- Howard, vete de aquí, Amy tiene una prueba importante mañana. - Sheldon brincó al lado de Howard sin saber qué hacer para echarlo. No lo malinterpreten, él quería a Howard, era su mejor amigo en la universidad después de todo; sin embargo, eran cerca de las dos de la mañana y el ojiazul no se dignaba a abandonar el apartamento al que había llegado hace una hora.
- No quiero.
- ¿Por qué no quieres? No me digas que estás... - Sheldon susurró mientras entrecerraba sus ojos. Él era muy bueno en captar las cosas, así que supo de inmediato el motivo por el que el ojiazul no quería irse a su casa.
- Sí. - Murmuró, confirmando sin que Sheldon hubiera preguntado directamente. - Estoy evitando a Raj. Cuando llegue él estará ahí y no quiero verlo. - Negó con la cabeza. - No cuando no me recuerda.
- Rajesh no se acuerda de nadie y de nada. Estará solo si no llegas, ¿no te da pena?
- Dios, ¿por qué gritan tanto? - Amy apareció desde el pasillo. Howard y Sheldon la observaron con miradas distintas: la del ojiazul pedía ayuda y la de Sheldon era de... bueno, parecía cabreado.
- Sheldon, me di cuenta de que no tenemos nada para comer, ¿puedes ir a comprar algo?
- De acuerdo. - Sheldon levantó los brazos en señal de derrota. - Me voy. - Era obvio que no había nada que comprar porque, ¿quién saldría a las dos de la mañana a comprar algo? Él no era idiota, por favor, tenía un coeficiente mayor que el de cualquiera. Él sabía que Amy sólo lo había echado para tener una charla personal con Howard, y no es como si le doliera ser excluido, sabía que Howard a las única personas que le contaba todos sus problemas eran Amy y Rajesh, aunque Rajesh no contaba ya que era el causante de todos los problemas que Howard tenía.
Sabía que el ojiazul era una persona completamente cerrada y reacia a compartir sus propias debilidades, y entendía muy bien el por qué Rajesh había logrado colarse muy por debajo de su piel. Rajesh tenía todo lo que a Howard le faltaba, y Howard le daba a Rajesh todo lo que necesitaba; el ojiazul era como un polo a tierra para el moreno, mientras que Rajesh era todas las travesuras que a Howard le faltaban. Nadie creería que ellos dos podían acoplarse tan bien juntos, incluso Sheldon parecía anonadado cuando Howard había ido a contarle que estaba saliendo con Rajesh. Primero le había dado miedo, porque ambos chicos eran parte de su círculo de amigos, si las cosas terminaban de manera horrible entre ellos, entonces sería incómodo como el infierno. Pero habían pasado los meses y ambos seguían igual de fuertes, y ahí fue cuando Sheldon supo el por qué Howard nunca antes había salido con nadie seriamente; porque el ojiazul cuando se enamoraba era de los que entregaban todo. Romántico o no, Howard era una persona que amaba con el alma, tan frágil como sonaba eso, así era. Howard era frío con la mayoría de las personas, realista y directo, sin embargo, con su novio era como si toda la parte caliente de su cuerpo volviese a la vida. Rajesh era muchísimo más cariñoso y demostrativo con todos los de su alrededor, pero su persona favorita era Howard; le gustaba frotarse como un gatito en los brazos del ojiazul. Rajesh era travieso y adorable, era de los que se ponían rojos cuando un halago venía hacia ellos y a Howard le gustaba halagarlo sólo con el objetivo de verlo sonrojado.
- Iugh. - Sheldon hizo una mueca de asco pensando en todos los momentos cursis que había presenciado de la pareja. Fue hasta la habitación de Amy y se encerró en ella. Saltó a la cama de la chica y la desordenó un poco, sólo porque eso hacía enojar a su novia. Y si Amy se enojaba, entonces él podría pedir disculpas y eso conllevaba a risas, abrazos, besos, caricias y gemidos. Sheldon sonrió pensando en que haría mucho más que sólo desordenar su cama; después de todo, cuanto más enojada estuviera Amy, más oportunidades había de tener sexo de reconciliación.
***
- ¿Cómo está Rajesh? ¿Está mejor? - Amy tomó asiento en el taburete que se encontraba frente al de Howard, ambos en la pequeña cocina americana del departamento que compartía la chica con Sheldon. - Leonard me llamó diciendo que Rajesh había despertado y que había decidido seguir viviendo contigo.
- Yo... no lo sé. - Howard negó con la cabeza mientras le daba otro sorbo a la cerveza que Sheldon le había dado hace un rato. - Apenas llegamos a mi casa le dije que saldría y vine aquí. Así que no lo sé.
- Howard...
- ¿Y si no recuerda nunca, Amy? - La voz de Howard titubeó un poco, había notorio dolor. - Nadie me asegura que él se volverá a fijar en mí.
- Eres el que mejor lo conoce, Howard. Estoy segura de que ese chico se derretirá por ti, te recuerde o no.
- No lo sé... yo no sé cómo hacer esto, no sé cómo acercarme a una persona que amo y que me desconoce totalmente. - Howard negó con la cabeza, su mirada perdida en el mesón de concreto.
- ¿Quién lo diría? - Amy rió, llamando su atención. - Rajesh siempre se movió alrededor de ti desde la primera vez que se conocieron, se apegaba tanto a ti que terminaste enamorado. Nunca te esforzaste en tus sentimientos, Rajesh siempre fue el que te buscó y dio todo para ti. ¿Quién diría que Howard Wolowitz tendría que jugársela por amor?
- Cállate.
- Lo que trato de decir es que así como él se la jugó por ti, tú deberías hacer lo mismo ahora. Lo conoces como la palma de tu mano, conoces todo de él, así que sabes qué puntos hay que tocar más que otros.
- ¿Y si no resulta? - Howard hizo un mohín. - A veces creo que lo mejor es dejarlo tranquilo. - Amy rodó los ojos. Sabía lo pesimista que era, así que intentar convencer a Howard de que todo saldría color de rosas era casi imposible.
- Podrá haber perdido la memoria, pero estoy segura de que no perdió sus sentimientos. Howard, nadie la tiene fácil cuando se habla de amor. Piensa en Leonard y Penny, ¿cuántas veces viste a Leonard borracho por culpa de los temores de Penny por estar en una relación seria? O todas las veces que Leonard lloró porque Penny la había jodido. Incluso Sheldon... - Amy miró para todos lados antes de acercarse más al ojiazul para susurrar muy por lo bajo. - Sheldon era homosexual, sabes lo jodido que fue todo cuando comenzamos a tener algo.