*Narra Kath*
Desperté en el suelo gracias al glorioso golpe que me di al caerme de la cama. Y la tarea de levantarme no fue tan fácil a causa del montón de cobijas que tenia enredadas.
Todo fue causado por un sueño, bueno mas bien un recuerdo.
El recuerdo en forma de sueño regreso a mi hace aproximadamente dos semanas, justo una semana después de que mi tío paterno el señor Stefano Moonlight Lowell, partió junto con su esposa a Greenville, por asuntos relacionados con la empresa familiar llamada Industrias Moonlight. Esta es una compañía de construcción, la cual es una de las más reconocidas en todo Estados Unidos, por lo que tienen mucha demanda en cuanto a trabajo. Algo que también implica que tienen que salir en un sinfín de viajes y juntas de negocios lo cual a mí no me desagrada para nada, es más, por mi mejor, pues para mí son dos personas menos a las cuales aguantar. Lo único que desearía en realidad es que se llevaran también a Ariday Moonlight Dagger que es su insufrible hija, y si, también mi prima.
Mi tío Stefano y su esposa, la distinguida señora Caroline Dagger Lein, nos trajeron a vivir a su casa después de la muerte de mis padres, puesto que no hubiéramos sobrevivido ni un día solos en nuestra antigua casa, pues éramos solo cuatro niños de no más de doce años los cuales habían quedado huérfanos según las autoridades del MEU — que es el Magiésterio Estadunidense —, por un asalto a mano armada. Pero algo que nunca me han perdonado mis tíos, y mis hermanos al parecer, era que yo si hubiera quedado con vida y mis padres no.
Regresando a la realidad me acabo de dar cuenta que sigo tirada en el piso envuelta entre mis cobijas. A veces me pregunto cómo es que sigo en este mundo si soy tan distraída. Dirijo la mirada hacia el reloj que esta colgado en mi habitación, y marca las 6:30 de la mañana, así que aproximadamente tengo 1 hora para bañarme, cambiarme, y desayunar.... Pues hoy es mi primer día en el colegio.
Volteo para ver a Fier y aún sigue durmiendo. Yo también desperté tarde pero el suele ser mucho más madrugador. Sobre como adquirí a Fier solo lograba recordar que el día de la muerte de mis padres, después de que todo se volvió oscuro en mi mente, desperté en la camilla de un hospital y él estaba a lado, escondido entre las sabanas. No sé qué es lo que sea pues ningún otro mago o bruja que yo conozca los tiene, al parecer ni siquiera se sabe de su existencia puesto que no hay nada relacionado a ellos en los pocos libros de magia o de animales fantásticos que he leído.
En cuanto a su apariencia, es una pequeña criatura flotante que si alguien la viera recostada en la cama pensaría que es un pequeño muñeco de peluche. Tiene similitud con un ave Fénix — digo similitud porque no son exactamente iguales—. Pero eso no fue lo único nuevo en mí, pues también ya tenía como por obra de magia, valga la redundancia, la habilidad de hacer conjuros y encantamientos, en otras palabras, ya era una bruja. Un tanto descontrolada, pero ya lo era.
Esto desde siempre me dejo más interrogantes que respuestas. Y todo puede ser muy difícil de entender, para mi lo fue, pero en algún punto todo se ira aclarando, ya lo verán.
Aun así, a pesar de tener ya magia nunca se lo he dicho a nadie, porque por alguna razón, siempre había querido recibir un poco de cariño por lo que era. No comprendí esa necesidad, hasta que recordé lo que paso ese día, las palabras de aquel chico inconscientemente tal vez, pero habían quedado muy grabadas en mi. Aunque claramente nunca me habían mostrado ese afecto, y que me culparan de la muerte de mis padres hacia cada vez mas lejano ese anhelo, pues ellos me iban a buscar a mi, cuando fuimos atacados. El único de ellos del que puedo decir que al menos se preocupa más o menos de mi es Christopher, todo lo contrario a su mellizo Allen quien junto a Ariday se encargan de hacer mi vida miserable casi todos los días. Y Ralph, simplemente me ignora, bueno en realidad creo que ignora todos los problemas de su alrededor.
Nuevamente vuelvo a la realidad volteando a ver a Fier que aun sigue durmiendo, yo igual quisiera quedarme dormida plácidamente, pero bueno. Por un momento se me ocurrió la idea de despertarlo para hacerlo enojar, pero como tengo prisa ni me inmutare en hacerlo por ahora. Me dirijo al baño decidida a bañarme rápidamente, y en cuanto abro la llave sale el agua helada a la cual ya estoy acostumbrada, pues Allen suele cortarme el agua caliente muy seguido.
Viéndolo por otro lado el agua fría hace que me bañe más rápido, y eso es algo que necesito ahora.
Después de terminar de bañarme, salgo del baño y observo el reloj nuevamente.
— ¡QUEEEEEEEEEEEE! —grité inconscientemente muy alto. Despertando al pobre Fier de un susto que lo hizo escupir fuego, causando que su pequeña cama empezara a incendiarse.
— ¡No puede ser, ya son 7:15! —escucho gritar a Ralph. Quien tal parece también desperté con mi grito. Pues él y yo somos los únicos que tenemos nuestras habitaciones en el tercer piso.
—Qué te pasa.... ¡Ayúdame a apagar esto! —Fier habló algo fuerte. Por lo cual deduzco que está muy alterado, bueno quien no estaría alterado cuando se esta incendiando su cama, de hecho yo ya estaría casi saltando por la ventana.
—Ahorita no puedo, tengo que cambiarme —le dije. Mientras me vestía con rapidez con lo que había preparado anoche.
—Ya terminaste, ahora ayúdame, o aviento esta cosa en tu cama para que también se queme — respondió muy seguro. Así que como la persona responsable que soy, abrí la ventana y aventé su pequeña cama por ella—. ¿¡Que te pasa!?
—Ya no tenia remedio, a menos que quieras que nos auto-lincháramos aquí.
—No gracias. La quema de brujas no es lo mio —torne los ojos por lo que había dicho, y sonreí mientras negaba con la cabeza.
—Bueno ahora si vámonos, que quiero desayunar. Y supongo que mi queridísima prima ya me lo preparo tan amablemente — Ironice.