

- De acuerdo, eso fue estúpido. - Amy rió divertida.

- Estúpidamente, como lo somos nosotros. - Penny se unió mientras Sheldon asentía haciendo que ambos rieran. Rajesh observó la escena; se sentía muy sacado de donde estaba, como si hubiera llegado a un mundo completamente diferente donde no sabía cómo encajar. Leonard reía a su lado, pero él sentía el calor subir por su cuerpo llenándose en su cabeza, porque nadie se metía con sus mejillas gorditas de púber.




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