Las miradas curiosas de todos en la mesa, estaban sobre mí. Las sentía, incluso sin verlos. Esa sensación de tener todas las miradas sobre uno, es algo tan incomodo, o al menos para mí que siempre había preferido poder ser una chica normal, con amigos y que pueda hacer con su vida lo que quiera, sin que todos tuvieran que estar observando cada uno de mis movimientos. Digo quisiera porque claramente no lo estaba logrando.
No podía ni siquiera llevarme la cuchara a la boca, aunque creo que ya lo repetí demasiado esto, pero es muy incómodo, me hacia recordar cosas de mi otra escuela que preferiría olvidar. Y se preguntaran, que hiciste para atraer toda la atención y murmureos hacia ti. Pues digamos que, así como a la pobre chica que después descubrí se llamaba Jude, y al chico que se sentó, llamado Terry, también llego mi turno para que Miss Graham me rebajara delante de todos. Al momento de pasar la lista de asistencia.
Un cabezazo me hizo darme cuenta lo mucho que me estaba aburriendo la clase, ya casi llegaban a mi nombre en el pase de lista. Lo cual es algo que me aterraba, sabrían quién soy, con solo escuchar mis apellidos. Aunque tal vez haya más familias con ese apellido. A quien quería engañar todos conocen ese apellido, es muy raro.
Ya me estaba acostumbrando a lo relajante que era estar tan normal en el salón, sin atraer miradas de pena o de curiosidad, solo existías y ya.
—Reya Mendeléiev Styles —pronuncio la maestra. A lo que una chica morena, de pelo alborotado, se levantó para el pase de asistencia.
—Presente.
La maestra ni siquiera la miro, no miro a ninguno de hecho. A excepción de unos alumnos a los que observo con adoración, parecían ser de buenas familias también, tal vez esa sea la razón. Pero el siguiente nombre en la lista, le hizo sacar la sonrisa más ladina y aterradora que haya visto.
Levanto al fin la mirada. Y me hizo tragar tanta saliva que casi me ahogaba.
—La menor de los Moonlight está entre nosotros —la expresión en su cara me causaba pánico, sé que sabía mi ¨situación¨, y no creo que se detuviera en dar su opinión—. Kathrina Moonlight D'Angelo.
Volteo a ver a Hailyn, y ella solo me da una mirada reconfortante mientras me indica que me levante. Recorro el salón con la mirada antes de hacerlo, y todos se ven entre todos esperando a ver quién se levanta.
Arrugo mis puños para darme fuerza, y me despido de la tranquilidad.
Me levante con las miradas de todos los presentes puestas en mí, sentía como si fuera un preso que va a su condena de muerte. Tal vez estaba exagerando, pero sé que no seguía nada bueno.
—Presente —trato que mi voz no tiemble demasiado, pero creo que estaba fracasando en eso también.
—Pequeña. No creí verte por acá algún día, considerando, bueno, tu situación —sabia a dónde iba con esto. ¿Porque tendría que empezar a si mi primer año?—. Yo creo que la directora Flittzger debería haber pensado mejor, y darle tu lugar a otro alumno que si aprovechara las clases —como la cobarde que soy agache la cabeza. Porque tenía razón, ni yo sabia que hacia aquí.
—Y yo creo que usted, debería pensar en dedicarse a dar sus clases, y no meterse en la vida de sus alumnos —me defiende Hailyn. Admire la valentía de esta chica, y le agradecí internamente.
No parecía muy contenta de que uno de sus alumnos le haya respondido, se notó perfectamente en su semblante.
—¿QUIEN DIJO ESO? —pregunto, alterada.
—Yo, Miss Graham —contesto Hailyn, levantándose decididamente.
—Veo que te gusta defender a los indefensos —le respondió altanera—. Tienes un reporte, y por si no lo sabes al tercero estas expulsada. Así que mejor cuídate.
—Como usted diga —responde tan despreocupadamente que me sorprende.
Tratando de recuperar su compostura, la maestra vuelve a hablar.
—Bueno pues, bienvenida cielo. Espero y tengas suerte —dice la maestra mirándome fijamente.
Me senté, y le agradecí de todas las maneras existentes a Hailyn. Ella solo me respondió que no era nada.
Volviendo de nuevo al comedor. Mi amiga, pareció notar mi incomodidad, pues decidió sacar un tema de conversación.
—Te tendrás que acostumbrar a las miradas algún día, sabes.
Bueno no es lo que esperaba, pero sé que tenía razón. Aun así, es difícil. No te puedes acostumbrar a ellas, cuando lo que quieres es pasar desapercibida. Una palabra que parece que mi destino no conoce, por lo visto.
—Lo sé, pero es muy difícil para algunas personas. Entre ellas yo —dije en un suspiro.
—Puede ser, que lo sea —pareció pensar que más decir. Mientras se metía otra cucharada de caldo en la boca—. Podrías fingir que solo existes tú. También caminar, comer, y actuar, como si todos los demás fueran invisibles.
No pude evitar reír por lo bajo, en serio que esta chica no es muy buena dando consejos. Bueno yo tampoco, pero, no estamos hablando de mí.
—Crees que sea fácil —le pregunto incrédula.
—Claramente no será fácil —habla tan cerca de nosotras, una voz que reconozco como la de Miles. Este chico siempre aparecía en los momentos más inesperados.
Hailyn casi se atraganto del susto con el jugo que se estaba tomando en esos momentos, sinceramente fue muy difícil no reírme. Más cuando vi que ella tomo una cuchara, y se la lanzó a Miles tan rápido que a este no le dio tiempo de reaccionar, haciendo que la cuchara si impactará en su frente. Hailyn tiene buenos reflejos hay que admitir.
—¡Estas loca!, ¡eres una salvaje! —le reclama Miles, sobándose su frente. Que se encontraba roja por el golpe.