Memories: Verdades Ocultas

15.- SOMBRAS CONFUSAS

Había sacado hace un rato a Mish de su jaula, pues no paraba de maullar. Íbamos entrando a Vanely, y debo admitir que sentí las mismas emociones al ver el letrero de bienvenida, que la primera vez.

Estábamos a punto de llegar a la dirección que me había dado Hailyn, se encontraba en un punto céntrico después de unas cuantas desviaciones más allá de la calle principal. El permiso con mi tía debo admitir que costo más de lo que imaginaba, pero al final termino cediendo.

Estuvimos hablando gran parte del camino con Damián, y le tuve que contar todo acerca de mi encuentro con los hombres lobo. Claro sin mencionar las dos criaturas encapuchadas.

—Hemos llegado señorita —se detuvo enfrente de una casa de dos pisos, que tenía un enorme y hermoso jardín delantero. Me abrió la puerta del coche, y como ya se estaba haciendo costumbre me tendió su mano para ayudarme a salir—. Permítame su jaula para ayudarle a meter a su gatita —entre ambos la metimos dentro y me ayudo con la mochila en la que traía mi ropa.

Había una enorme cerca de color blanco rodeando la casa, entramos por una puerta de madera y nos adentramos al jardín. Había un sinfín de plantas muy hermosas y exóticas, que se extendían por todo el patio. La casa era de un color marfil muy hermoso, tenía una estructura modesta y rustica, pero se veía perfecta así. Las ventanas y las puertas tenían unos vidrios en los cuales te reflejabas como si fueran espejos, en ellos nos vi a ambos caminando hacia la puerta principal. El era mucho más alto que yo y el traje negro que traía lo hacía aparentar unos veintisiete años, aunque en realidad tenía veintiuno.

— ¡HAYLIN ORDENA TODO, YA VA A LLEGAR TU AMIGA! —el grito de la mamá de Hailyn, me hizo detener mi dedo antes de llegar al timbre. Voltee a ver a Damián, y él me miraba con la misma expresión de sorpresa que yo. Pasando un enorme trago de saliva, me anime a aplanar el interruptor haciendo que empezara a sonar un tono muy peculiar—. Hola, buenos días cielo —me saludo la señora Crown, al momento de abrir la puerta—. Es un gusto tenerte por acá —dijo dulcemente, mientras nos saludábamos con un beso en la mejilla.

—Gracias por permitir que me quedara este fin de semana —le agradecí, mientras le daba la canasta que le mando mi tía.

—No te hubieras molestado, es un placer —hasta ese momento pareció notar a mi acompañante, pues lo examino detalladamente. Fue divertido verlo nervioso—. Pasen, Hailyn ya los estaba esperando.

—No gracias señora, yo solo venía a dejarla. Soy su chofer —dijo nervioso, moviéndose en su lugar incómodamente.

— ¿Estás seguro que no quieres una taza de café jovencito? —le ofreció amablemente la mamá de Hailyn.

—No enserio, gracias señora —ella solo asintió amablemente, y me recibió la jaula para después adelantarse a su sala.

—Gracias por traerme, Damián —le dije recibiéndole mi mochila. Voltee a ver si ya no había nadie cerca, para poder decirle lo que quería decirle—. No tenías que ponerte tan nervioso —me burle en un susurro, haciendo que él se ponga un poco rojo.

—Es que da miedo esa señora —me dice en tono nervioso.

—Lo sé —palmeo un poco su espalda, y entro a la casa—. Nos vemos el lunes en la tarde.

—Nos vemos, señorita —se despidió dándose media vuelta, y marchándose hacia el coche.

Cuando vi que arranco, cerré la puerta despacio. Di media vuelta, y me encontré con una casa con un decorado algo antiguo. Fui caminando por el pequeño pasillo que conducía a la sala, admirando con la boca abierta todos los detalles que había por aquí, que en su mayoría eran tallados en madera.

Llegue a la sala, donde había unos sillones color blanco y una chimenea muy rustica, pero que se veía completamente hermosa. Había un sinfín de retratos familiares colgados en las paredes. Admiré todo tan detalladamente, que no me di cuenta que estaba Hailyn ahí barriendo hasta que me hablo.

—Kath, que bueno que ya llegaste —se acercó a mí, con la escoba en sus manos—. El día de hoy mi madre puso demasiada atención en la limpieza.

—Si eso es lo que veo —comenté conteniendo mi risa al ver su cara de fastidio—. Quise venirme lo más temprano que pude, para poder disfrutar del día — nos abrazamos, mientras ella me hacia una señal para que me callara ante lo que iba a hacer.

Dejó la escoba parada, y le lanzo un encantamiento que la hizo brillar de un color rosa. Esta empezó a barrer por sí sola de manera muy divertida. Pues parecía que estaba danzando, de una manera muy extraña.

— ¡HAYLIN, TE DIJE QUE NO USARAS MAGIA! —eso nos exalto a ambas, he hizo que la escoba callera al suelo. No sé cómo supo su mamá si estaba en la cocina, supongo que es un sexto sentido de mamás —. Kath, cielo. Ven a desayunar — me llamo dulcemente.

—Ve corre, no le gusta que la hagan esperar —me empujó hacia la cocina lentamente. Solo volteé a mirarla con suplica antes de entrar—. No te preocupes, le caes bien.

Me asome a la cocina y ella se encontraba de espaldas. El desayuno ya estaba servido en la mesa redonda que se encontraba en el centro del lugar. Jale despacio la silla para llamar su atención. Ella volteo, y me sonrió.

—Espero y te guste —me dijo acercando un vaso de jugo de naranja, y poniéndolo enfrente de mi plato.

—Si, gracias señora —le agradecí tomando el tenedor, y clavándolo en mi panque—. ¿Como se encuentra el señor Crown?, ¿y Jazzlyn? —le pregunte amablemente.

—Se encuentran bien. Mi esposo fue a trabajar, ya vez que trabajamos en el Magiésterio solo que hoy yo me tome un descanso —me respondió mientras se sirvia un vaso de jugo también, para sentarse junto a mí en la mesa—. Y Jazzlyn fue a ver a sus primos.

— ¿Tienen más familia por aquí? —dije pasándome un trago de jugo.

—Sí, llegaron este año. Deja te los muestro —se levantó de la mesa para dirigirse a la sala—. Ahorita regreso, estás en tu casa.



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En el texto hay: magia, suspenso, misterio y romance

Editado: 07.07.2023

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